El Régimen Franquista en España: Organización Política, Evolución y Crisis Final (1939-1975)

Organización Política del Franquismo

El franquismo nació como una dictadura personalista basada en los poderes absolutos concentrados en la figura de Francisco Franco. Confirmó el carácter antidemocrático de las instituciones y continuó la represión practicada durante la Guerra Civil. Era un Estado legitimado únicamente por la victoria en la Guerra Civil y caracterizado por un autoritarismo extremo.

El Franquismo se suele dividir en varias etapas, destacando inicialmente dos:

1. Primera etapa (aproximadamente 1939-1950): Conocida como el período de autarquía y aislamiento internacional, donde se consolidó la dictadura.
2. Segunda etapa (aproximadamente 1950-1959): Marcada por el fin del aislamiento, con acuerdos clave como el Concordato con el Vaticano (1953) y los pactos con Estados Unidos (1953), que facilitaron ayudas económicas y permitieron la entrada de España en organismos internacionales. Durante estos años también comenzó el proceso de descolonización en África.

Se suprimieron las garantías individuales y colectivas, se eliminó el Parlamento democrático y se prohibieron todos los partidos políticos y sindicatos (excepto los integrados en el Movimiento Nacional).

Los tres grandes pilares institucionales del régimen franquista fueron:

• El Ejército
• El partido único (FET y de las JONS, conocido como el Movimiento Nacional)
• La Iglesia Católica (Nacionalcatolicismo)

Una figura clave del régimen, especialmente en su etapa final, fue el almirante Luis Carrero Blanco, quien apoyó a Franco incondicionalmente, buscando asegurar la continuidad del franquismo.

Posguerra, Segunda Guerra Mundial y Aislamiento

Recién acabada la Guerra Civil española (abril de 1939), comenzó la Segunda Guerra Mundial (septiembre de 1939). Inicialmente, Franco declaró la neutralidad, pero pronto pasó a la 'no beligerancia', mostrando simpatías por las potencias del Eje. Tras la reunión con Hitler en Hendaya (octubre de 1940), España consideró entrar en guerra del lado del Eje a cambio de concesiones territoriales (como Gibraltar y territorios en el norte de África), aunque finalmente no se concretó la entrada directa en el conflicto. No obstante, apoyó al Eje con el envío de la División Azul al frente ruso.

Con el cambio de rumbo de la guerra a favor de los Aliados, Franco comenzó a distanciarse del Eje y volvió a una estricta neutralidad, buscando salvar al régimen ante la previsible derrota alemana.

Después de la Segunda Guerra Mundial, España sufrió un fuerte aislamiento internacional debido a sus simpatías fascistas. Muchos países retiraron a sus embajadores y España quedó excluida de la recién creada Organización de las Naciones Unidas (ONU). Francia incluso cerró su frontera con España temporalmente.

Sin embargo, con el inicio de la Guerra Fría, la posición estratégica anticomunista de España propició un cambio. A principios de los años 50, comenzó el reconocimiento internacional. Regresaron los embajadores y España ingresó en la ONU en 1955.

A pesar del fin del aislamiento político, la situación económica interna durante la autarquía era crítica, sumiendo al país en dificultades por la falta de recursos y la intervención estatal. Para modernizar la economía, Franco formó en 1957 un nuevo gobierno con tecnócratas (vinculados al Opus Dei) que ocuparon carteras económicas clave. Estos impulsaron el Plan de Estabilización de 1959. Sus medidas iniciales fueron duras (restricción del crédito, congelación salarial), provocando una contracción de la actividad económica y un aumento temporal del paro, pero sentaron las bases para el crecimiento posterior.

Desarrollismo Económico y Apertura (1959-1973)

Desde finales de los años 50, la política exterior franquista se fijó como objetivos principales:

• El acercamiento a la Europa comunitaria (la CEE).
• El mantenimiento de las buenas relaciones con Estados Unidos.
• La reivindicación de Gibraltar.

En 1962, España solicitó la adhesión a la Comunidad Económica Europea (CEE), pero fue denegada debido a la naturaleza no democrática del régimen. Las relaciones con Estados Unidos estuvieron marcadas por la renovación de los pactos bilaterales de defensa y cooperación.

Durante los años 60, la economía española experimentó un extraordinario crecimiento (el llamado 'milagro económico español'), impulsado por:

• El turismo masivo.
• Las remesas de los emigrantes españoles en Europa.
• La inversión extranjera.
• El desarrollo industrial.

El aumento de los intercambios comerciales con Europa impulsó al gobierno español a buscar un acuerdo preferencial con la CEE. Finalmente, en junio de 1970, España y la CEE firmaron un Acuerdo Preferencial, que estuvo en vigor hasta la plena integración de España el 1 de enero de 1986.

Crisis Final del Régimen (1973-1975)

En octubre de 1973 se desencadenó la crisis mundial del petróleo, coincidiendo casi con el atentado mortal de ETA contra el almirante Carrero Blanco (diciembre de 1973), presidente del Gobierno y figura clave para la continuidad del régimen ("atado y bien atado"). Estos factores sumieron a España en una profunda crisis económica y política.

La gestión económica en los años finales del franquismo se caracterizó inicialmente por una cierta pasividad, subestimando la profundidad de la crisis económica. Paralelamente, desde mediados de los años 60, había aumentado significativamente la conflictividad social y la contestación política.

Las protestas obreras (huelgas) y estudiantiles se intensificaron, junto con la reorganización de la oposición política clandestina que promovía la llegada de la democracia. Organismos unitarios de la oposición, como la Junta Democrática (impulsada por el PCE en 1974) y la Plataforma de Convergencia Democrática (liderada por el PSOE en 1975), trabajaban ya en alternativas políticas, esperando el fin biológico del dictador para iniciar la transición a la democracia.

Franco murió el 20 de noviembre de 1975, abriendo paso al proceso conocido como la Transición Española.