El Reinado de Isabel II: Del Bienio Progresista a la Crisis Final (1854-1868)
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Contexto: Revolución de 1854 y el Bienio Progresista
Un pronunciamiento de militares moderados encabezados por el general O'Donnell que querían un cambio de gobierno. Se produce así la Vicalvarada.
Por resultar indeciso, apelaron al país en el Manifiesto del Manzanares, de 6 de julio, redactado por Cánovas, prometiendo Cortes Generales, Milicia Nacional y reformas de las leyes electorales y de imprenta.
Un movimiento popular de inspiración progresista con las insurrecciones callejeras que amenazó con desbordar la situación, por lo que la reina optó por llamar al poder conjuntamente a Espartero y O'Donnell.
Se convocaron elecciones. Para las elecciones se formó una nueva fuerza política, la Unión Liberal. Era un partido con vocación de centro; los unionistas no tenían un programa político definido. Se llevó a cabo el único programa existente, el de los progresistas. Aparte de la Constitución de 1856, que no llegó a entrar en vigor, se promulgaron leyes para lograr la modernización económica del país:
- La Ley de Desamortización
- La Ley de Ferrocarriles (1855)
- La Ley de Sociedades Bancarias y Crediticias (1856)
La Constitución "Non Nata" de 1856
La Constitución de 1856 no llegó a estar vigente. Su interés estriba en recoger el ideario progresista.
Desarrollo Político del Bienio Progresista
- La labor desamortizadora es obra de Madoz, ministro de Hacienda. La Ley de Desamortización de mayo de 1855 unirá todas las disposiciones vigentes en tal materia. Su aprobación dará lugar a la oposición del sector eclesiástico, que ve vulnerado el Concordato de 1851. En 1856 se suspenderá la aplicación de la ley mencionada.
- La segunda ley importante de los progresistas fue la Ley General de Ferrocarriles de 1855, cuyo objetivo era promover la construcción ferroviaria, hasta entonces casi inexistente.
- La Ley de Sociedades Bancarias y Crediticias de 1856 contribuyó a facilitar la inversión ferroviaria y permitió la aparición de un sistema financiero moderno. A su amparo, gracias a las exenciones fiscales, surgieron sociedades de crédito y bancos por todo el país.
Una de las causas del fracaso del bienio fue el permanente clima de conflictividad social. Las causas fueron múltiples: epidemia de cólera de 1854, el alza de precios del trigo, tensiones entre obreros y patronos en las fábricas. En 1856 se sucedieron motines en el campo castellano y en las principales ciudades del país.
La reina aceptó en julio la dimisión de Espartero y encargó formar gobierno a O'Donnell.
La Unión Liberal (1856-1868)
La Unión Liberal fue el partido que controló la vida política en los doce años que van desde 1856 a la Revolución de Septiembre de 1868. En 1856 agrupaba ya gran parte de los liberales.
Primer Periodo de la Unión Liberal (1856)
Los rasgos más importantes se refieren al eclecticismo que preside la dirección política del país. El eclecticismo parece alcanzar incluso a la Constitución: el Real Decreto que restablece la Constitución de 1845 modifica el texto de la misma en sentido liberal mediante un Acta Adicional. El Acta limitaba el poder de la Corona y atendía a la composición. La tensión entre O'Donnell y la reina impuso de nuevo a Narváez.
Bienio Moderado (1856-1858)
Con la llegada de Narváez comienza otra breve etapa moderada. Los gabinetes moderados consiguieron sus últimos logros administrativos: en 1856 se fundó el Banco de España y en 1857 se publicó la Ley Moyano, por la que se regulaba la enseñanza. Los desórdenes provocados por los progresistas no cesaban. La reina, temerosa de la revolución, llamó a O'Donnell.
Gobierno Largo (1858-1863)
La Unión Liberal fue una formación política en la que encontraron acomodo los más liberales del partido moderado y amplios sectores del partido progresista. El dirigente del partido era O'Donnell, grupo representativo de la alta nobleza. Su ideología buscaba una orientación liberal conservadora, un periodo de flexibilidad y tolerancia. Continuó la desamortización, si bien tras un acuerdo con la Iglesia (1859), por el que el objetivo es acabar definitivamente con los restos del Antiguo Régimen. Se produce una reactivación de la política exterior española.
El gobierno de la Unión Liberal no pudo evitar la aparición de brotes disidentes: por la derecha, el carlismo; por la izquierda, los demócratas y republicanos.
Crisis Final del Reinado (1863-1868)
O'Donnell gobernó entre 1858 y 1863. Dimite en 1863. Se sucedieron ocho gobiernos entre 1863 y 1868. El problema fue que al caer la Unión Liberal, caía la única fórmula política que había sido capaz de lograr un mínimo consenso a lo largo del periodo isabelino.
Los progresistas, con su líder el general Prim, optaron por la conspiración y el golpe militar. Progresistas y demócratas se orientan a la revolución.