El Reino de Galicia en la Edad Media: Auge y Caída (1037-1230)
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El Reino de Galicia en la Hispania Medieval (1037-1230)
1. Una Nueva Dinastía: Fernando I (1037-1065) y el Reparto Sucesorio
En el año 1037, tras la Batalla de Tamarón, Sancha, hermana de Vermudo III y esposa del conde de Castilla, Fernando, hereda el trono leonés. Fernando se convierte en rey por su matrimonio con Sancha y sus victorias militares. Ocho meses después de la victoria en Tamarón, fue ungido rey en León, uniendo así los reinos de León y Castilla. En Galicia, hubo resistencia a su reinado, principalmente por su tardía generosidad con las instituciones eclesiásticas.
Los primeros quince años de su reinado se dedicaron a la reestructuración de la paz interior, con luchas por el control del reino. A partir de 1055, emprendió campañas de expansión contra los reinos taifas, cobrando parias. El avance territorial fue intenso en el oeste, en tierras portuguesas. En 1057, tomó Lamego, y al año siguiente, Viseu (precedente de la toma de Coimbra), recuperando territorios perdidos ante Almanzor.
En la Navidad de 1063, la Curia Regia se reunió con el motivo oficial de la translación de los restos de San Isidro desde Sevilla a León. Sin embargo, la asamblea fue determinante en el plano político. Fernando I, tras obtener consenso, decidió dividir el reino entre sus hijos varones (Sancho, Alfonso y García) tras su muerte.
- Sancho II: Recibiría Castilla y las parias de Zaragoza.
- Alfonso VI: Recibiría León y las parias de Toledo.
- García: Recibiría Galicia-Portugal (la antigua Gallaecia) y las parias de Sevilla y Badajoz.
Sus hijas, Elvira y Urraca, recibieron el señorío de Toro y Zamora, respectivamente, y el control de varios monasterios reales.
Se decidió que cada hijo residiera en su futuro reino. García ya vivía en Galicia, bajo la tutela del obispo Cresconio desde 1053, lo que implica un compromiso real con Galicia. Algunos reyes del siglo V fueron educados en Galicia por familias aristocráticas, mientras que ahora la educación recaía en la Iglesia.
La división del reino se basó en la tradición leonesa (Alfonso III y Ordoño II) y en el consejo de los notables, según la Crónica de Silos. Castilla tenía un peso específico y autonomía; León era el núcleo simbólico del reino; y Galicia-Portugal mantenía su identidad espacial y tradición política (Reino Suevo, provincia visigoda), con posibles diferencias lingüísticas emergentes.
Hasta la toma de Coimbra en 1064, los tres reinos mantenían un equilibrio relativo. Coimbra, importante ciudad de la Taifa de Badajoz, con 10ha y 5.000 habitantes (cristianos, judíos e islámicos), pasó a formar parte del reino de García tras la muerte de Fernando I, convirtiéndolo en el más poderoso. La frontera se extendió del Duero al Vouga y Mondego, la misma que tendría Portugal al independizarse.
2. Don García y el Reino de Galicia (1065-1071)
Tras la muerte de Fernando I en 1065, se implementó la partición del reino. A diferencia del siglo X, Galicia, bajo García (1065-1071), era un reino independiente. Es necesario desmitificar la imagen negativa de García, ausente en el Tombo A y maltratado por cronistas como Lucas de Tui y Rodrigo Ximénez de Rada. La obra de Portela, "García II, el rey y el reino", ofrece una visión más completa.
García demostró ser un rey competente y dinámico. Destacó en su política eclesiástica (posible promotor de San Antoniño de Toques, restauración de la sede de Tui y la archidiócesis de Braga) y en el traslado del centro de poder hacia el sur, a Coimbra. Mantuvo buenas relaciones con los prelados y la nobleza, especialmente en la zona de Porto.
En 1071, García enfrentó una revuelta del conde Nuno Mendes, posiblemente por su apoyo a la baja nobleza y la Iglesia. Tras la victoria de García en la Batalla de Pedroso, Sancho II invadió Galicia con la posible connivencia de Alfonso VI. García fue derrotado y encarcelado en la Batalla de Santarem, y Sancho II se proclamó rey de Galicia y Castilla. García fue liberado con la condición de exiliarse en Sevilla.
En 1072, Sancho II derrotó a Alfonso VI y se proclamó rey de León. Fue asesinado en el cerco de Zamora, posiblemente con la intervención de su hermana Urraca. Alfonso VI recuperó el poder y encarceló a García a su regreso de Sevilla, donde permaneció hasta su muerte en 1090.
3. Galicia en los Reinados de Alfonso VI y Urraca (1072-1126)
Alfonso VI reinó sobre Toledo, Castilla, León y Galicia, titulándose en ocasiones "Rey de Hispania". Contó con el apoyo de antiguos leales de García, como Diego Peláez, obispo de Iria, con quien inició las obras de la iglesia románica de Santiago en 1075.
Entre 1087 y 1088, Peláez fue detenido y depuesto, posiblemente por su descontento con la creciente importancia de Toledo tras su conquista en 1085. Simultáneamente, la familia Ovéquiz se rebeló en Lugo, probablemente por disputas con el obispo local. Aunque se especuló con una conexión entre ambos conflictos, se considera que fueron independientes.
En 1087, Raimundo de Borgoña, familiar de la reina Constanza, ganó influencia en la corte y fue comprometido con la infanta Urraca. Tras la muerte de García en 1090, Alfonso VI entregó el gobierno de Galicia a Raimundo, con el título de conde.
