Los Reinados de Carlos V y Felipe II en la Monarquía Hispánica

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El Imperio de Carlos V

Carlos I (conocido como Carlos V en el Imperio Germánico) recibió una vasta herencia:

  • Por parte de su abuelo materno, Fernando el Católico: la Corona de Aragón.
  • Por parte de su madre, Juana I de Castilla: la Corona de Castilla (incluyendo los territorios americanos).
  • Por parte de su padre, Felipe I el Hermoso: los territorios de los Habsburgo en Austria.
  • Por parte de su abuela paterna, María de Borgoña: el Ducado de Borgoña (incluyendo los Países Bajos).

Su objetivo era crear un imperio universal cristiano, dirigido por el emperador, donde se respetaran las tradiciones de cada territorio. Sin embargo, tuvo grandes dificultades para lograrlo.

Conflictos Internos

Carlos V llegó a Castilla rodeado de consejeros extranjeros, lo que generó un fuerte rechazo inicial. Tras la muerte de su abuelo Maximiliano I de Habsburgo, dejó a Adriano de Utrecht como regente en Castilla para poder ser elegido emperador.

El hecho de tener un rey extranjero y los elevados impuestos exigidos provocaron revueltas:

La Revuelta de las Comunidades (1520-1522)

Surgió en Castilla, impulsada por las ciudades que buscaban un mayor equilibrio de poder frente a la monarquía. Los Comuneros fueron derrotados en la Batalla de Villalar (1521), lo que demostró y afianzó la autoridad real.

Las Germanías (1519-1523)

Se produjeron en los reinos de la Corona de Aragón (principalmente Valencia y Mallorca). Inicialmente, fueron un movimiento gremial urbano que aprovechó la huida de las élites ("hombres ricos") debido a la peste y la crisis económica. Los agermanados buscaron mejoras sociales y económicas, como la reforma de los arrendamientos campesinos. Sin embargo, también fueron derrotados, lo que provocó la debilidad de las ciudades y el predominio de la nobleza, que se alió con la monarquía.

Conflictos Externos

Carlos V se enfrentó a diversos enemigos externos:

  • Francia: La rivalidad fue constante, principalmente por el control de las posesiones italianas y la disputa por el título imperial. Carlos V impuso su superioridad en batallas como la de Pavía (1525).
  • Imperio Otomano: La pugna se centró en el control de las rutas comerciales del Mediterráneo y la defensa de la cristiandad. Los turcos, bajo Solimán el Magnífico, mantuvieron gran parte de su poder naval y territorial en la zona.
  • Príncipes protestantes alemanes: El conflicto religioso fue uno de los mayores desafíos. Carlos V intentó mantener la unidad de la Iglesia Católica, pero fracasó en la Dieta de Worms (1521), donde Lutero no se retractó. Los príncipes protestantes se aliaron en la Liga de Esmalcalda, que fue derrotada por Carlos V en la Batalla de Mühlberg (1547). Sin embargo, el conflicto no se resolvió militarmente, y el acuerdo final llegó con la Paz de Augsburgo (1555), que estableció el principio "Cuius Regio, Eius Religio" (cada príncipe elige la religión de su territorio).

La Abdicación de Carlos V

Debido al cansancio, la decepción por no haber logrado la unidad religiosa y la inmensidad de sus dominios, Carlos V decidió abdicar y dividir su vasto imperio:

  • A su hermano Fernando I le entregó el Imperio Germánico y las posesiones patrimoniales de los Habsburgo en Austria.
  • A su hijo Felipe II le cedió la Monarquía Hispánica (incluyendo los reinos peninsulares, los territorios italianos, los Países Bajos, Borgoña y los dominios americanos).

La Monarquía Hispánica de Felipe II (1556-1598)

Objetivos y Características del Reinado

Felipe II estableció la capital de su monarquía en Madrid (1561). Su idea de gobierno se basaba en la defensa a ultranza de las posesiones heredadas de su padre y, sobre todo, de la fe católica. Durante su reinado, la monarquía hispánica alcanzó su máxima expansión territorial con la incorporación de Portugal.

