Reformas de Canalejas y la España de la Restauración: Política, Oposición y Marruecos

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Las Reformas de José Canalejas y la España de Principios del Siglo XX

A partir de 1910, desde la presidencia del Gobierno y del Partido Liberal, el ferrolano José Canalejas intentó una serie de reformas clave para atraer a las clases populares y modernizar el país. Sus iniciativas buscaban abordar problemas sociales y políticos arraigados en la España de la Restauración.

Principales Reformas Impulsadas por Canalejas

  • Ley de Asociaciones Religiosas (1910) o Ley del Candado

    Esta ley limitaba el establecimiento de nuevas órdenes religiosas en España. Su objetivo era controlar la proliferación de congregaciones y reducir la influencia eclesiástica en la vida pública. Sin embargo, la fuerte oposición de los sectores católicos y conservadores, así como del Vaticano, obligó al Gobierno a retirarla, evidenciando las tensiones entre el Estado liberal y la Iglesia.

  • Ley de Mancomunidades Provinciales (1911)

    Presentada en 1911 y aprobada en 1913 por el gobierno conservador de Eduardo Dato, esta ley fue un paso importante hacia la descentralización administrativa. Permitió la creación de la Mancomunidad Catalana en 1914, una institución que agrupaba las cuatro diputaciones catalanas y que representó un hito en la articulación de las demandas regionalistas.

  • Ley de Reclutamiento (1912)

    Esta ley estableció el servicio militar obligatorio, buscando una mayor equidad en la defensa nacional. Sin embargo, mantuvo la figura de los "soldados de cuota", que mediante un pago considerable, podían reducir el tiempo de su servicio militar. Esta medida, aunque intentaba modernizar el ejército, perpetuaba una desigualdad social que sería fuente de conflictos. Canalejas también intentó introducir mejoras en las condiciones de trabajo con la imposición del arbitraje estatal en los convenios salariales, buscando mediar en los conflictos laborales y mejorar la situación de los trabajadores.

La Oposición Política a la Restauración

La oposición republicana y obrerista había desaprovechado la crisis del 98 para poner fin al sistema político de la Restauración. Por este motivo, se vio obligada a cambiar sus idearios, sus formas de organización y sus dirigentes para ganar influencia y convertirse en una alternativa real al bipartidismo dinástico.

El Republicanismo como Fuerza Opositora

El republicanismo fue, durante esta época, la mayor fuerza de oposición al régimen. Como forma de unificar los distintos grupos republicanos, nació en 1903 la Unión Republicana. Sin embargo, las divisiones internas impidieron que se convirtiera en una verdadera alternativa cohesionada a los partidos dinásticos, limitando su capacidad de acción política.

El Partido Radical de Alejandro Lerroux

En 1908, Alejandro Lerroux creó el Partido Radical. Con una ideología demagógica, anticlerical y supuestamente revolucionaria, consiguió el apoyo de amplios sectores de las clases populares de Barcelona. Después de la Semana Trágica de 1909, perdió apoyos, moderó sus posturas y se trasladó a Madrid para continuar su carrera política, buscando un electorado más amplio y una imagen más institucional.

El PSOE y su Entrada en el Congreso

El PSOE colaboró en la primera década del siglo con las fuerzas republicanas, sin renunciar en ningún caso a sus principios revolucionarios. De esta forma, consiguió sentar en el Congreso a su líder, Pablo Iglesias, en 1910, marcando un hito en la representación parlamentaria del socialismo español y abriendo una nueva vía para la defensa de los intereses obreros.

El Protectorado de Marruecos y sus Consecuencias

En 1898, España había perdido sus últimas colonias. Pocos años después, sería la coyuntura internacional la que le permitiría volver a tener un papel en la escena internacional. Dentro de un acuerdo más amplio entre Francia y Gran Bretaña, España consiguió que se le permitiera compartir con Francia el Protectorado de Marruecos (Conferencia de Algeciras). Aunque es cierto que le correspondió una pequeña zona en el Norte, en torno a las montañas del Rif, esta región era montañosa, pobre y poblada por tribus bereberes que no aceptaban de buen grado la presencia extranjera.

Intereses y Conflictos en el Protectorado

En este nuevo dominio colonial, España buscaba beneficios económicos (minas, inversiones en obras públicas) y prestigio internacional. Este último aspecto era el que movía a un sector del ejército que pretendía convertir a España de nuevo en una potencia colonial. Sin embargo, la presencia española en Marruecos no fue un camino de rosas. Los continuos ataques de los rifeños, liderados por figuras como Abd el-Krim, obligaron a mantener un fuerte contingente militar.

La situación se intensificó a partir de 1909 cuando, en unas operaciones destinadas a fortalecer la posición de Melilla, los marroquíes derrotaron severamente a los españoles en el Barranco del Lobo, ocasionando numerosas bajas. La decisión del presidente Maura de destinar a los reservistas a Marruecos, muchos de ellos casados, resultó un auténtico desastre. Si la guerra ya era impopular, sobre todo por el sistema de quintas que permitía librarse del servicio militar a cambio de dinero, el envío de este contingente desde el puerto de Barcelona fue la chispa que provocó un importante movimiento de protesta popular, apoyado por anarquistas, socialistas y republicanos, incluyendo a la UGT (proletariado).

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