Las Relaciones entre los Reyes Católicos y Portugal
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Las relaciones entre los Reyes Católicos y Portugal comenzaron siendo muy conflictivas. La muerte de Enrique IV de Castilla abrió una época de guerra civil para aclarar su herencia. En esta guerra, al tema dinástico se unieron otros intereses: banderías nobiliarias, fortalecimiento del poder real contra la nobleza, y la unión de las tres grandes coronas peninsulares en dos.
En 1475 el ejército portugués entró en Plasencia. Todas estas ceremonias e invasiones militares eran la respuesta de Juana a Isabel, autoproclamada reina de Castilla el año anterior al fallecer Enrique IV.
Evidentemente, esta situación había que resolverla de alguna manera y fue mediante una guerra de fuerte carácter internacional en la que intervinieron activamente Castilla, Aragón, Portugal y Francia, distribuyéndose en dos bandos contendientes:
- Apoyando a Juana: Portugal, Francia y parte de la nobleza castellana (Arzobispo de Toledo, la familia Estúñiga, el Marqués de Villena, el marqués de Cádiz y el maestre de la Orden de Calatrava.)
- Apoyando a Isabel: Aragón y parte de la nobleza castellana (familia de Mendoza, la familia Manrique de Lara, el duque de Medina Sidonia, el ex valido Beltrán de la Cueva, la Orden de Santiago y la Orden de Calatrava excepto su maestre).
En los primeros meses de la campaña, los portugueses se apoderan de parte de Extremadura y de Galicia, ocupan Toro y, más tarde Zamora. Cuentan con una invasión francesa por el norte para obligar a los Reyes Católicos a rendirse. La reorganización del ejército castellano y la ayuda de Aragón permiten una contraofensiva de don Fernando por tierras de Burgos y, sobre todo, en Zamora. A principios de 1476, en Toro, las tropas castellanas derrotan a las portuguesas. Alfonso V de Portugal espera restablecer la situación a su favor con la alianza de Francia; pero la renuncia momentánea de Aragón a sus derechos sobre el Rosellón incita a Luis XI, rey de Francia, a retirarse del conflicto. Los reyes de Castilla afianzan su poder, reuniendo Cortes en Madrigal y repartiéndose las tareas: don Fernando es destinado la tierra de Zamora, mientras doña Isabel se dirige a Andalucía. En 1479, don Fernando, rey de Aragón tras la muerte de su padre, derrota a los últimos partidarios de doña Juana en las inmediaciones de Mérida (batalla de Albuera). Así el Tratado de Alcáçobas pone fin a la guerra: doña Isabel y don Fernando quedan reconocidos como reyes de Castilla; Juana la Beltraneja renuncia a sus supuestos derechos y Castilla acepta la expansión portuguesa en África.
Consolidación del poder y expansión
Tras unirse en matrimonio Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, así como la anexión de sus Coronas, los reyes católicos veían la necesidad de consolidar un Estado fuerte que pudiera expandirse fuera de los límites de la Península, a través de la total unificación de los reinos hispánicos.
De este modo actuaron en el reino de Granada, anexionándolo definitivamente a la Corona en 1392, en el reino de Navarra, incorporada por Fernando a la Corona de Castilla (tras la muerte de Isabel), y en el reino de Portugal, anexionado a Castilla mediante una hábil política matrimonial.
Por otra parte, los reyes católicos dedicaron grandes esfuerzos a la política exterior mediante diversas formas:
- Los sistemas de alianzas y la política matrimonial donde los reyes católicos casaban a sus hijas (Juana, Catalina, Isabel y María) con diversos emperadores como el del imperio alemán, o monarcas como los de Inglaterra y Portugal.
- Los enfrentamientos con Francia e Italia, donde la habilidad diplomática de Fernando logró recuperar los territorios de Rosellón y la Cerdaña, y la posterior consolidación del dominio de la Corona de Aragón sobre Nápoles.
- La expansión en el norte de África y el Atlántico donde la intensa actividad de conquistas de los Reyes Católicos les aseguró el dominio de los territorios de Peñón de la Gomera, Orán, Bugía, Trípoli y Melilla y la ocupación definitiva de las Islas Canarias.
Expansión Ultramarina y el reparto del Atlántico
Durante el siglo XV, Portugal y Castilla protagonizaron una gran expansión ultramarina por la costa de África y las islas vecinas. Los avances tanto en cartografía como en útiles de navegación y en construcción de embarcaciones, permitieron surcar el Atlántico. El objetivo de estas navegaciones era la obtención nuevos productos, de esclavos y de las pesquerías que allí se encontraban, además de una nueva ruta para llegar a las Indias, debido a que la tradicional (por el mediterráneo), que permitía el comercio europeo con Extremo oriente, tropezaba con el imperio turco.
La primera vez que Castilla y Portugal se repartieron la influencia sobre el Atlántico fue en 1479 con el Tratado de Alcáçovas-Toledo, el cual suponía el fin de la guerra entre Juana de Castilla, y su tía Isabel I de Castilla, y establecía la exclusividad portuguesa sobre la costa africana y las Islas Azores, y Castilla sobre las Islas Canarias.
El descubrimiento de América había hecho resurgir las tensiones nuevamente con el país luso por el control de las nuevas tierras: los RR.CC. solicitaron al Papa la posesión de los territorios descubiertos, pero el rey de Portugal Juan II, declaró que los territorios hallados por Cristóbal Colón le pertenecían, explicando que sus derechos sobre la costa de África le impulsarían hacia occidente.
Esta resolución no fue tolerada por la corona castellana, ya que consideraba que el Tratado de Alcoçovas no hacía mención sobre las tierras occidentales.
Las disconformidades se solucionaron con el Tratado de Tordesillas (1494), por el cual se trazó una línea divisoria entre las zonas de influencia de cada reino, (370 leguas (5,5 kms) al oeste de las islas de Cabo Verde), que dejó involuntariamente a Brasil, aún inexplorado, para Portugal.
Objetivos de los Reyes Católicos
En definitiva, podemos señalar que los objetivos principales de los reyes católicos, durante este proceso de consolidación de relaciones internacionales, relacionados con el afianzamiento de la Corona de Castilla fueron los siguientes:
- La unión territorial de Castilla.
- La consolidación del poder de la monarquía restando el poder de los nobles.
- La reforma de la administración y la modificación de la estructura del Estado, para lograrlo.
- La expansión territorial ampliando sus posesiones en el Mediterráneo y explorando nuevas rutas atlánticas.
Tras varios momentos de conquista peninsular por parte de Francia, España y Portugal, por fin se dio el cese de las hostilidades con la política matrimonial, el mayor instrumento para afianzar las relaciones entre reinos y expandir territorios. Esta política logró aislar políticamente a Francia e instaurar la influencia española en las principales casas reales europeas.