Los Reinos Cristianos y el Feudalismo en la España Medieval

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Los Reinos Cristianos

A partir de los siglos VIII y IX, se empezaron a configurar en toda la franja norte de la península los distintos reinos cristianos.

Según fue avanzando la Edad Media y se conquistaban territorios de Al-Ándalus, las fronteras de los mismos fueron cambiando.

A grandes rasgos, durante la Alta Edad Media coexistieron el reino asturleonés, el reino de Pamplona (futura Navarra), el condado de Castilla (futuro reino de Castilla), el condado de Aragón (que más tarde pasó a ser reino) y la Marca Hispánica (más tarde, condado de Barcelona, origen de Cataluña).

El Feudalismo en la Península Ibérica

En estos primeros siglos de la Edad Media se empezó a desarrollar el feudalismo.

El feudalismo es un régimen económico, político y social basado en la división del territorio en feudos, unidades territoriales en las que un señor feudal ejercía el poder y administraba justicia sobre sus siervos campesinos, que cultivaban las tierras para él. Cuando el feudo era demasiado grande, el señor lo dividía en feudos más pequeños y dejaba al cargo de cada uno a un vasallo, que le debía fidelidad y ayuda militar.

En la península ibérica se implantó con fuerza este sistema a partir del siglo XI en la Marca Hispánica, y después, en el resto de los territorios.

Origen del Feudalismo

El origen de este régimen se da en la inestabilidad territorial producida desde la caída del Imperio Romano y por el temor a los ataques bárbaros en Europa, que hizo que los reyes se viesen incapaces de proteger sus territorios.

  • Ante la debilidad del poder monárquico, los campesinos buscaron protección en hombres poderosos que la pudiesen garantizar a cambio de sustento.

Muchos campesinos, libres y propietarios de tierras, se convirtieron en siervos a cambio de protección. Bajo el amparo de grandes señores, nobles laicos o eclesiásticos, con capacidad económica suficiente para mantener soldados y proteger el territorio. Esto hizo que la nobleza y el clero se reforzase.

  • Los reyes se vieron obligados a aceptar la situación y reconocerla legalmente mediante los pactos de vasallaje (sellados con un ósculo), que implantaban el feudalismo.

Consecuencias del Feudalismo

Así en el feudalismo, el poder político ya no está solo en manos del rey, sino que lo comparte con los diferentes señores feudales, que son fuertes, a esto se llama fragmentación del poder político.

Además, destaca la ausencia de un poder centralizado y la inexistencia de instituciones comunes como un único ejército o un solo código legal.

La Sociedad Estamental

De este modo, a finales del siglo XIII, la Península Ibérica estaba regida por una enorme red de relaciones feudales, surgiendo una sociedad estamental:

  • En ella, clero y nobleza constituyen los grupos privilegiados, pues no pagan impuestos, tienen gran poder gracias a la posesión de la tierra, reciben rentas (el clero recibe obligatoriamente el diezmo (el 10% de lo que producen los campesinos)) y ejercen derechos jurisdiccionales sobre sus feudos (juzgan los delitos ellos mismos).
  • Por el contrario, los grupos no privilegiados (artesanos, una incipiente burguesía y, en su mayoría, campesinos) poseen el dominio útil de la tierra, pero deben pagarles impuestos a los privilegiados, están sometidos a su jurisdicción y, en el caso de los campesinos, son desfavorecidos por numerosas obligaciones que se les imponen por los señores.

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