El Reinado de Isabel II: Transformaciones Políticas y Crisis Final en la España del Siglo XIX

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El Reinado de Isabel II: Del Bienio Progresista a la Revolución de 1868

El Bienio Progresista (1854-1856)

La Revolución de 1854

En 1854 se produjo un pronunciamiento en Madrid bajo el mando de los generales Dulce y O’Donnell. Se redactó el Manifiesto de Manzanares en el que se pedía un programa propio del partido progresista. El pronunciamiento derivó en una revolución. Se formó una Junta de Salvación. El 26 de julio la situación se calmó.

La Labor de Gobierno del Bienio Progresista

Esta etapa estuvo dirigida por Espartero (líder progresista) y O’Donnell (de la Unión Liberal). Este gobierno tuvo que hacer frente a un nuevo levantamiento carlista. Se produjo la segunda gran desamortización de los bienes de la Iglesia. Esto planteó problemas con la Santa Sede, que rompió las relaciones con España. La deuda pública impedía al Estado pagar a los funcionarios. Espartero se retiró y O’Donnell formó gobierno.

La Constitución de 1856 y la Crisis del Bienio

La Constitución de 1856 no entró en vigor. Era de carácter progresista: soberanía popular, Milicia Nacional, etc. La Unión Liberal se formó en esta etapa. Estaba entre los progresistas y los moderados. El malestar social hizo que O’Donnell disolviera el Parlamento. Comienza una etapa de predominio de la Unión Liberal.

La Hegemonía de la Unión Liberal (1856-1863)

La Vuelta del Moderantismo al Poder

O’Donnell realizó el desmantelamiento de toda la labor política y legislativa. La reina nombró un gobierno moderado dirigido por Narváez. Se pretendía volver al moderantismo más conservador y autoritario. Destaca la Ley de Instrucción Pública que reguló el sistema educativo. Durante esta etapa finalizaron grandes obras públicas: el Canal de Isabel II, etc. Narváez dimitió y la reina llamó a O’Donnell para formar gobierno.

El Gobierno Largo de O’Donnell

El poder estaba concentrado en una sola persona. Hubo una actitud de distanciamiento entre los extremos políticos. Fueron unos años de transformaciones técnicas y económicas. La política exterior tuvo importantes episodios, como la Guerra de África. Se aprobaron leyes importantes en la distribución del nuevo sistema administrativo. Durante el siglo XIX, el liberalismo político y económico contribuyó al crecimiento del Estado.

El Liberalismo en Crisis: Revolución y Fin del Reinado (1863-1868)

La Vuelta de Narváez y la Inestabilidad Política

Se estuvieron sucediendo gobiernos inestables e ineficaces hasta que Isabel II recurrió a Narváez en 1864. No pudieron practicar la alternancia en el poder e integrar a los progresistas en el juego político. Los motivos del desgaste del régimen isabelino fueron:

  • El apoyo de Isabel II al Papa que rechazó que Roma se integrara en el nuevo Estado italiano.
  • La reina era desprestigiada por su conducta privada y amorosa. Esto aumentó con los sucesos de la Noche de San Daniel.
  • La sublevación contra el gobierno protagonizada por el general Prim en 1866.
  • Otro pronunciamiento militar en el cuartel de San Gil de Madrid.

En 1866 se firmó el Pacto de Ostende para destronar a Isabel II.

La Crisis Económica y la Revolución de Septiembre

La crisis económica de 1866 afectó a todos los sectores. A esto se sumó la crisis de subsistencia. Prim se sumó a la conspiración junto a militares progresistas. En septiembre de 1868 Juan Bautista Topete se sublevó en Cádiz. Esta revolución se conoce como La Gloriosa. Así finalizó el reinado de Isabel II.

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