El Reinado de los Reyes Católicos y el Imperio Español: Transición a la Modernidad y Auge del Poder

Enviado por Chuletator online y clasificado en Otras lenguas extranjeras

Escrito el en español con un tamaño de 10,74 KB

1. La Unión Dinástica de Castilla y Aragón

Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, ambos de la dinastía Trastámara, accedieron al trono de Castilla en 1474 tras la victoria en la guerra civil contra Juana "la Beltraneja". Juana, hija del hermano de Isabel y anterior rey de Castilla, Enrique IV, fue apoyada por el rey de Portugal. La renuncia efectiva de sus derechos sucesorios se ratificó en el Tratado de Alcaçovas en 1479. En ese mismo año, Fernando heredó el trono de la Corona de Aragón, unificando así los dos grandes reinos peninsulares. Sin embargo, en la Concordia de Segovia (1475), los consortes pactaron conservar su poder en cada territorio, ante el temor de Isabel de que Fernando pretendiera ser declarado único heredero por ser varón. A pesar del acuerdo, Fernando no renunció a gobernar Castilla, siendo regente allí tras la muerte de Isabel en 1504.

Los Reyes Católicos acometieron una profunda reforma administrativa y política, siendo considerados los monarcas que inician la transición del medievo a la modernidad en España. Estas reformas, orientadas a fortalecer el poder real frente a la nobleza, se apoyaron en las ciudades, marcando el nacimiento de la monarquía autoritaria. Entre las reformas más importantes destacan:

  • Consolidación de la figura del corregidor.
  • Creación de Consejos en las ciudades para registrar sus privilegios.
  • Refuerzo del Consejo Real con la figura del Secretario Real, meramente consultivo y sin presencia de la nobleza.
  • Concesión del Mestrazgo de las Órdenes Militares a Fernando por el Papa Alejandro VI, lo que supuso un aumento de su poder territorial y económico.
  • Creación de la Chancillería, un sistema judicial centralizado.
  • Creación del Tribunal de la Santa Inquisición para velar por la unidad religiosa tras la conquista del Reino Nazarí de Granada en 1492.
  • Expulsión de judíos y musulmanes en 1492.

En 1515, las Cortes de Castilla declararon la anexión del Reino de Navarra, formando un Estado que sería denominado posteriormente Monarquía Hispánica. Cada reino conservó sus propias leyes e instituciones (fueros), hasta su abolición casi definitiva con los Decretos de Nueva Planta de Felipe V en 1716. Con la unión dinástica de los Reyes Católicos nació el primer Estado Moderno en la península, más autoritario y centralizado que el anterior modelo feudal.

2. La Configuración del Imperio Español en el Siglo XVI

2.1 La Herencia de Carlos I

Carlos I (V de Alemania) heredó el trono de la Monarquía Hispánica en 1516. Este vasto y heterogéneo territorio comprendía los dominios peninsulares (excepto Portugal), Canarias, plazas africanas, posesiones americanas, territorios europeos (Austria, Flandres, Milanesado, Franco Condado), posesiones de la Corona de Aragón en Italia (Nápoles-Sicilia), y en 1519, el Sacro Imperio Romano Germánico. Su "carrera imperial" y la obsesión por la hegemonía lo llevaron a numerosas guerras, financiadas con préstamos y nuevos tributos a Castilla, lo que provocó la revolta de las Comunidades y la crisis financiera de 1556.

2.2 Los Cambios en Tiempos de Felipe II

Felipe II (1556-1598) gobernó desde Madrid y el Pazo del Escorial, centrándose en las posesiones hispánicas, a las que añadió los dominios portugueses en 1580. Su reinado, sobre uno de los imperios más extensos de la historia, se caracterizó por una política exterior ultracatólica con cuatro frentes principales:

  1. Guerra contra Francia (victoria española en Cateau-Cambrésis, 1559).
  2. Conflicto en Flandes y Países Bajos contra la nobleza y los protestantes calvinistas, que culminó con la independencia de las Provincias Unidas en la Paz de Westfalia (1648).
  3. Guerra contra los turcos (victoria en Lepanto, 1571).
  4. Guerra contra Inglaterra (fracaso de la "Armada Invencible" en 1588).

El fracaso de la Armada Invencible marcó el inicio de la decadencia hispánica, que se acentuaría en el siglo XVII.

3. La Crisis Socio-Económica del Siglo XVII

Desde 1580, se inició un periodo de recesión económica con tres vertentes principales:

3.1 La Crisis Demográfica

La población se estancó e incluso decreció debido a la "trilogía del desastre": peste, guerras y malas cosechas. La expulsión de los moriscos en 1609 agravó la situación.

3.2 El Deterioro de la Economía

La crisis agraria, la inflación, la falta de competitividad, la invasión de productos extranjeros y el incremento de impuestos arruinaron a los artesáns castellanos. El comercio exterior, basado en la exportación de materias primas y la importación de manufacturas, se resintió. La caída de la producción interna favoreció a los comerciantes extranjeros.

3.3 Los Problemas de la Hacienda Real

Para afrontar la crisis, la Corona incrementó la deuda pública, subió los impuestos y devaluó la moneda, agravando la inflación. Las bancarrotas del Estado lastraron la Hacienda real. Estos problemas derivan en gran medida de los excesos facendísticos del siglo XVI.

