René Descartes: El Método Cartesiano y el Dualismo Antropológico

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Contexto Filosófico

La Edad Media (s. XI-XXI) dio paso al Renacimiento y a la aparición de la nueva ciencia. Diversos descubrimientos fueron poniendo de manifiesto que el modelo de pensamiento anterior, basado en la fe, ya no era útil. Aparecen novedades en el campo de la astronomía, como el heliocentrismo de Copérnico y las formas elípticas de las órbitas de Kepler. La invención del telescopio por Galileo provocó un enfrentamiento entre la ciencia naciente y la religión. Los hallazgos y descubrimientos se realizaban de forma esporádica y sin un orden. La necesidad de encontrar un método que sirva para sumar y dar sistematicidad a todos los saberes se convierte en una tarea urgente y necesaria. Aparecen dos posturas: la de aquellos que, como Bacon y Galileo, defienden la experiencia como criterio último para garantizar la verdad, creando el método científico; y, por otro lado, autores como Descartes, Pascal o Leibniz, que sitúan a la razón y a la matemática como base del nuevo método. La pretensión era extender el rigor y la exactitud de las matemáticas al resto de saberes.

René Descartes (1596-1650)

Pensador francés, fundador del racionalismo moderno. Destacó en matemáticas y elaboró algún tratado de física. Sus obras importantes son: Discurso del método; Meditaciones metafísicas; Reglas para la dirección del espíritu.

Hizo un repaso a todos sus saberes, tratando de buscar cualquier duda que pudiera aparecer sobre ellos. Esa duda le llevaría a afirmar el cogito o conciencia como primera verdad inquestionada. En 1649 se desplazó a Estocolmo a la corte de la reina Cristina de Suecia. Allí fallece. Sus aportaciones marcan el inicio de una nueva época: el conocimiento pasará a ser el objeto de estudio filosófico principal.

El Método Cartesiano: Las Reglas del Método y la Superación del Escepticismo

Descartes (1596-1650), fundador del racionalismo, enfatiza el poder de la razón para llegar a la verdad.

Rechazos Fundamentales:

  1. La existencia de ilusiones ópticas: si la experiencia hay momentos que me engaña, puede haber otros momentos cuando yo no soy consciente.
  2. Alusión a los sueños.
  3. Argumento del genio maligno: no podemos asegurar que no exista un ser superior con el poder de introducir ideas falsas en mi conciencia.

La certeza la alcanzamos mediante la razón, habiendo puesto en duda la realidad material. Lo único cierto es que existo como pensamiento. Descartes encontrará la primera verdad que supera toda duda: la existencia del pensamiento. La duda, como parte esencial del método, tiene como fin superar el escepticismo, según el cual es imposible alcanzar verdades absolutas. Descartes encuentra esta primera verdad y se pregunta sobre los pasos que ha seguido para formular una serie de reglas.

Las Cuatro Reglas:

  1. Evidencia: Se caracteriza por la claridad y la distinción.
  2. Análisis: Analizar consiste en descomponer las partes y aspectos que implica la afirmación para comprobar que cada una es evidente.
  3. Síntesis: Paso contrario al anterior. Debemos de nuevo agrupar lo analizado para comprobar que la afirmación es sólida.
  4. Enumeración y revisión: Ordenar y relacionar las diferentes afirmaciones.

Descartes considera que las reglas de este método pueden servir para aplicarse a todos los saberes y ciencias.

La Aplicación del Método a la Metafísica: Las Tres Sustancias y su Relación

Descartes (1596-1650) considera que la metafísica es la base de la filosofía, haciendo uso de la razón. Serán el fundamento último de la realidad y culmen de la verdad. Se centrará en el concepto metafísico de sustancia, concepto aristotélico heredado a través de la escolástica. La sustancia es todo aquello que no necesita de otra cosa para existir. Se da una sustancia: Dios, por ser perfecto y autosuficiente. No obstante, distingue:

  1. La sustancia pensante (res cogitans).
  2. La sustancia divina o infinita (res infinita).
  3. La sustancia corpórea (res extensa).

Demostración:

  1. Sustancia pensante: Trata de buscar una verdad primera y considera que los sentidos no son una fuente segura de conocimiento. Llega a la conclusión de que la única certeza es que es un ser que piensa, una cosa pensante. Dudar es pensar. "Pienso, luego existo". Afirma que, como es innegable que pienso, soy algo pensante.
  2. Sustancia divina: Descartes dice: si soy capaz de pensar en un ser perfecto, dicha idea de perfección, por ser algo perfecto como tal, no la he podido crear yo, ya que yo soy un ser imperfecto. Así que alguien la ha tenido que poner en mí: Dios. Solo lo perfecto puede crear cosas perfectas.
  3. Sustancia corpórea: Al demostrar un ser perfecto, ese ser perfecto lo será en bondad, ya que lo bueno es más perfecto que lo malo. Ese ser perfecto también en bondad no permitirá que yo viva bajo el engaño de un genio maligno o un mundo de apariencias. Dios garantiza la existencia del mundo material.

La sustancia infinita, por ser perfecta y eterna, es la única que es plenamente autosuficiente, la creadora de las otras. El alma o cogito es inmortal, pues no está hecho de materia.

El Dualismo Antropológico Cartesiano: La Relación Pensamiento-Extensión

Descartes (1596-1650) asume el dualismo antropológico presente. Diferencia en el ser humano dos partes heterogéneas o distintas: cuerpo y alma. El cuerpo es la parte material y está regido por principios físicos mecanicistas; es decir, por leyes invariables que no dependen de ningún agente o causa externa. El alma, parte esencial del ser humano, al no estar constituida por materia, sino por pensamiento, no se degrada y puede existir sin el cuerpo. El alma es inmortal.

La existencia del alma o cogito es más evidente que la del cuerpo. Solo demostrando a Dios podemos estar seguros de que existe la materia o mundo externo a nuestra conciencia; y el cuerpo es algo material. El ser humano es sustancia pensante y sustancia extensa. Descartes consideraba que ambas sustancias, aun siendo de naturaleza distinta, están comunicadas por la glándula pineal. Hoy en día sigue siendo un tema abierto a la discusión desde dónde y cómo se transforman los pensamientos en acciones mecánicas corporales y viceversa. El cuerpo humano afecta al alma. Como sustancia pensante, el alma es libre y en condiciones de controlar las pasiones. La libertad, para Descartes, consiste en conducir racionalmente la voluntad.

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