Entre 1090/1091 y 1096, Urraca y Raimundo gobernaron Galicia. Destacan la creciente influencia de Cluny, el intento fallido de tomar Lisboa en 1094, y la formación de un grupo de leales, incluyendo a Diego Gelmírez. En 1096, Alfonso VI dividió el condado, entregando la parte portuguesa a Enrique de Borgoña, casado con su hija ilegítima Teresa, para evitar que Raimundo acumulara demasiado poder.
En 1100, Gelmírez fue nombrado obispo de Santiago. Urraca y Raimundo tuvieron una hija, Sancha, en 1095, y un hijo, Alfonso Raimúndez (futuro Alfonso VII), en 1105. Tras la muerte de Raimundo en 1107, Urraca se convirtió en "señora de toda Galicia".
En 1108, la Batalla de Uclés alteró la sucesión. Tras la muerte de Sancho, Urraca se convirtió en heredera y se casó con Alfonso I de Aragón en 1109. Este matrimonio generó tensiones y dividió a la nobleza gallega entre los que apoyaban a Alfonso I y los que defendían los derechos de Alfonso Raimúndez, liderados por Pedro Froilaz.
En 1111, Gelmírez coronó rey a Alfonso Raimúndez en Santiago. La posterior guerra civil y los cambios de bando de figuras como Gelmírez y Pedro Froilaz complicaron el panorama político, con la propuesta de un reino independiente de Galicia. Los condes de Portugal, Enrique y Teresa, también intervinieron en el conflicto.
Entre 1116 y 1117, se produjo la revuelta compostelana, reflejo de las nuevas demandas políticas de los burgueses. La revuelta, enmarcada en la conflictividad del reinado de Urraca, terminó con el refuerzo del señorío episcopal sobre Compostela y la creación de la Terra de Santiago.
En 1121, Urraca, con la ayuda de Gelmírez, derrotó a Teresa de Portugal, que buscaba expandir su dominio.
4. Reinado de Alfonso VII y la Independencia de Portugal (1126-1157)
Durante el reinado de Alfonso VII, la aristocracia y el alto clero gallego, especialmente la familia Traba, ganaron protagonismo. Fernando Pérez de Traba, hijo de Pedro Froilaz, educó al segundo hijo del rey, Fernando.
En 1128, Alfonso Henriques, hijo de Teresa de Portugal, derrotó a su madre y a Fernando Pérez de Traba en la Batalla de San Mamede, tomando el control de Portugal. Entre 1131 y 1139, se proclamó rey tras la victoria de Ourique en 1139. Alfonso VII, coronado emperador en 1135, reconoció tácitamente el título real de Alfonso Henriques en 1143. En ese mismo año, Portugal se convirtió en vasallo directo del papado. Las conquistas de Lisboa y Santarem en 1147 consolidaron su independencia, reconocida definitivamente en 1179 con la Bula Manifestis Probatum.
La independencia portuguesa no impidió que instituciones eclesiásticas gallegas mantuvieran posesiones en Portugal, ni la influencia de la nobleza gallega en la política portuguesa. Sin embargo, persistieron tensiones fronterizas en Limia y Toroño.
5. Galicia en el Reino de León (1157-1230)
Antes de su muerte en 1157, Alfonso VII dividió su reino entre sus hijos: Castilla para Sancho III y León para Fernando II, criado en Galicia. Portugal quedó fuera del reparto. Galicia, junto con Asturias y León, formó el núcleo del reino leonés. La importancia de Galicia se refleja en la elección de Santiago de Compostela como lugar de enterramiento de los reyes leoneses y en el refuerzo eclesiástico de la ciudad, única sede metropolitana del reino.
Entre 1162 y 1163, Alfonso I de Portugal ocupó Limia y Toroño, llegando a tomar el castillo de Cedofeita en 1163. En 1165, Fernando II y Alfonso I firmaron la paz, sellada con el matrimonio de Fernando II con Urraca, hija de Alfonso I. Sin embargo, Limia y Toroño permanecieron bajo dominio portugués.
En 1169, la guerra se reanudó. Fernando II capturó a Alfonso I en Badajoz, recuperando Limia y Toroño. En 1175, Fernando II repudió a Urraca y se casó con Teresa Fernández de Traba en 1178, reforzando el poder de la familia Traba. Fernando II promovió la fundación o refundación de varias ciudades gallegas, como Tui, Pontevedra, Noia y Ribadeo.
Alfonso IX (1188-1230) enfrentó amenazas portuguesas y castellanas. Se casó con Tareixa de Portugal en 1191 (matrimonio anulado) y con Berenguela de Castilla en 1197 (también anulado). Continuó la política de desarrollo urbano de su padre, fundando ciudades como A Coruña y Baiona. A partir de 1217, se centró en la expansión por Extremadura, lo que algunos historiadores consideran el inicio de la marginación de Galicia. Tras su muerte en 1230, el reino pasó a su hijo Fernando III, uniendo definitivamente León y Castilla.
Durante este periodo, el control territorial en Galicia se organizó mediante tenencias, a menudo coincidiendo con las circunscripciones altomedievales. Las tenencias fronterizas de Limia y Toroño tuvieron un valor estratégico singular, y su gobierno se delegó a menudo en nobles portugueses asentados en León.
Los reyes de León utilizaron diversas titulaciones en sus documentos, incluyendo "Rey de León y de Galicia", "Rey de León" y "Rex Hispaniarum". Un porcentaje significativo de los documentos reales se firmaron en Galicia, reflejando su importancia en el reino.