Reino Unido y la Integración Europea: Vetos y Adaptación
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Antecedentes de la primera integración: El Reino Unido debía formar parte del proceso de formación de la UE por ser relevante, pero no quiso por razones políticas. Las experiencias de la CECA, la CEA y la EURATOM se tomaron como orientación en lo referente a la economía, pero se buscaba una unión política a largo plazo. Esto no se consiguió porque el Reino Unido impuso un Consejo de Europa que era meramente consultivo.
Winston Churchill había sido quien dio mayor impulso al proyecto europeísta, pero la unión que querían los británicos era distinta a la que finalmente hubo: un modelo Commonwealth que pretendía crear una zona de libre comercio dentro de la Comunidad Atlántica vinculada con Estados Unidos.
Poco después de nacer la EFTA (31 de julio de 1960), el primer ministro conservador Harold MacMillan anunció su propósito de iniciar conversaciones, formalizando su solicitud junto a las de Irlanda y Dinamarca; un año después les siguió Noruega. ¿Cambio de opinión? Los motivos fueron la toma de conciencia sobre la nueva situación internacional y el lugar secundario que el Reino Unido había pasado a ocupar. El Commonwealth, que el Reino Unido quería liderar entre las dos superpotencias, había perdido cohesión y reducido sus intercambios comerciales. Este cambio de orientación supuso un doloroso proceso de adaptación psicológica y la ruptura con un pasado de independencia y aislamiento.
Iniciadas las negociaciones, el Reino Unido llegó a aceptar la Política Agrícola Común de los Seis. Pero en enero de 1963 se produjo el primer VETO de De Gaulle. Las razones de su negativa fueron económicas y políticas. Alegó que Inglaterra era demasiado diferente al resto del continente por su carácter insular y marítimo, por hallarse vinculada a países muy diversos y por mantener arraigadas tradiciones propias. Por eso, creía que su incorporación podía amenazar la identidad y la peculiaridad de la Europa comunitaria, unido a su especial relación con Estados Unidos y sus intereses extraeuropeos.
La gran crisis de 1965 provocó importantes cambios en la organización de la CEE.
En 1966, el nuevo gobierno laborista inglés de Harold Wilson decidió volver a presentar una NUEVA SOLICITUD de ingreso en el Mercado Común. Las causas fueron:
- La gran crisis que atravesaba la economía británica, debido al declive de intercambios con los países de la Commonwealth, y que el ingreso en la CEE podría atenuar.
- La toma de conciencia acerca de que el enorme avance tecnológico de Estados Unidos hacía necesaria la puesta en común de las inversiones científicas europeas.
- La visión de De Gaulle de una Europa interestatal era compartida por el gobierno británico, que era contrario a la idea de supranacionalidad.
La solicitud se presentó formalmente en 1967 por el Reino Unido, Dinamarca, Irlanda y, más tarde, Noruega. La Comisión informó favorablemente sobre el inicio de las conversaciones. Pero De Gaulle alegó de nuevo que la ampliación modificaría profundamente los Tratados de Roma, y en noviembre de 1967 opuso su SEGUNDO VETO, argumentando que la economía del Reino Unido seguía siendo incompatible con la del Mercado Común.
Lo paradójico era que la idea de Europa de De Gaulle era muy parecida a la británica. La diferencia principal radicaba en su orientación política: frente a la Europa atlántica que sostenían los ingleses y hacia la que se inclinaban los otros cinco países, De Gaulle contraponía la Europa europea, totalmente independiente de Estados Unidos.
En la actualidad, la preocupación de De Gaulle por defender la identidad europea y una mayor toma de conciencia de su proyección al terreno político era legítima y necesaria. El problema estribaba en que esta última no era posible sin una reforma de las instituciones basada en un modelo supranacional.