Las Reformas Clave de la Segunda República Española: Bienios Progresista y Conservador
Bienio Progresista (1931-1933)
Los primeros años de la Segunda República transcurrieron con estabilidad; España se mantuvo al margen del Crack del 29. El gabinete constitucional, presidido por Manuel Azaña y formado por el mismo grupo de ministros (a excepción de Lerroux), durante los años 1932 y 1933, profundizó en el programa reformista.
Reforma Laboral
Largo Caballero, ministro de Trabajo, continuó con las reformas laborales. Se aprobaron la Ley de Contrato de Trabajo y la de Jurados Mixtos. Aunque estableció la inspección del trabajo, lo que suscitó una cerrada oposición de la patronal, no consiguió que el gobierno sacara adelante su proyecto.
Reforma de la Enseñanza
Se adoptó un modelo basado en la escuela única, pública y obligatoria. Se estableció la Ley de Enseñanza Mixta y se prohibió a las congregaciones religiosas el ejercicio de la enseñanza.
Reforma Militar
El gobierno continuó con la reforma militar iniciada por Azaña. Se trataba de reducir el ejército y modernizar su preparación. Se suprimieron los tribunales de honor, el Consejo Supremo de Guerra y la Academia Militar de Zaragoza. Además, se recortó el presupuesto y se redujo el número de oficiales y generales.
Reforma Agraria
La situación de hambre que vivían en Andalucía y Extremadura había sido afrontada con medidas urgentes por parte del Gobierno Provisional. Se decretó el laboreo forzoso de las tierras incultas y la contratación de jornaleros de pueblos colindantes. Con la reforma, se trataba de asentar a los campesinos en tierras de latifundio, consideradas la causa principal de la miseria. Los radicales exigían la expropiación, frente a otros que proponían el asentamiento de las familias en las tierras. El proyecto fue finalmente aprobado.
La Ley de Bases para la Reforma Agraria de septiembre de 1932 afectaba a toda Andalucía, Extremadura, La Mancha y Salamanca. Declaraba la expropiación de tierras de origen jurisdiccional, las incultas o deficientemente cultivadas, y parte de las arrendadas. Se creó el Instituto de Reforma Agraria (IRA), encargado de hacer el inventario. Sin embargo, su aplicación fue un fracaso. Se tardó un año en completar el registro de propiedades y organizar el IRA, y la resistencia de los propietarios fue otro de los motivos.
Bienio Conservador (1933-1936)
Durante este periodo, la reforma agraria quedó paralizada y miles de jornaleros fueron expulsados de las tierras ocupadas. Los terratenientes se negaron a contratar a quienes hubieran manifestado su actitud reivindicativa y comenzaron a pagar salarios muy bajos. En 1935, el gobierno radical-cedista aprobó, el 1 de agosto, una nueva Ley de Reforma Agraria que significó una contrarreforma al dejar sin contenido el proceso de entrega de tierras y asentamientos campesinos. Los asentados durante el gobierno de Azaña fueron expulsados de sus tierras, aumentando enormemente el paro.
El Frente Popular y la Reanudación de la Reforma Agraria
Con la victoria del Frente Popular, se reanudó la reforma agraria. El gobierno anunció la devolución de las tierras a los jornaleros expulsados, pero los campesinos ocuparon de inmediato los latifundios, respaldados por los sindicatos agrarios. El gobierno se vio obligado a autorizar las expropiaciones y, más tarde, se restableció la Ley de Reforma Agraria de 1932.
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