El Reinado de Fernando VII: Conflicto Dinástico y Represión Liberal (1823-1833)

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La Década Ominosa (1823-1833)

El fin del régimen liberal no se debió a conflictos o divisiones internas, sino a la intervención de la Santa Alianza. A petición de Fernando VII, Francia envió tropas a España. En abril de 1823, unos 100.000 soldados, conocidos como los Cien Mil Hijos de San Luis, bajo el mando del duque de Angulema, entraron en territorio español y restauraron a Fernando VII como monarca absoluto.

Como en 1814, se desató una feroz represión contra los liberales. Muchos se exiliaron para evitar la muerte o la cárcel. Se llevaron a cabo depuraciones en la administración y el ejército, y se persiguió a los partidarios de las ideas liberales durante toda la década. El ajusticiamiento de Mariana Pineda en 1831, por bordar una bandera liberal, se convirtió en un símbolo de la represión fernandina.

Problemas Económicos y Acercamiento a la Burguesía

Las dificultades de la Hacienda, agravadas por la pérdida de las colonias americanas, obligaron a un estricto control del gasto público. El rey, acuciado por los problemas económicos, buscó la colaboración del sector moderado de la burguesía financiera e industrial de Madrid y Barcelona.

Esta actitud incrementó la desconfianza de los realistas, descontentos porque el monarca no había restablecido la Inquisición y no actuaba con mayor contundencia contra los liberales. Este sector, con gran poder en los círculos nobiliarios y eclesiásticos, se agrupó en la corte alrededor de Carlos María Isidro, hermano del rey y previsible sucesor, ya que Fernando VII no tenía descendencia.

El Conflicto Dinástico

En 1830, el nacimiento de Isabel, hija del rey, parecía asegurar la continuidad borbónica. La Ley Sálica, de origen francés e implantada por Felipe V, impedía el acceso al trono a las mujeres. Sin embargo, Fernando VII, influenciado por su esposa María Cristina, derogó la ley mediante la Pragmática Sanción, abriendo el camino al trono a su hija.

La Oposición Carlista y el Apoyo Liberal a María Cristina

El sector más ultraconservador de los absolutistas, los carlistas, rechazó la nueva situación. No se trataba solo de una disputa sobre la legitimidad del monarca (tío o sobrina), sino de una lucha por imponer un modelo de sociedad. Alrededor de don Carlos se unieron los partidarios del Antiguo Régimen, opuestos al liberalismo. María Cristina, consciente de que necesitaba apoyo para asegurar el trono de su hija, buscó el respaldo de los sectores más cercanos al liberalismo.

Nombrada regente durante la enfermedad del rey, formó un gobierno reformista, decretó una amnistía que permitió el regreso de 100.000 exiliados liberales y se preparó para enfrentar a los carlistas.

Estallido de la Primera Guerra Carlista

En 1833, Fernando VII murió, ratificando en su testamento a su hija Isabel II, de tres años, como heredera, y nombrando gobernadora a María Cristina hasta la mayoría de edad de Isabel. Ese mismo día, don Carlos se proclamó rey, iniciándose un levantamiento absolutista en el norte de España y Cataluña. Así comenzó la primera guerra carlista.

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