El Reinado de Alfonso XIII y la Dictadura de Primo de Rivera: Ascenso y Caída
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El Reinado de Alfonso XIII y la Dictadura de Primo de Rivera
TIPP-EX: LÁPIZ CORRECTOR BLANCO. AGITAR ANTES DE USAR. En una operación conjunta con Francia y tras varias semanas de duras batallas, Abd-el-Krim se rindió y en 1927 se dio por concluida la ocupación efectiva de Marruecos. A partir de 1926, Primo de Rivera abandonó la idea de una dictadura transitoria y quiso dar a su régimen continuidad y permanencia.
La Asamblea Nacional Consultiva y la Unión Patriótica
Para ello, creó una Asamblea Nacional Consultiva cuyos miembros serían elegidos no por sufragio, sino entre los ciudadanos pertenecientes a las grandes instituciones públicas. Era una asamblea corporativa y consultiva, dependiente por completo del gobierno, lo que debilitó su eficacia. Además, creó un partido único, la Unión Patriótica (UP), que nació durante los últimos años del Directorio Militar. Este partido, sin programa definido, tenía como única misión dar apoyo social a la dictadura y seguir las directrices del poder.
Contexto Económico y Obras Públicas
La coyuntura económica en la que se desarrolló la Dictadura no pudo ser mejor ("felices años 20"). En este contexto, se puso en marcha un programa de fomento de la industria (nacionalización de industrias vitales) y fomento de las obras públicas (se mejoraron 7.000 km de carreteras y se creó la Confederación Hidrográfica). Además, se concedieron monopolios para la explotación de ciertos productos de los que se esperaban grandes beneficios; así, se crearon la Compañía Telefónica (1924) y CAMPSA (1927).
Regulación del Trabajo
En el terreno social, la Dictadura puso en marcha un modelo de regulación del trabajo que pretendía eliminar los conflictos laborales mediante la intervención del Estado. Para ello, creó la Organización Corporativa Nacional.
Declive de la Dictadura y Oposición
A partir de 1928, la fortaleza del régimen se resquebrajó. La oposición al régimen estuvo integrada por algunos líderes de los partidos dinásticos (que deseaban retornar al régimen anterior), sectores del ejército y la casi totalidad de los intelectuales y el mundo universitario. Pero la oposición más férrea provino de republicanos, que organizaron la Alianza Republicana, nacionalistas, comunistas y anarquistas. La CNT fue siempre contraria al régimen, mientras que el PSOE cambió su posición a partir de 1929, pronunciándose a favor de la República.
Dimisión de Primo de Rivera y la "Dictablanda"
La creciente oposición al dictador se intensificó cuando el rey se convenció de que la dictadura era un peligro para la permanencia de la monarquía y retiró su apoyo a Primo de Rivera, quien dimitió el 30 de enero de 1930. Tras la dimisión del dictador, Alfonso XIII confió el poder al general Berenguer, dando paso a un período de gobierno que se conoce como "Dictablanda". Su misión era buscar el retorno a la normalidad constitucional de 1876 como si nada hubiera sucedido, pero la oposición no estaba dispuesta y comenzó a organizarse.
El Pacto de San Sebastián y el Golpe de Jaca
Republicanos, catalanistas de izquierda y el PSOE firmaron el Pacto de San Sebastián en agosto de 1930, por el que se comprometían a llevar a cabo una insurrección que instaurara la República en España. Este Pacto reunió a tres fuerzas: los constitucionalistas, los republicanos históricos y el PSOE, a los que se unirían los regionalistas y los intelectuales de la Agrupación al Servicio de la República (liderada por Ortega y Gasset y Gregorio Marañón) y la Federación Universitaria Escolar, que promovió la agitación estudiantil.
Del pacto se derivaron dos líneas de acción: una revolucionaria y otra política. Inexplicablemente, Galán y Hernández, militares que apoyaban la causa republicana, protagonizaron el Golpe de Jaca (Huesca, diciembre de 1930) varios días antes de lo previsto. Fracasaron y fueron fusilados, mientras que los políticos fueron detenidos o se exiliaron de España.
Elecciones Municipales y Proclamación de la República
Esta situación llevó a Alfonso XIII a cesar a Berenguer y a pedir a Sánchez Guerra que formara gobierno. Este le dijo al rey que estaba dispuesto a aceptar siempre y cuando los miembros del Comité Republicano que estaban detenidos le dieran su apoyo, cosa que no ocurrió. Sánchez Guerra denegó el ofrecimiento del rey, quien entonces nombró al almirante Aznar. Este puso en marcha unos comicios en los tres niveles establecidos: municipales, provinciales y legislativos. El gobierno decidió convocar primero las elecciones municipales, al considerarlas menos peligrosas para la monarquía, el 12 de abril de 1931.
Se intentaba volver a la normalidad, pero Alfonso XIII se había comprometido excesivamente con la dictadura, y las elecciones municipales se presentaron como un plebiscito a favor o en contra de la monarquía. Tras conocerse los resultados electorales, miles de personas salieron a la calle para manifestarse a favor de la república, mientras que el rey, a la vista de lo sucedido, partió hacia el exilio. El 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República Española.
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