Reinado de Isabel II: Desamortizaciones y Transformación Social en España (1833-1868)
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El Reinado de Isabel II (1833-1868): Las Desamortizaciones de Mendizábal y Madoz y la Transición a la Sociedad de Clases
El liberalismo durante el reinado de Isabel II triunfó y transformó la sociedad española. Uno de los elementos clave fueron las desamortizaciones, de las cuales hubo dos principales, ambas impulsadas por los progresistas.
La Desamortización Eclesiástica de Mendizábal (1836-1837)
La primera, conocida como la Desamortización de Mendizábal, fue fundamentalmente de carácter eclesiástico y se aprobó mediante decretos en 1836 y 1837. Consistió en la expropiación de los bienes (principalmente tierras) de las órdenes religiosas (clero regular) y, posteriormente, del clero secular, que luego se vendieron en pública subasta a particulares.
Objetivos
- Económicos: Obtener recursos financieros para sanear la Hacienda pública, muy endeudada, especialmente por los gastos de la Primera Guerra Carlista, y para financiar el esfuerzo bélico liberal.
- Políticos: Crear una base social de propietarios (burgueses y nobles) que apoyaran el régimen liberal y sus reformas, vinculando sus intereses económicos al nuevo Estado.
- Ideológicos y sociales: Fomentar la propiedad privada individual y libre, considerada un pilar del liberalismo económico, y debilitar el poder económico de la Iglesia, vista como un bastión del Antiguo Régimen.
Consecuencias
El objetivo político se cumplió en gran medida, al crear una nueva clase de propietarios afectos al liberalismo. Sin embargo, el objetivo económico solo se alcanzó parcialmente. La venta se realizó mediante subastas, admitiéndose el pago tanto en metálico como con títulos de deuda pública (a su valor nominal, aunque estuvieran devaluados). Esto provocó que se saldaran deudas, pero el Estado ingresó menos dinero del esperado.
Otras consecuencias importantes fueron:
- Un cierto aumento de la producción agrícola, ya que algunas tierras pasaron a manos más emprendedoras, aunque no se produjo una modernización generalizada de la agricultura.
- A nivel social, los principales compradores de las tierras fueron burgueses adinerados y nobles, mientras que los campesinos, sin recursos para pujar, quedaron en muchos casos como arrendatarios o jornaleros en peores condiciones. Esto consolidó una estructura de propiedad latifundista en algunas zonas y no solucionó el problema del acceso a la tierra para el campesinado. Se consolidó la figura del «hombre de tierras», el nuevo terrateniente burgués.
La Desamortización General de Madoz (1855)
La segunda gran desamortización, conocida como la Desamortización de Madoz (Ley de Desamortización General de 1 de mayo de 1855), tuvo lugar durante el Bienio Progresista (1854-1856). Esta ley afectó a una gama más amplia de propiedades:
- Bienes de los ayuntamientos (bienes de propios y comunes).
- Bienes del Estado.
- Bienes de las órdenes militares.
- Bienes de cofradías, obras pías y santuarios.
- Continuó con la venta de bienes eclesiásticos que aún no habían sido enajenados.
Las tierras fueron expropiadas y vendidas en pública subasta. A diferencia de la de Mendizábal, el pago se exigió mayoritariamente en metálico. Los fondos obtenidos se destinaron principalmente a la amortización de la deuda pública y a financiar la expansión del ferrocarril, considerado clave para la modernización del país.
Las consecuencias de la desamortización de Madoz fueron la liquidación de importantes propiedades comunales, lo que perjudicó a muchos campesinos pobres que dependían de ellas para su subsistencia, y un mayor ingreso para el Estado que con la de Mendizábal.
La Configuración de la Sociedad de Clases
La implantación del liberalismo y las transformaciones económicas, como las desamortizaciones, condujeron a la paulatina sustitución de la sociedad estamental del Antiguo Régimen por una sociedad de clases. Esta nueva sociedad se caracterizó por ser oligárquica, es decir, el poder político y la riqueza estaban concentrados en una élite reducida.
La Clase Dominante
La nueva élite o clase dominante estaba formada por una amalgama de:
- La antigua nobleza terrateniente: Aunque perdió sus privilegios señoriales, conservó gran parte de sus propiedades y se adaptó al nuevo orden liberal, manteniendo su prestigio social. Con el fin del mayorazgo, pudieron disponer más libremente de sus tierras.
- Una nueva burguesía enriquecida: Compuesta por grandes propietarios de tierras (muchas adquiridas en las desamortizaciones), industriales, financieros, comerciantes y altos cargos del Estado y el ejército. Esta burguesía aspiraba a imitar el estilo de vida nobiliario y a controlar el poder político.
Esta élite se vio beneficiada por un sistema fiscal que se basaba en:
- Impuestos directos: Gravaban la propiedad rústica, urbana y las actividades industriales y comerciales. Sin embargo, su recaudación era ineficaz debido al fraude, la ocultación y la resistencia de los grandes propietarios.
- Impuestos indirectos (principalmente los «consumos»): Eran los más importantes para la Hacienda y gravaban productos de primera necesidad (alimentos, bebidas, combustible). Este sistema era marcadamente regresivo, ya que afectaba en mayor proporción a las clases populares, que destinaban la mayor parte de sus ingresos al consumo de dichos bienes.
Clases Medias y Populares
- Clases medias: Eran un grupo heterogéneo y numéricamente reducido en comparación con otros países europeos. Estaban compuestas por profesionales liberales (médicos, abogados), funcionarios, pequeños comerciantes, artesanos con taller propio y medianos propietarios agrícolas. Su influencia política era limitada.
- Clases populares (o bajas): Constituían la inmensa mayoría de la población y vivían en condiciones precarias. Estaban formadas por:
- El campesinado: Era el grupo más numeroso. La mayoría eran arrendatarios, aparceros o jornaleros sin tierras, con condiciones de vida muy duras y sujetos a la estacionalidad del trabajo agrícola.
- En las ciudades: El proletariado industrial, aún incipiente pero en crecimiento, concentrado en algunas zonas (Cataluña, País Vasco, Asturias). También incluía a artesanos de talleres modestos, trabajadores de servicios y servicio doméstico.
El Papel de la Mujer en la Sociedad Liberal del Siglo XIX
La mujer desempeñaba un papel claramente subordinado en la sociedad liberal. El Código Civil y la mentalidad de la época consagraban su inferioridad legal y la relegaban al ámbito doméstico. Su rol fundamental era el de esposa y madre, encargada del cuidado del hogar y la familia.
Su situación y actividades variaban significativamente según la clase social:
- Mujeres de las clases populares (campesinas y obreras): A menudo se veían obligadas a realizar un duro trabajo fuera del hogar (en el campo, en las fábricas, en el servicio doméstico, como vendedoras) para contribuir al sustento familiar, además de asumir todas las responsabilidades domésticas y el cuidado de los hijos.
- Mujeres de las clases medias y altas: Generalmente no trabajaban fuera del hogar. Su educación se orientaba a las labores domésticas, la religión, la música y el adorno, con el objetivo principal de conseguir un buen matrimonio. Su vida pública se limitaba a actividades religiosas (asistir a misa), sociales (visitas, paseos controlados, bailes) y, en algunos casos, a obras de beneficencia, siempre dentro de unos márgenes de decoro y sumisión muy estrictos. Tenían un acceso muy limitado a la educación superior y nula participación en la vida política.