El Regalo en la Experiencia Humana: Confianza, Felicidad y Bienestar
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El Regalo: Una Mirada Profunda a la Experiencia Humana
El mundo, para el niño, se percibe como un regalo constante. Pero, ¿qué es realmente un regalo? Más allá de un simple objeto, es una de las actividades humanas más intensas y sinceras que podemos realizar. Un regalo genuino posee dos características fundamentales:
Características Esenciales de un Regalo Genuino
Espontaneidad
Un regalo nace de un impulso interno, de un deseo sincero de dar. Surge de forma natural, "porque le sale de dentro" a quien lo ofrece. Si su motivación es la conveniencia o la obligación, pierde su esencia espontánea y, por ende, su verdadero valor como regalo.
Representatividad
Cuanto más representa a quien lo da y a lo que siente, más profundo es su significado. Al ofrecer un regalo, uno deposita en él una parte de sus emociones y pensamientos. Aceptar un regalo, por tanto, implica un compromiso: significa acoger y reconocer los sentimientos de quien nos lo entrega. Si este compromiso es muy profundo, la aceptación puede resultar desafiante, precisamente porque implica abrirse a la vulnerabilidad y a la intimidad del otro.
El valor intrínseco de un regalo reside precisamente en estas dos características: su espontaneidad y su capacidad de representación.
El Juego, el Regalo y la Vulnerabilidad
El niño juega porque se siente intrínsecamente "regalado" por la vida y el mundo. De manera similar, el adulto también experimenta una forma de juego y disfrute cuando recibe un regalo auténtico. Sin embargo, surge un desafío: el valor del regalo. Aceptar un regalo puede ser muy comprometido, precisamente porque es profundamente representativo; en él se encuentran los sentimientos y la esencia de la otra persona.
Un regalo es, por naturaleza, espontáneo y proviene del otro sin una razón aparente, simplemente "porque se le ha ocurrido". El niño es, quizás, quien mejor encarna la capacidad de recibir un regalo, ya que no busca controlar la situación y, por ello, es quien más lo disfruta. Esta misma dinámica se aplica a la experiencia adulta de la felicidad y el amor:
“La felicidad no es algo que controlo (ni el amor); no soy autosuficiente. No puedo decidir cuándo ser feliz o estar enamorado; solo me lo puede regalar otro, y lo recibo a medida que dejo que me lo dé. No puedo comprarlo, tiene que darlo alguien a mí. Uno disfruta del amor cuando no lo controla, cuando lo recibe porque sí (no sé por qué no se cansa de mí, pero descubro que sigue ahí), y sigue dándolo. Es espontáneo, no responde a una ley ni a promesas (no me promete un final); está ahí sin más.”
Lo que verdaderamente hace feliz al ser humano es algo que debe ser aceptado como regalo. Para comprender y recibir un regalo en su plenitud, es fundamental cultivar la paciencia. El impaciente, al no saber esperar, no está preparado para recibir lo que la vida le ofrece.
La Apertura al Infinito: Más Allá del Control
Es esencial estar dispuestos a dar y a recibir todo. Cuando intentamos tener todo bajo control, definimos límites, sabemos hasta dónde llegan las cosas: el amor, la amistad, las oportunidades… En esa certeza, a menudo nos sentimos pequeños y limitados. Sin embargo, si no conocemos el límite, si nos abrimos a la incertidumbre, entonces nos volvemos grandiosos, porque la vida nos sorprende constantemente al no ajustarse a nuestras expectativas predefinidas.
La Confianza: Pilar Fundamental para Recibir
En los Sonetos a Orfeo de Rilke, se exploran imágenes profundas de la infancia, el niño, el juego y el regalo. Se narra la historia de una niña que recita poemas y recibe un premio, habiendo aprendido a pesar de la severidad de su maestro. Esta narrativa resalta una verdad crucial: la paciencia solo puede sostenerse en la confianza. Uno tiene paciencia cuando confía en que algo valioso va a ocurrir.
¿Por Qué el Niño Entiende de Regalos?
La respuesta es simple: porque CONFÍA plenamente. A los adultos, en cambio, les cuesta mucho más confiar. ¿Cómo se madura en la confianza? A menudo, la confianza se pierde en algún momento de la vida (debido a una traición amorosa, un desengaño, una mentira, una difamación, etc.), lo que nos lleva a dejar de confiar. Sin embargo, es imperativo recobrar esa confianza perdida.
La Recuperación de la Confianza y la Necesidad del Otro
¿Cómo se recupera la confianza? Como sugiere el poema de E.E. Cummings, que habla a la persona que le brinda confianza, uno comprende que la confianza no es solo un entrenamiento o una habilidad individual; requiere la existencia de alguien en quien confiar.
El ser humano busca, de manera innata, a alguien que le brinde esa confianza y seguridad, ese punto de partida desde el cual enfrentarse al mundo. Necesitamos un anclaje, un lugar seguro desde el que salir con fuerzas a la lucha diaria y al que regresar para recargar energías. Necesitamos a alguien.