El Reinado Efectivo de Isabel II (1844-1868): Constituciones, Grupos Políticos y Crisis de la Monarquía

El Reinado Efectivo de Isabel II: Grupos Políticos y Constituciones (1844-1868)

1. La Década Moderada (1844-1854)

En noviembre de 1843, Isabel II fue declarada mayor de edad. Los moderados, liderados por Narváez, tomaron el poder tras apartar a Olózaga. Su gobierno marcó un giro conservador con la promulgación de la Constitución de 1845, que estableció la soberanía compartida entre la Corona y las Cortes, reforzando significativamente el poder del rey y del gobierno central en los ayuntamientos. El censo electoral se redujo drásticamente, pasando de 630.000 a tan solo 99.000 votantes.

Medidas Represivas y Consolidación del Estado

Los moderados reprimieron a los progresistas, muchos de los cuales se vieron obligados a exiliarse. En 1848, Narváez sofocó con dureza los intentos revolucionarios. Además, en 1844, se creó la Guardia Civil, una fuerza destinada a garantizar el orden público y reprimir a los opositores en el ámbito rural. En el plano religioso, en 1851 se firmó el Concordato con la Santa Sede, reforzando la influencia de la Iglesia Católica en la vida española.

Manipulación Electoral y Crisis Interna

Las elecciones fueron sistemáticamente manipuladas. El gobierno de Bravo Murillo (1851-1852) intentó consolidar aún más el poder monárquico, llegando a cerrar las Cortes y proponiendo una reforma constitucional que pretendía reducir los votantes a 7.000 y convertir el Parlamento en un órgano meramente consultivo. Sin embargo, la resistencia dentro del propio partido moderado impidió su éxito.

En el ámbito económico, la Ley Santillán-Mon (1845) modernizó el sistema tributario, facilitando la estabilidad fiscal. Aun así, el descontento social y político creció, y en 1854, O'Donnell lideró un pronunciamiento que desembocó en el Bienio Progresista.

2. El Bienio Progresista (1854-1856)

El levantamiento de 1854 combinó una rebelión militar encabezada por O'Donnell y Serrano, junto a un movimiento popular en Madrid y Barcelona que organizó juntas revolucionarias. Ante el peligro de una revuelta incontrolable, Isabel II llamó a Espartero y O'Donnell para gobernar conjuntamente.

Reformas Progresistas y Conflictos

Los progresistas impulsaron importantes reformas, incluyendo un nuevo proyecto de Constitución en 1854 (la Non Nata), que proponía un sufragio más amplio y una mayor descentralización. No obstante, su propuesta de libertad religiosa provocó el rechazo frontal de la Iglesia y la ruptura con la Santa Sede.

El gobierno no logró controlar la creciente inestabilidad social. Se produjeron diversos conflictos:

• Protestas populares por los impuestos.
• Conflictos armados con los carlistas.
• La primera huelga general obrera registrada en Barcelona.

En 1856, Isabel II destituyó a Espartero y llamó de nuevo a Narváez, aunque el régimen moderado ya no era viable a largo plazo.

3. La Unión Liberal (1858-1863)

Para estabilizar el país, O'Donnell creó la Unión Liberal, un partido de ideología híbrida que buscaba un punto intermedio entre moderados y progresistas. Su gobierno impulsó la economía con nuevas desamortizaciones, reformas mineras y una notable expansión de infraestructuras como el ferrocarril, el telégrafo y las carreteras.

Política Exterior de Prestigio

En política exterior, España intervino en diversas campañas militares con el objetivo de ganar prestigio internacional:

• Indochina (1858)
• Marruecos (1859)
• Santo Domingo (1861-1864)
• México (1862-1864)

Crisis Final de la Monarquía Isabelina

A pesar de los éxitos económicos y militares, la Unión Liberal no logró consolidarse como una opción estable. O'Donnell dimitió en 1863 y la crisis política se agravó. Isabel II recurrió a gobiernos personales, a la represión sistemática y a un mayor acercamiento al catolicismo más conservador, debilitando aún más la legitimidad de la monarquía.

La crisis se aceleró con dos eventos clave:

• La brutal represión de una protesta estudiantil en la Noche de San Daniel (1865).
• El fusilamiento de 68 sargentos en el cuartel de San Gil (1866) tras un intento insurreccional.

Finalmente, en 1868, la monarquía cayó con la revolución liderada por Prim, que sumó a progresistas, unionistas y demócratas contra Isabel II, forzándola al exilio y poniendo fin a su reinado efectivo.