El Régimen de Franco: Ideología, Evolución Política y Relaciones Internacionales

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El Régimen Franquista: Creación, Evolución, Contexto Internacional y Exilio

La Creación del Estado Franquista: Fundamentos Ideológicos y Apoyos Sociales

Franco, tras finalizar victorioso la guerra, estableció un sistema político basado en una dictadura personal, conocida como el franquismo. Franco, que personificaba la soberanía nacional, detentaba todos los poderes: jefe del Estado, jefe del Gobierno, jefe de las Fuerzas Armadas y jefe del partido único, denominado Movimiento Nacional. Los pilares ideológicos del franquismo fueron tres:

Pilares Ideológicos del Franquismo

  • El tradicionalismo: se derivaba en parte de la ideología carlista. Sus principios eran la defensa de la religión, la familia, el orden y la propiedad.
  • El anticomunismo: que no solo entrañaba un rechazo a esa ideología, sino que se hacía extensivo a todas las ideologías opuestas al régimen.
  • El nacionalcatolicismo: pensamiento que consideraba valores absolutos el catolicismo y la unidad de España. El catolicismo era la raíz de la nación española y la Iglesia tuvo un dominio total sobre la vida social española. La unidad de la patria era un valor militar que se hizo extensivo a toda la sociedad; la justificación se buscaba en el pasado con continuas referencias al Imperio, a la Reconquista y a los Reyes Católicos. La estructura del Estado era unitaria y centralista.

Institucionalización del Régimen: Leyes Fundamentales y Cortes

Las llamadas Leyes Fundamentales sirvieron para institucionalizar el régimen y darle una estructura legal. La primera cronológicamente fue el Fuero del Trabajo (1938). Después se promulgaron las siguientes normas:

  • Ley Constitutiva de las Cortes (1942), que diseñó una cámara consultiva de tipo corporativo.
  • Fuero de los Españoles (1945), que contenía derechos cuyo ejercicio no garantizaba.
  • Ley del Referéndum Nacional (1945), que establecía la posibilidad de convocar consultas populares mediante referéndum o plebiscito popular.
  • Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado (1947), que fijó como modelo político una monarquía autoritaria; el rey sería propuesto a las Cortes por Franco.

Se establecieron unas Cortes que no eran de carácter democrático; todos sus miembros, llamados procuradores, eran designados por el poder. Había representantes del Gobierno, de la Organización Sindical, de FET de las JONS, y también procuradores natos: alcaldes, rectores de las universidades, jerarquía eclesiástica. El sistema fue llamado Democracia Orgánica.

Apoyos Institucionales y Sociales del Régimen

El franquismo contó con apoyos institucionales como el del Ejército, aunque este fue perdiendo influencia desde 1945. La Iglesia Católica también lo apoyó; el catolicismo fue establecido como la religión oficial y se le concedió el control de la educación. El Concordato de 1953 reforzó esa alianza. La Falange, que era el partido oficial, controló siempre el Ministerio de Trabajo, el sindicato vertical y una parte de la prensa, aunque poco a poco fue perdiendo cuotas de poder e influencia a favor de otras «familias» ideológicas del régimen.

Los apoyos sociales con que contó el régimen comenzaban por la oligarquía terrateniente y financiera, a la que devolvió la hegemonía social y económica, siendo los principales beneficiarios de la economía intervencionista. También contó con el respaldo de las clases medias rurales, sobre todo en el norte y ambas Castillas, y de los grupos urbanos beneficiados por las depuraciones masivas de profesionales favorables a la República. Entre el proletariado industrial y los jornaleros, el apoyo fue escaso, al igual que entre las clases medias urbanas, que habían apoyado mayoritariamente a la República.

Evolución Política y Coyuntura Exterior (1939-1945)

La evolución política y la coyuntura internacional pasaron por dos etapas:

Régimen Nacional-Sindicalista y Alineamiento con el Eje

El personaje clave, además del propio Franco, fue Ramón Serrano Suñer, abogado, falangista, germanófilo y ministro de Asuntos Exteriores. Diseñó un régimen, el nacional-sindicalista, con predominio de militares y falangistas.

Durante estos años, España se alineó con las potencias del Eje (Alemania e Italia). España, pese a esa alianza, no entró en la Segunda Guerra Mundial porque Hitler rechazó las peticiones de Franco, como la de conceder a España parte del imperio colonial francés en África. No obstante, España ayudó al Eje enviando a Rusia la División Azul, suministrando wolframio (tungsteno) y permitiendo el paso de aviones y barcos.

Hacia el Nacionalcatolicismo y Acercamiento a los Aliados

Las derrotas de los alemanes e italianos provocaron que Franco declarase a España como no beligerante para intentar acercarse a los Aliados; posteriormente declaró la neutralidad. Apartó a los más germanófilos, como Serrano Suñer.

Del Aislamiento al Reconocimiento Internacional (1945-1955)

Desde 1945 hasta 1950, España vivió un período de aislamiento internacional. Su manifestación más notable fue la condena de la ONU a la dictadura de Franco por considerarla fascista, recomendando la retirada de los embajadores de España y excluyéndola del Plan Marshall. El objetivo era presionar a Franco para que abandonase el poder. Solo tres países (Argentina, Portugal y el Vaticano) mantuvieron sus embajadores.

La Guerra Fría permitió a Franco presentarse como un aliado leal a las democracias occidentales frente a la Unión Soviética. En 1950, la ONU revocó la resolución de bloqueo contra España, lo que permitió el regreso de los embajadores. En 1953 se firmaron el Concordato con el Vaticano y el Pacto de Madrid con Estados Unidos. Este último permitió la instalación de cuatro bases militares norteamericanas en España y, mediante cláusulas secretas, el tránsito y almacenamiento de armas nucleares. En 1955, España ingresó en la ONU, lo que supuso el definitivo reconocimiento internacional.

En este período, también es destacable la descolonización de Marruecos en 1956, tras la cual España solo conservaba en África: Guinea Ecuatorial, Sidi Ifni y el Sáhara Occidental.

El Exilio Republicano tras la Guerra Civil

Al finalizar la Guerra Civil, el exilio fue la única salida para una parte importante de los españoles que habían perdido la contienda. Francia acogió, inicialmente en campos de refugiados, a miles de exiliados. Por su parte, México también recibió a un número considerable, además de a las instituciones republicanas en el exilio. En Francia, muchos exiliados se sumaron a la Resistencia y lucharon contra la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial; una parte de ellos murió en los campos de exterminio nazis. Muchos españoles se establecieron definitivamente en los países de acogida; otros retornaron en las décadas de los cincuenta y sesenta, pero la mayoría tuvo que esperar a la muerte del dictador para poder regresar a España.

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