Regencia de María Cristina e Isabel II: Consolidación del Estado Liberal en España

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Los Gobiernos de María Cristina

Al asumir la regencia, María Cristina confirmó como primer ministro a Francisco Cea Bermúdez, en cuyo breve mandato se aprobó la actual división provincial española, obra de Javier de Burgos. El inicio de la guerra carlista propició la llegada al poder de Francisco Martínez de la Rosa, que representaba el sector más conservador del liberalismo. Su nombramiento supuso el compromiso entre la Corona y los liberales, concretado en el Estatuto Real de 1834. Se trataba de una Carta Otorgada que no hacía referencia a la soberanía nacional ni a los derechos fundamentales. Únicamente permitía el establecimiento de unas Cortes formadas por dos cámaras y con escasas competencias. El Estatuto Real reflejó los principios del liberalismo moderado o liberalismo doctrinario. El desarrollo de la guerra carlista llevó a la reina regente a un acercamiento a los progresistas, y nombró jefe de gobierno a Juan Álvarez Mendizábal, que reformó la ley electoral, estableció la responsabilidad de Gobierno ante las Cortes y no ante el rey, reorganizó la milicia e instauró las Diputaciones Provinciales. La decisión más importante de su Gobierno fue la puesta en marcha de un proceso desamortizador.

La desamortización de Mendizábal se propuso sanear la Hacienda, erradicar la deuda pública y se centró en las propiedades de la Iglesia. Fueron disueltas las comunidades religiosas, excepto las dedicadas a la enseñanza y a la beneficencia. El Estado confiscó sus bienes y los sacó a subasta pública.

La necesidad de obtener dinero para financiar la guerra carlista provocó la venta de los mismos por debajo de su precio real. La desamortización marcó una gran distancia entre el progresismo y la Iglesia.

La sustitución de Mendizábal por Istúriz, provocó la protesta de los progresistas. Estos promovieron la “Sargentada de La Granja”, pronunciamiento de unos sargentos de la Guardia Real en la Granja de San Ildefonso que obligó a la regente a jurar la Constitución de 1812. Tras este episodio, un Gobierno elaboró la Constitución de 1837. Se caracterizó por:

  • Reconocimiento de la soberanía nacional y limitación de poderes del monarca
  • Amplia declaración de derechos
  • Cortes bicamerales, constituidas por el Congreso de los Diputados y el Senado
  • Confesionalidad católica del Estado.

Aprobada la Constitución, Espartero se enfrentó con la regente, quien para resolver la crisis lo nombró presidente del Gobierno. Sin embargo, Espartero reclamaba compartir la regencia. María Cristina se negó y fue obligada a renunciar a sus funciones.

La Década Moderada: La Consolidación del Estado Liberal

La Constitución de 1845, siguió a la del 37, aunque con significativas restricciones al no explicitar derechos y delimitar el carácter compartido de la soberanía entre el rey y las Cortes. Isabel II, se reservó el poder ejecutivo con capacidad para nombrar o destituir ministros. Se le reconoció potestad para disolver las Cortes. La Ley Electoral de 1846 solo otorgó el derecho a voto a un número escaso de grandes contribuyentes varones. Se intentó convertir a la Administración central en la base del Estado con las siguientes instituciones:

  • Los gobernadores civiles, como representantes del Gobierno en la provincia
  • La Guardia Civil, cuerpo estatal dedicado a mantener el orden público, con fines civiles pero con estructura militar
  • El Banco de San Fernando, conocido como Banco de España, en 1851 obtuvo el derecho de emisión de moneda.
  • Un sistema unificado de pesos y medidas.

La reforma de la Hacienda introdujo un nuevo sistema impositivo de dos impuestos, la contribución territorial, aplicada de acuerdo con la propiedad individual, y el impuesto indirecto de consumos.

La segunda guerra carlista se inició en 1846 por la negativa del Gobierno a que la reina Isabel se casara con el pretendiente carlista Carlos VI. El general Cabrera entró en Cataluña, pero el conflicto se contuvo y no alcanzó las dimensiones de la anterior guerra. Finalizó con el perdón por parte del Gobierno a los rebeldes carlistas. Descartado el candidato carlista como esposo de la reina, se acordó un matrimonio endogámico entre los Borbones e Isabel II se casó con su primo hermano Francisco de Asís, duque de Cádiz.

En 1848 se inauguró la primera línea férrea española, entre Barcelona y Mataró. Con ello comienza la revolución industrial en España.

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