El Reino Visigodo en Hispania: Historia, Sociedad e Instituciones
Introducción
La Hispania visigoda es la denominación del período histórico que abarca el asentamiento del pueblo visigodo en la Península Ibérica, entre mediados del siglo V y comienzos del siglo VIII.
Historia del Reino Visigodo
Orígenes y Asentamiento
Con los vándalos silingos en la zona de la Bética, solo quedaba en poder del Imperio Romano la provincia de la Tarraconense. Los suevos ocuparon entonces buena parte de la península, con capital en Emérita Augusta, la actual Mérida. En esta situación, el Imperio Romano de Occidente había recuperado el dominio al menos nominal de la Península, excepto la zona dominada por los suevos, que afianzaban su reino en el occidente.
Hacia el año 438, el rey suevo Requila emprende una decidida actividad de conquista del resto de Hispania, adueñándose de la Lusitania, la Carthaginense y la Bética. Tal acción impulsó al Imperio Romano a pedir nuevamente a los visigodos, a través de su rey Teodorico II, la ayuda precisa para controlar Hispania. El resto de la península pasa a manos visigodas, pasando a formar parte del Reino visigodo de Tolosa, con capitalidad en Tolosa (Toulouse, actual Francia).
El Convulso Siglo VI
Los visigodos no controlaban toda la Península Ibérica. En la parte noroeste estaba el reino de los suevos. Al menos dos reyes son asesinados sucesivamente, Teudiselo y Agila I, y en distintas zonas de la península se producen sublevaciones de terratenientes contra la autoridad real (Córdoba, Sevilla y Mérida, estas dos últimas capitales del reino).
Al final del reinado de Teudis se trasladó la capital a Toledo y con Atanagildo se consolidó dicho traslado. Se exteriorizó la conversión del rey y de Baddo, su esposa, en el trascendental III Concilio de Toledo.
(Reino visigodo durante Leovigildo, año 586.)
Los Años Finales (Siglo VII)
Para el siglo IX, toda la península, a excepción del norte peninsular, quedaría bajo el dominio musulmán. Existen otras teorías minoritarias para explicar el fin del reino visigodo sustituido por el predominio musulmán.[3]
(Hispania visigótica hacia el año 700, antes de la invasión musulmana de la península Ibérica.)
Sociedad y Demografía
Población
Otras fuentes hablan de 80.000–100.000 visigodos sobre una población de cuatro millones de hispanorromanos.
Estructura Social
Así, de los reyes dependían como clientes los gardingos. Y de los grandes propietarios de la tierra dependían los colonos.
Los humildes, pequeños propietarios libres, eran una clase social en decadencia. La clase alta estaba formada por los potentados, los grandes terratenientes nobles, tanto godos como hispanorromanos.
Religión
En cuanto a la religión, los visigodos siguen el arrianismo que se había extendido en el Imperio Romano en el siglo IV, aunque no existen enfrentamientos significativos con los denominados «cristianos ortodoxos»; la mayoría de la población, hispanorromanos, era católica.
Economía
La sociedad visigoda estaba dominada por las actividades de carácter agrícola y ganadero. Una villa estaba dividida en reserva y mansos. La circulación de moneda era escasa. El único comercio de cierta importancia era el de productos de lujo que provenían del Mediterráneo, y que era gestionado por mercaderes internacionales.
Instituciones Políticas
La Monarquía
El rey era el jefe supremo de la comunidad. La institución monárquica llevaba largo tiempo afianzada en el pueblo visigodo cuando este llegó a la Península. Los reyes debían ser de condición noble y accedían al trono mediante un sistema electivo en el que intervenían los obispos y los magnates palatinos.
El Aula Regia
Junto al rey estaba el Aula Regia, consejo asesor que estaba formado por nobles.
La Administración Territorial
Los visigodos aceptaron la división provincial de la Hispania Romana.
Estos asumirán gran parte de la labor administrativa del reino y gobernarán provincias o regiones con plenas competencias en la administración y justicia. El Tesoro Regio constituía una reserva muy importante para el reino visigodo y sus monarcas no dudaron en utilizarlo para pagar aliados en sus luchas internas.
Hacienda y Justicia
El patrimonio de la corona era inmenso y lo componía sobre todo la gran cantidad de tierras que los monarcas amasaban. Los impuestos en el reino visigodo no es una cuestión clara. Era en los concilios, además, donde se decidía sobre la persecución de los judíos.