Relativismo, Ética Griega y Éticas Modernas: Un Recorrido Filosófico
Enviado por Chuletator online y clasificado en Otras lenguas extranjeras
Escrito el en
español con un tamaño de 6,46 KB
El Relativismo
El relativismo considera que no existen verdades objetivas o que, aunque existieran, el ser humano sería incapaz de alcanzarlas. La Verdad (con mayúsculas) no existe, lo único con lo que contamos es con perspectivas o visiones diferentes sobre lo verdadero y lo falso.
Los Sofistas
Destacan Protágoras, Antifonte y Trasímaco.
Antifonte
Si las leyes son meras creaciones humanas sin mayor valor, tampoco existe ninguna moral, pues las leyes no se apoyan en nada y, por tanto, tampoco existe ninguna verdad objetiva.
Trasímaco
Consideraba que, dado que la verdad, la moral y las leyes son algo relativo, debemos respetar tan solo los dictámenes de la naturaleza y estos nos dicen que quien debe tener el poder es el más fuerte.
Protágoras
Era uno de los más conocidos sabios de la época y a nuestros días ha llegado una de sus más famosas sentencias: "El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son, en tanto que son y de las que no son, en tanto que no son.
Aristóteles
Rechaza el intelectualismo moral de Platón y Sócrates y comienza afirmando que toda acción humana se realiza en vistas a un fin, y este fin es el bien que se busca. El fin, por tanto, se identifica con el bien, la felicidad es el bien último al que aspiran todos los humanos por naturaleza (su ética es una ética eudemónica, del griego "eudaimonia" que significa felicidad). La virtud, pues, se identifica con cierta capacidad o excelencia propia de una sustancia o de una actividad.
Tipos de Virtudes
Hay dos tipos de virtudes:
Virtudes Dianoéticas
Son las que perfeccionan nuestra capacidad de conocer. Son virtudes intelectuales, disposiciones o hábitos mediante los cuales se alcanza la verdad. Son superiores porque la actividad de razonar es la más elevada en el humano. Sabiduría, inteligencia, ciencia que proporciona la felicidad perfecta ya que tiene por objeto determinar qué es lo verdadero y lo falso, el bien y el mal (sabe), prudencia, virtud especialmente importante en la ética de Aristóteles; frente a la ciencia.
Virtud Ética
Consistirán en someter nuestra conducta a la práctica de una de las virtudes intelectuales, la prudencia. Aristóteles procederá al análisis de la acción humana, determinando que hay tres aspectos fundamentales que intervienen en ella: la volición (querer), la deliberación y la decisión.
Los Cínicos
Su teoría del conocimiento, su lógica y su física estaban enfocadas hacia la ética. Los cínicos fueron una escuela socrática (discípulos de Sócrates) creada por Diógenes, del que se cuentan grandes anécdotas, que vivía en un barril en medio del centro de Atenas; que cuando el gran conquistador Alejandro Magno se acercó a él y le dijo que le pidiese lo que quisiese, Diógenes le contestó con desprecio: "Quiero que te apartes, que me tapas el sol".
Los Estoicos
Para los estoicos, el ser humano forma parte de un universo harmonioso y necesario. La razón es pues la única que le garantiza al ser humano alcanzar la armonía consigo mismo y con la naturaleza. Los estoicos postulan una ética del deber. El deber es definido como la conformidad de la acción humana con la orden racional. Existe, por lo tanto, para los estoicos dos tipos de acciones: las acciones debidas, las que la razón aconseja realizar, y las acciones indebidas, las que la razón desaconseja llevar a cabo.
Los Epicúreos
Se reunían en un jardín y admitían tanto a mujeres como a extranjeros, algo inusual en la época. Para ellos el conocimiento ético también era el más importante, tanto que a él debían subordinarse la física y la teoría del conocimiento o lógica. Para Epicuro el fin de la vida era la procura de placer, pero no se trataba de un placer inmediato (como el que defienden los hedonistas). La clave del modo de vida epicúreo es gozar, saber, compartir.
El Imperativo Categórico
El imperativo categórico nos explica entonces que debemos actuar por el deber y no por ningún fin; así, si decidimos no robar por miedo a las consecuencias (una condena por robo) no estamos actuando según el deber, no seguimos el imperativo categórico. Por el contrario, si nos negamos a robar porque consideramos que robar está siempre mal, sí seguimos la ética kantiana.
Ética de Hume
Nosotros no llegamos a deducir que una acción es buena o mala después de haber deliberado sobre ella, sino a través de los sentimientos que nos genera. Así, cuando estamos ante una buena acción sentimos agrado y cuando nos encontramos ante una mala acción experimentamos desagrado. Estos sentimientos de agrado y desagrado son universales, es decir, son comunes a todos los seres humanos, porque todos nosotros tenemos una naturaleza común. Por otra parte, Hume expone lo que se conocerá como "la guillotina de Hume". El autor explica que los filósofos confundieron frecuentemente el ser de las cosas (los hechos) con el deber ser (normas morales).
El Utilitarismo
Para el utilitarismo, una acción debe ser considerada correcta en función de las consecuencias que esta tiene, principio de utilidad. Este principio dice que hay que proporcionar el mayor bien posible a la mayor parte de las personas, incluso si esta acción perjudica a algunos. Lo importante para el utilitarismo es la felicidad general.
Ética Discursiva de Habermas
Este diálogo o debate colectivo permitiría, según el filósofo, ampliar la democracia. Este debate tiene que cumplir con unas normas:
- Toda persona (afectada o interesada) tiene que tener derecho a participar en el debate en condiciones de igualdad. Deben, además, tener igualdad de oportunidades y tratarse de manera tolerante y respetuosa.
- Los interlocutores deben tener la capacidad para comunicarse, esto es, han de ser interlocutores válidos.
- Debe haber libertad para hacer propuestas y para argumentarlas o justificarlas.
- Debe respetarse toda crítica que esté justificada.
- No puede haber coacción en el debate.
- El debate debe ser comprensible; ambas partes deben entender de qué se habla.
- Debe existir una pretensión de verdad en los actores del debate. Si tales condiciones se cumplen y se llega a un acuerdo entre todos los interlocutores, nos encontraríamos ante una norma que será universalmente válida (para todos) y deberá, por tanto, ser cumplida por cada uno de ellos.