Renacimiento y Barroco: Transformaciones Culturales y Literarias en Europa
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El despertar de la Edad Moderna: Italia y el Renacimiento
A partir del siglo XIV, las ciudades-estado italianas como Florencia, Milán y Venecia ganaron autonomía, lo que favoreció el desarrollo del Renacimiento. Las rutas comerciales y el auge de la banca permitieron el florecimiento de las artes y la cultura.
Francia (Siglos XVI-XVII)
En el siglo XVI, Francia estuvo gobernada por los Borbones. Luis XIII centralizó el poder con Richelieu y Luis XIV consolidó el absolutismo. Las guerras religiosas entre católicos y protestantes continuaron hasta 1598.
Inglaterra Isabelina
El reinado de Isabel I (1558-1603) consolidó la hegemonía marítima inglesa y la Iglesia anglicana. Tras su muerte, la dinastía Tudor desapareció, y los Estuardo asumieron el trono.
El Renacimiento y el Humanismo
El Renacimiento surge en Italia en el siglo XIV y se extiende durante el siglo XVI, marcando cambios profundos en varios ámbitos.
- Política: Se produce el declive del feudalismo y el fortalecimiento del poder real con monarquías autoritarias.
- Sociedad: Crecen las ciudades y se consolida la burguesía como clase influyente.
- Ciencia: Destacan avances de figuras como Miguel Servet, Copérnico y Galileo.
- Religión: Aparecen movimientos reformadores que cuestionan la tradición.
- Educación: Evoluciona con la invención de la imprenta y el desarrollo de los studia humanitatis, que reemplazan el sistema medieval.
- Arte: Predomina una estética basada en el Neoplatonismo, que ve la belleza terrenal como un reflejo de la divina.
El Humanismo, movimiento cultural del Renacimiento, nace en Italia en el siglo XV y se extiende por Europa. Rechaza el teocentrismo (doctrina que sitúa a Dios y los asuntos religiosos como el único sentido de la existencia) y exalta el antropocentrismo (visión que coloca al ser humano como el centro del universo y medida de todas las cosas). Los humanistas se dedican a recuperar textos clásicos, fomentan el aprendizaje del latín y griego, y dignifican las lenguas vulgares. La imprenta, inventada en el siglo XV, es clave en esta tarea. Entre sus figuras principales destacan Francesco Petrarca en Italia, Tomás Moro en Inglaterra, y Juan Luis Vives en España.
El Renacimiento es un período decisivo en la historia, que destaca por el auge del individuo y sus capacidades. En arte, se inspira en el Neoplatonismo, que considera que la belleza terrenal refleja la divina.
Predominan características como el equilibrio, la armonía, el orden, la claridad y la idealización. Además, no solo se amplían las fronteras del conocimiento intelectual con avances en ciencia, cultura y educación, sino que también se expanden las fronteras geográficas del mundo conocido, marcando un cambio profundo en la visión del mundo y la humanidad.
La Literatura Italiana en el Siglo XII y el Dolce Stil Novo
En la primera mitad del siglo XII, la literatura italiana se caracteriza por la poesía religiosa de San Francisco de Asís, la influencia de la tradición provenzal-trovadoresca, centrada en el amor cortés del sistema feudal, y la escuela siciliana, que, aunque comparte esta temática, introduce innovaciones formales como el verso endecasílabo combinado con el heptasílabo y la creación del soneto. En la segunda mitad del siglo XII, surge una nueva corriente en Bolonia y Florencia: el dolce stil novo. Representado por poetas como Guido Guinizzelli, Guido Cavalcanti y Dante Alighieri, destaca por proclamar la nobleza de corazón (cor gentil), asociada al mérito personal en contraste con la nobleza heredada. Este estilo exalta la donna angelicata, creada por Guinizzelli y perfeccionada por Dante, una figura que simboliza la perfección espiritual y cuyo amor eleva el alma del enamorado hacia el cielo. La belleza de esta mujer, reflejo de su pureza interior, se presenta como modelo de perfección ideal.
Dante Alighieri y La Divina Comedia
Dante Alighieri, nacido en Florencia en 1265, se dedicó con pasión a la poesía, inspirado por Beatriz (Bice di Folco Portinari), su amor platónico desde la infancia. La muerte de Beatriz marcó profundamente al poeta y dio lugar a su obra Vita nuova, donde relata su historia de amor y la transformación espiritual que esta le provocó.
Dante también participó en la política como miembro de los güelfos blancos. Ocupó diversos cargos hasta que, tras un cambio de poder a favor de los güelfos negros en su ausencia, fue exiliado en 1302. Durante este período, escribió su obra más importante, La Divina Comedia, que lo ocupó entre 1306 y 1321, año de su muerte. La Vita nuova combina poemas y prosa en 42 capítulos, narrando en primera persona la experiencia de amor y cambio espiritual del poeta al conocer a Beatriz. La Divina Comedia relata el viaje de Dante a través del Infierno, el Purgatorio y el Paraíso, guiado primero por Virgilio, símbolo de la razón, y luego por Beatriz, representación de la fe y la redención.
Mediante los personajes que encuentra, Dante reflexiona sobre la historia de la humanidad y critica la situación política, social y religiosa de su tiempo desde la perspectiva del humanismo cristiano. La obra La Divina Comedia está estructurada en tres partes: Infierno, Purgatorio y Paraíso, cada una compuesta por 33 cantos. Estos están escritos en tercetos encadenados con versos endecasílabos, reflejando la importancia del número tres como símbolo de la Santísima Trinidad.
La Divina Comedia describe tres reinos: el Infierno, un inmenso anfiteatro con nueve círculos concéntricos donde los pecadores son castigados y Dante desciende acompañado por Virgilio; el Purgatorio, una montaña con siete cornisas en las que los pecadores arrepentidos expían sus culpas, culminando en una planicie que da acceso al Paraíso; y el Paraíso, habitado por los bienaventurados que disfrutan de la presencia divina. En este último, Dante se encuentra con Beatriz, quien lo guía hacia Dios, ubicado en el centro del Paraíso, rodeado de coros de ángeles. La obra culmina con el poeta contemplando la luz divina que desborda su pensamiento. Desde el punto de vista formal, afianza el uso del endecasílabo, crea los tercetos encadenados y convierte el toscano en una lengua literaria clásica. En contenido, combina elementos cristianos y paganos, incluyendo figuras de la tradición grecolatina (Ulises, Aquiles, Dido), la mitología (Caronte, el Minotauro) y la historia (Cleopatra, Carlomagno). También aparecen contemporáneos de Dante y grandes acontecimientos de la humanidad, creando una obra de profunda vocación teológica y cultural.
Francesco Petrarca y el Canzoniere
Francesco Petrarca nació en 1304 en Arezzo y se trasladó a Aviñón a los ocho años. En 1327 conoció a Laura, su musa, a quien dedicó la mayoría de su poesía. La dama falleció en 1348 debido a la peste. Fue coronado poeta excelso en 1341 por el Senado romano. A lo largo de su vida, recuperó y divulgó los clásicos latinos y escribió en italiano el Canzoniere, su obra más importante. Este consta de 366 composiciones, principalmente sonetos, que se dividen en dos partes: in vita (celebra a Laura) y in morte (lamenta su pérdida). El tema central es la lucha entre el amor espiritual y carnal, y el sufrimiento del amor no correspondido. Su estilo se caracteriza por antítesis, paradojas y metáforas, y Laura es idealizada como la donna angelicata. Petrarca también usó tópicos latinos como descriptio puellae, locus amoenus, carpe diem y tempus fugit. Además, escribió Los triunfos, un poema alegórico en tercetos encadenados, que sigue la influencia de La Divina Comedia de Dante y aborda temas como el amor, la muerte, el tiempo y la eternidad.
Giovanni Boccaccio y El Decamerón
Giovanni Boccaccio nació en 1313 en Florencia, en una familia de ricos mercaderes. Tras un breve paso por el comercio y el derecho canónico, se dedicó a la literatura, su verdadera vocación. Vivió en Nápoles, donde se enamoró de una dama napolitana, posible inspiración del personaje Fiammetta. Tras regresar a Florencia, combinó su carrera literaria con cargos diplomáticos y mantuvo una estrecha amistad con Petrarca. Su obra más importante es El Decamerón (1349-1351), que relata cómo diez jóvenes, huyendo de la peste de 1348 en Florencia, se refugian en una villa y cuentan cien historias en diez días. Cada jornada está dirigida por un joven, quien establece el tema de las narraciones. Los relatos exploran diversos temas, muchos de ellos provenientes de la tradición literaria europea y oriental, y presentan personajes que, con ingenio, superan dificultades, reflejando una visión más gozosa y placentera de la vida en contraste con la moral medieval. Boccaccio murió en 1375 en Certaldo, tras una vida dedicada a la meditación religiosa.
El Teatro Francés: Del Siglo XVI al Clasicismo
En el siglo XVI, el teatro francés mantenía una clara división entre tragedia, escrita en verso, y comedia, que podía ser en verso o prosa. Los géneros medievales aún estaban presentes, pero las representaciones de los comediantes italianos ganaron popularidad.
En el siglo XVII, el teatro francés pasó al Barroco, con la ruptura de las unidades de tiempo, lugar y acción, y la mezcla de lo trágico y lo cómico. Autores como Paul Scarron y Philippe Quinault destacaron en este estilo. A partir de la segunda mitad del siglo XVII, hubo una reacción contra el Barroco, con un regreso a las normas clásicas aristotélicas y un énfasis en la razón. Este cambio dio paso al Clasicismo, considerado la época dorada del teatro francés, con dramaturgos como Pierre Corneille, Jean Racine y Molière. El teatro clásico se caracterizó por la división de personajes (nobles para la tragedia y plebeyos para la comedia), la imposición de las tres unidades (tiempo, lugar y acción), la división en cinco actos y la exclusión de excesos como escenas violentas o escenografía compleja.
Molière y sus Comedias
Molière (1622-1673), el mayor comediógrafo francés, renunció a una vida acomodada para dedicarse al teatro. Fundó su propia compañía y escribió obras que criticaban a la burguesía y la aristocracia. Sus comedias más importantes son:
- Tartufo (1664): Sátira contra la hipocresía religiosa, con un farsante que engaña a un hombre rico y beato.
- Don Juan (1665): Adaptación del seductor sin escrúpulos creado por Tirso de Molina, que desafía las leyes humanas y divinas.
- El misántropo (1666): Crítica a la frivolidad social a través de Alcestes, un hombre íntegro llevado al extremo.
- El avaro (1668): Inspirada en Plauto, muestra a Harpagón, un hombre obsesionado con su fortuna que arruina la vida de su familia.
- El enfermo imaginario (1673): Ridiculiza la hipocondría, la medicina y los matrimonios de conveniencia, centrándose en el burgués Argán.
Molière utilizaba un lenguaje natural y humor basado en malentendidos y disfraces para criticar defectos humanos como la avaricia o la vanidad. Su versión del mito de Don Juan, reinterpretada en música y literatura, es una de las más influyentes, destacando la ópera Don Giovanni de Mozart.