Gobernó como un monarca autoritario, concentrando gran parte del poder en su persona. Sin embargo, tuvo serios problemas para mantener económicamente su vasto imperio, recurriendo a constantes préstamos y declarando varias bancarrotas, lo que marcó el inicio de una etapa de dificultades económicas.

Política Interior

En política interior, Felipe II enfrentó varios desafíos:

  • Represión religiosa: Se llevaron a cabo Autos de Fe contra focos luteranos (como los de Sevilla y Valladolid) y se persiguió a otras minorías religiosas.
  • Sublevación de los moriscos (1568-1571): Los moriscos (musulmanes convertidos al cristianismo) de las Alpujarras se rebelaron debido a la presión religiosa, cultural y fiscal a la que estaban sometidos. También existía el recelo de que colaboraran con los piratas berberiscos. La revuelta fue sofocada y los moriscos fueron dispersados por otros territorios de Castilla, lo que provocó la despoblación de algunas zonas y acentuó la crisis económica en el reino de Granada.
  • Conflicto con el príncipe Don Carlos: El heredero, Don Carlos, mostró signos de inestabilidad mental y conspiró con los rebeldes de los Países Bajos. Fue recluido por su padre y murió poco después.
  • Crisis en Aragón (1591): Se produjo una grave crisis institucional. El rey intentó imponer su autoridad sobre los Fueros de Aragón. El caso más sonado fue el de su secretario, Antonio Pérez, acusado de traición y asesinato. Para evitar que se refugiara en la justicia foral aragonesa, Felipe II recurrió a la Inquisición, cuya jurisdicción estaba por encima de los fueros. Esto provocó una revuelta en Aragón, que fue sofocada por las tropas reales. Aunque Felipe II no suprimió formalmente los fueros, sí impuso su autoridad, por ejemplo, nombrando él mismo al Justicia Mayor y al Virrey.

Política Exterior

Felipe II se enfrentó a numerosos conflictos externos:

  • Francia: Continuó la rivalidad heredada de su padre. Felipe II obtuvo una importante victoria en la Batalla de San Quintín (1557), que llevó a la firma de la Paz de Cateau-Cambrésis (1559), poniendo fin a las Guerras de Italia y consolidando la hegemonía española en Europa.
  • Imperio Otomano: La amenaza turca en el Mediterráneo persistió. Felipe II impulsó la formación de la Liga Santa (alianza entre el Papado, Venecia y la Monarquía Hispánica), que logró una decisiva victoria naval en la Batalla de Lepanto (1571), frenando el avance turco en el Mediterráneo occidental.
  • Guerra de Flandes (Países Bajos): A partir de 1566, se inició una larga y costosa guerra. Las provincias del norte de los Países Bajos, mayoritariamente protestantes, se rebelaron contra la política centralizadora y fiscal de Felipe II y la represión religiosa. Esto llevó a una división: las provincias del sur (católicas) permanecieron leales, mientras que las del norte (Provincias Unidas) continuaron la lucha por su independencia. El conflicto se prolongaría durante décadas.
  • Inglaterra: La relación con Inglaterra, bajo el reinado de Isabel I, se deterioró progresivamente debido a la rivalidad religiosa, el apoyo inglés a los rebeldes flamencos y la actividad de corsarios ingleses contra el comercio español. El intento de invasión de Inglaterra con la Armada Invencible (1588) resultó en un fracaso para Felipe II.
  • Portugal: En 1580, tras la muerte sin descendencia del rey portugués Enrique I, Felipe II reclamó el trono (era nieto de Manuel I de Portugal). Logró la Unidad Ibérica en 1581, siendo proclamado rey de Portugal. Esta unión, aunque personal, supuso la incorporación del vasto imperio colonial portugués a la Monarquía Hispánica.

Legado del Reinado de Felipe II

El reinado de Felipe II, a pesar de los éxitos militares y la expansión territorial, estuvo marcado por los constantes conflictos que generaron enormes gastos, llevando a la monarquía a varias bancarrotas. Dejó a su sucesor un imperio inmenso pero con graves problemas financieros y conflictos abiertos, especialmente en los Países Bajos.

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