La Monarquía hispánica perdió su hegemonía en Europa a partir de 1640. La sociedad se caracterizó por el inmovilismo, la polarización y el triunfo de una mentalidad rentista. A nivel cultural, sin embargo, se vivió el Siglo de Oro. La evolución no fue igual en todas las regiones: el interior se despobló, mientras que el litoral tendió a mejorar. En Cataluña y Valencia, la recuperación económica comenzó a mediados de siglo.

4. El Valimiento del Conde-Duque de Olivares y la Crisis de la Monarquía

Felipe IV subió al trono en 1621. Su valido, el Conde-Duque de Olivares, intentó reformas estructurales con tres objetivos: mejorar la economía, recuperar el prestigio de la Monarquía e uniformizar política y administrativamente los reinos peninsulares. Su proyecto de la "Unión de Armas" (1625) buscaba la creación de un ejército permanente sostenido por todos los reinos, pero fracasó por la oposición de estos, celosos de su autonomía. Esta política generó protestas, destacando las de Cataluña y Portugal.

4.1 Las Revoltas de Cataluña y Portugal

En Cataluña, el problema fiscal se agravó por la guerra con Francia. La exigencia de Olivares de que el reino pagara la manutención de las tropas desembocó en el "Corpus de Sangre" en Barcelona. En Portugal, el levantamiento de 1640 contra la "Unión de Armas" y la política de Olivares, junto con la pérdida de parte de su imperio colonial, llevó a la proclamación del Duque de Braganza como rey. España reconoció la independencia portuguesa en 1668.

Otras rebeliones se produjeron en Andalucía, Nápoles y Sicilia. Olivares se retiró del gobierno en 1643, dejando a la monarquía en decadencia. Las derrotas exteriores significaron la pérdida de la hegemonía española, certificada en la Paz de Westfalia (1648) y la de los Pirineos (1659).

5. Economía y Sociedad en la Galicia de los Austrias

En los siglos XVI y XVII, la economía gallega fue fundamentalmente agrícola y pesquera. La pesca, importante en el siglo XVI, decayó en el XVII por los ataques holandeses e ingleses. Desde finales del XVI, se inició una recesión con crises de subsistencia, pero la introducción del maíz a partir de 1630 permitió la recuperación. La sociedad, mayormente agraria, tenía una estructura estamental basada en la propiedad de la tierra y el pago de rentas. Destacaba la fidalguía rural.

6. El Cambio Dinástico y la Guerra de Sucesión (1700-1715)

La muerte de Carlos II sin descendencia en 1700 desencadenó la Guerra de Sucesión, un conflicto internacional en el que Felipe V de Borbón y el Archiduque Carlos de Austria se disputaron el trono español. Castilla apoyó a Felipe, mientras que la Corona de Aragón apoyó a Carlos. Las victorias borbónicas llevaron a los Tratados de Utrecht (1713) y Rastatt (1714), que reconocieron a Felipe V como rey de España, a costa de pérdidas territoriales. La guerra continuó en la Península hasta 1715.

7. Los Decretos de Nueva Planta y sus Consecuencias

Tras la Guerra de Sucesión, los Borbones impusieron una monarquía absoluta y centralista. Los Decretos de Nueva Planta (1707-1716) abolieron los fueros de la Corona de Aragón, imponiendo la legislación castellana. Esto significó la pérdida de soberanía de estos territorios y su asimilación al modelo castellano. Se estableció una división provincial, con Capitanes Generales al mando de cada provincia. Se creó la figura del Intendente, encargado de la recaudación de impuestos y la dinamización económica. En América, se mantuvieron los virreinatos y se liberalizó el comercio. A nivel central, se abolieron las Cortes de Aragón y se integraron en las de Castilla. Los Secretarios de Despacho adquirieron mayor importancia. A pesar del empeño homogeneizador, subsistieron particularismos políticos y jurisdiccionales.

8. El Reformismo Borbónico en Galicia

El Reformismo borbónico implementó cambios administrativos y económicos. Carlos III liberalizó el comercio con América en 1778, beneficiando a A Coruña, aunque también fomentó el comercio de esclavos. La posición estratégica de Galicia llevó a la creación del arsenal de Ferrol y los astilleros, convirtiendo a Ferrol en una ciudad clave en la defensa del Imperio. La Ordenanza de la Matrícula del Mar tuvo un impacto limitado. El impacto de la Ilustración en Galicia fue limitado, truncado por las resistencias de los grupos privilegiados y la reacción a la Revolución Francesa.

9. Las Ideas Fundamentales del Pensamiento Ilustrado

La Ilustración del siglo XVIII defendía el conocimiento como clave de la felicidad humana. En el ámbito político, defendía un contrato social, la separación de poderes y la soberanía nacional. En lo social, criticaba la sociedad estamental y defendía la igualdad jurídica. En economía, criticaba el régimen señorial y gremial, defendiendo la libertad de comercio e industria. En lo cultural, se opuso al dominio ideológico de la Iglesia. La introducción de la Ilustración en España fue lenta y difícil, pero sus ideas sentaron las bases del liberalismo.

Entradas relacionadas: