Regencia de María Cristina estatuto real
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BLOQUE 6 - LA CONFLICTIVA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1874) 6.1 EL REINADO DE Isabel II (1833-1868): LA PRIMERA GUERRA CARLISTA. EVOLUCIÓN POLÍTICA, PARTIDOS Y CONFLICTOS. EL ESTATUTO REAL DE 1834 Y LAS CONSTITUCIONES DE 1837 Y 1845. El reinado de Isabel II (1833-1868) se divide en dos etapas: la minoría de edad (1833-1843) con las regencias María Cristina (1833-1840) y de Espartero (1840-1843); y el reinado efectivo (1843-1868) con la mayoría de edad. La minoría de edad de Isabel II (1833-1843), comenzó con el estallido de la Primera Guerra Carlista (1833-1840). La Guerra Civil tuvo lugar durante la regencia de Mª Cristina. Las causas fueron: La cuestión sucesoria, los carlistas apoyaban a Carlos María Isidro y por tanto la Ley Sálica, frente a Isabel II y la Pragmática Sanción; y el enfrentamiento ideológico, el carlismo defendía el Antiguo Régimen (“Dios, Patria y Rey”) y el mantenimiento de los fueros; y el liberalismo defendía la política centralizadora, soberanía nacional y división de poderes.
La Primera Guerra Carlista estalló el 1 de Octubre con el Manifiesto de Abrantes y se desarrolló en tres fases: - Avance carlista (1833-1835). Se hicieron fuertes en Navarra y País Vasco, dirigidos por Zumalacárregui. - Repliegue carlista (1835-1837). Fracasan con las Expediciones Gómez y Real; y son derrotados en Luchana (1836). - Triunfo isabelino (1837-1839). La división del carlismo facilitó el Convenio de Vergara (1839) entre Maroto y Espartero (abrazo de Vergara); pactando admitir militares carlistas en el ejército isabelino y mantener los fueros.
El carlismo provocó la Segunda Guerra Carlista. (1846-1849), ante el fracaso de la boda entre Isabel II y Carlos VI. En las regencias (1833-1843), los gobiernos liberales desmantelaron el Antiguo Régimen gradualmente.
Los liberales formaron dos partidos: Partido Moderado, continuistas doceañistas, defendían la soberanía compartida (Rey-Cortes), daban amplios poderes al rey y limitaban los derechos individuales; y el Partido Progresista, seguidores de los exaltados, defendían la soberanía nacional, limitaban el poder del rey.
La regencia de Mª Cristina (1833-1840), se inicia con la fase moderada (1833-1835), transición entre el Estado absolutista de Fernando VII y el liberal de Isabel II, con reformistas como Cea Bermúdez. Ante la necesidad de apoyos, llamó a Martínez de la Rosa, liberal moderado. Se elaboró el ESTATUTO REAL (1834), Carta otorgada, reconocía Cortes bicamerales: Estamento de Próceres (designación real) y Estamento de Procuradores (sufragio restringido), no reconocía: soberanía nacional, división de poderes, ni derechos individuales; dejando el poder legislativo en el Rey. La insurrección en 1835 llevó a la revolución liberal (1835-1840). Mendizábal tomó medidas para desmantelar el Antiguo Régimen: libertad de imprenta, Ley de supresión de conventos y Decreto de Desamortización de los bienes del clero regular. Estas medidas provocaron su destitución. La regente intentó volver al moderantismo, lo que provocó el pronunciamiento en la Granja; entregando el Gobierno a los progresistas y restableciendo la Constitución de 1812. El gobierno progresista de Calatrava eliminó el régimen señorial, el mayorazgo y el diezmo, restablecíó la Ley Municipal. La CONSTITUCIÓN DE 1837, consolidó el régimen constitucional; proclamaba la Soberanía Nacional (en la práctica compartida Rey-Cortes); división de poderes, Cortes bicamerales (Congreso por sufragio censitario y Senado de designación real. Reconocía derechos individuales, libertad de prensa, autonomía municipal, y la Milicia Nacional. Intentar modificar la Ley Municipal (1840), provocó la oposición progresista y de Espartero, y la salida de Mª Cristina. Tras el ministerio-regencia de Espartero, en 1841 las Cortes lo eligieron regente. Durante la regencia de Espartero (1840-1843), su autoritarismo (llegó a bombardear Barcelona) suscitó la oposición de progresistas y militares. Moderados y progresistas organizaron un pronunciamiento liderado por Narváez, que le obligó a dimitir.
Las Cortes proclaman la mayoría de edad de Isabel II, con solo trece años, iniciando el reinado efectivo (1843-1868). A lo largo de sus tres fases se procedíó a la construcción del Estado liberal.
En la Década moderada (1844-1854), Narváez acometíó distintas medidas: Suprimíó la Milicia Nacional y creó la Guardia Civil (1844); promulga la CONSTITUCIÓN DE 1845, más conservadora que la de 1837, soberanía compartida Rey-Cortes, Cortes bicamerales, con sufragio censitario para el Congreso, y Senado vitalicio de designación real; control de la Administración provincial y local; nuevo Código Civil y Penal; Reforma fiscal; y Concordato de 1851. Con el aumento del autoritarismo se funda el Partido Demócrata (1849). Reivindican el sufragio universal, Cortes unicamerales, libertad religiosa, instrucción primaria gratuita e intervención del Estado en ámbitos sociales.
La suspensión de las de las Cortes 1854 aumentó el descontento. El Bienio progresista (1854-1856), comienza con el pronunciamiento del general O´Donnell en Vicálvaro. En su retirada, se le une el general Serrano, y proclaman el Manifiesto de Manzanares. Isabel II encargó gobierno a Espartero. Restaura: Ley de Imprenta, Ley Electoral y Milicia Nacional. Elaboran la Constitución de 1856, non-nata. En economía aprobó la Desamortización de Madoz (1855) de bienes eclesiásticos, municipales y del Estado; Ley de Ferrocarriles (1855), Ley Bancaria (1856). La crisis le hizo dimitir.
De 1856 a 1868 se alternan moderados y Uníón Liberal. O´Donnell, con su partido la Uníón Liberal, intentaba establecer un liberalismo centrista (ala derecha progresista y ala izquierda moderada); devolvería España el prestigio internacional. Narváez con los moderados se enfrentó a la sublevación de los sargentos del cuartel de S. Gil y al Pacto de Ostende (progresistas, demócratas y republicanos, querían destronar a la reina y convocar Cortes Constituyentes). La muerte de Narváez y O´Donnell, aisló a la reina. En Septiembre de 1868 Prim y Topete inician la sublevación “La Gloriosa”, dirigida por Serrano que provocó la caída de Isabel II y abríó la esperanza de un régimen democrático