El Reformismo Borbónico en España: Carlos III, Transformaciones y Legado del Siglo XVIII
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El Reformismo Borbónico: Carlos III y sus Transformaciones en España
El Despotismo Ilustrado de Carlos III
Carlos III accedió al trono español al morir su hermanastro Fernando VI sin descendencia. Ya había gobernado en Nápoles. Se mostró partidario de seguir algunas ideas ilustradas, siempre que no atentaran contra el poder de la monarquía absoluta. Se inició así la etapa del despotismo ilustrado. En 1766 se produjo el motín de Esquilache, una revuelta en la que se unieron el malestar de la población por la escasez y el elevado precio de los alimentos, el rechazo al excesivo poder de los altos cargos extranjeros y el descontento de los privilegiados que veían cómo se reducía su poder. Carlos III, atemorizado, destituyó a Esquilache, paralizó las reformas y tomó medidas como bajar el precio de algunos productos básicos, lo que pacificó el país. Carlos III contó con una serie de ministros y colaboradores españoles que auxiliaron al monarca. Entre ellos destacaron Campomanes, el conde de Floridablanca, el conde de Aranda, e ilustrados como Olavide y Jovellanos.
La Legislación Reformadora Borbónica
Ámbito Religioso: Regalismo y Expulsión Jesuita
En el ámbito religioso, se puso énfasis en reformar el papel, el poder y la influencia de la Iglesia. Los ilustrados eran regalistas, es decir, defensores de la autoridad y las prerrogativas del rey frente a la Iglesia. En este contexto, hay que entender la expulsión de los jesuitas en 1767, una orden religiosa de enorme poder.
Cuestión Social: Dignificación de Profesiones
En la cuestión social, el pensamiento ilustrado se plasmó en el decreto de 1783 por el que se declararon honestas todas las profesiones.
Educación: Impulso a la Enseñanza
En educación, se inició una reforma de los estudios universitarios y de las enseñanzas medias, y se impulsó la obligatoriedad de la educación primaria.
Terreno Económico: Fomento y Liberalización
En el terreno económico, se estableció la limitación de los privilegios de la Mesta, el fomento de la libre circulación de mercancías en el interior de España y el apoyo a la actividad industrial.
Los Efectos del Reformismo Borbónico: Pervivencia y Cambios en la España del Siglo XVIII
El Crecimiento Demográfico
En el conjunto de Europa, el siglo XVIII significó el inicio de un ciclo demográfico caracterizado por el crecimiento de la población. En España, la mortalidad continuó siendo alta. El crecimiento de la población española durante el siglo XVIII se mantuvo limitado por la persistencia de las crisis de subsistencia.
Las Tensiones del Sector Agrario
Las desfavorables condiciones climáticas y agronómicas del territorio español, con más de las tres cuartas partes de su superficie con un régimen de precipitaciones bajo, las sequías estivales y las elevadas temperaturas, impedían aplicar las nuevas técnicas desarrolladas en Europa noroccidental. El incremento de la producción mediante el aumento de la superficie cultivada no era posible en gran parte de España. La escasez de tierras obligaba a cultivar tanto las de peor calidad, de rendimientos escasos, como las dedicadas a pastos. Esta situación general fue compatible con algunas mejoras agrarias. En Cantabria se difundió el cultivo del maíz y patatas. En Valencia se expandió la producción de vino, aguardiente y seda. En Cataluña avanzó en la especialización agraria con la vid.
El Impulso a las Manufacturas
Los Borbones fomentaron la creación de manufacturas, poniendo freno a las importaciones de productos de lujo. Se crearon las Reales Fábricas, como la de Tejidos en Guadalajara, las de Tapices y Porcelana en Madrid. La escasez de mercados y la baja rentabilidad de las nuevas fábricas orientaron la política hacia el impulso de talleres privados. Las manufacturas se implantaron por todo el territorio español, pero tres zonas concentraron la mayor actividad: Valencia, el País Vasco y Cataluña. En el País Vasco, la existencia de una minería del hierro proporcionaba la materia prima necesaria para impulsar la creación de fundiciones y fábricas metalúrgicas. En Cataluña, la difusión de la nueva organización de la producción alcanzó una mayor amplitud, ligada a la manufactura textil y a la industria algodonera.
La Liberalización del Comercio Colonial
Carlos III se preocupó por reorganizar el comercio con América. Las colonias seguían siendo una importante fuente de ingresos para la Corona. El comercio colonial mantenía la estructura creada por los Austrias: dos puertos, el de Sevilla, al que se unió el de Cádiz, monopolizaban el derecho al comercio americano. La incapacidad de la industria y la agricultura castellanas para abastecer la demanda americana había dado lugar a que parte del comercio estuviera en manos de comerciantes extranjeros.