Reflexiones sobre la Ética en la Medicina Moderna
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El carácter ético impone una conducta derivada de una reflexión personal; de la libertad de decidir, que en principio Dios dio al hombre al crearlo como característica de su creación. El hombre, que tiene capacidad de pensar, de reflexionar y de atreverse a tomar decisiones propias, de tener una decisión autónoma (8).
Esta distinción es importante. Al examinar la bibliografía, uno se encuentra con artículos que hablan de ética médica católica o ética médica judía. Son artículos de moral católica o moral judía. Como es un libro de moral médica católica el publicado por la Academia Nacional de Medicina de Kuthy y cols. (9) con el nombre de Introducción a la Ética Médica, e innecesario el título de Ética Médica Laica, magnífico libro por cierto, de Pérez Tamayo, ya que toda ética médica es laica.
La diferencia entre Ética y Moral se da en la práctica diaria. Veamos sólo un ejemplo. De acuerdo con la Moral Católica (que, por cierto, en todos sus preceptos alguien tiene todo el derecho de aceptar), el único método de control de la fertilidad es el método del ritmo. Con base en una decisión ética, muchas familias católicas en este país, así como la propia Secretaría de Salud, adoptaron en las últimas décadas métodos diversos para el control de la natalidad.
En el futuro, asuntos como los referentes a diversos aspectos relacionados con la investigación de células embrionarias, su obtención y conservación; otros asuntos de fecundación asistida, la misma eutanasia y algunos aspectos de medicina genómica como resultado de una medicina predictiva, tendrán que ser considerados por los afectados bajo estas dos decisiones: la imposición de una decisión derivada de una moral o la ética de un individuo.
Desde el artículo de Aldo Leopold sobre la ética de la conservación en 1933, pero sobre todo después del de Van Rensselaer Potter sobre Bioética, han aparecido numerosos artículos sobre bioética; se han formado asociaciones con este nombre y, en Norteamérica, dos grandes instituciones son el centro de la bioética mundial: el Centro Hastings y el Instituto Kennedy. En estos dos sitios, la investigación y los documentos publicados versan principalmente sobre asuntos de ética en la medicina, como la eutanasia, la muerte digna, los diversos aspectos de trasplantes en humanos, la fecundación asistida, el aborto y lo referente a células embrionarias, etc. Por ello, algunos consideran que han “medicalizado” la bioética (2). En cierta forma, esto último es cierto, porque el concepto original de bioética se refiere a muchos otros aspectos aparte de los relacionados con la medicina. El concepto original de Potter se refiere a todos los sistemas vivos y su relación entre sí: el humano, el animal y el vegetal. La bioética cubre aspectos como son la deforestación y su impacto en los organismos vivientes, el uso de energías y su impacto en el planeta, el agua como recurso para la vida, la violencia derivada de la sobrepoblación y su origen en la “capacidad de carga” de una sociedad (10,11) y muchos otros aspectos en que las ciencias sociales y humanas confluyen con ciencias duras. Comprende aspectos de éstas últimas, pero, de forma muy importante, incluye otros que son del campo de las humanidades.
Así como se ha medicalizado la bioética, ha habido una tendencia a eclesializarla, principalmente por pensadores católicos. La Iglesia Católica y sus observantes tienen todo el derecho de mencionar y de observar las reglas, los preceptos y los dogmas de esta religión en relación con la medicina; pero esto es Moral Católica, no ética.
Muchos coinciden en que el Juramento Hipocrático no es suficiente para normar la ética de la medicina actual, y que ha sido rebasado por el crecimiento en los conocimientos, por la tecnología médica actual y por las formas de organizar el soporte económico del acto médico. La mayoría coincide en que un ejercicio médico ético se da cuando se cumplen cuatro principios fundamentales: beneficencia, no maleficencia, autonomía del enfermo y justicia en el suministro de la medicina. Otros autores consideran que, de estos principios fundamentales, hay otros secundarios, como el consentimiento informado, la confidencialidad y otros (12). De cualquier acto médico, juzgado a la luz de estos principios, se puede decir si es ético o no. Adelante, veremos cómo en la medicina actual el cumplimiento de estos principios no depende ya, hoy, sólo del médico.
La organización de la medicina actual ha cambiado y no está sólo en manos de médicos, de tal forma que se ve ahora la necesidad de una ética organizacional. La Academia de Medicina de New York publicó recientemente un estudio en el que se señalaba un índice elevado de mortalidad por errores médicos; lo importante es que hacía notar que, más que errores de los médicos, eran errores ocasionados por el sistema de atención de la medicina (13).
En la ética médica actual, o si se le quiere llamar “bioética medicalizada”, es importante señalar que el lograr un ejercicio ético no depende hoy sólo del médico. Al no estar la organización de la medicina en manos de los médicos, deben considerarse las responsabilidades éticas de quienes la organizan.
Así, deben distinguirse diferentes áreas en las que es necesario, hoy, analizar aspectos éticos de la medicina:
- Aspectos conceptuales: Los concernientes a las discusiones que se dan acerca de la pertinencia de la investigación, obtención, utilización y conservación de células embrionarias; el uso de contraceptivos para el control de la fecundidad; la eutanasia y otros aspectos de la muerte asistida; el aborto en las diferentes situaciones en que éste se puede dar; y trasplantes en diversas magnitudes, entre otros.
- Aspectos propios de la acción del médico ante el enfermo: Éste es el segmento que más nos importa reflexionar y en el cual extenderemos este análisis.
Para poder ejercer con ética la medicina, el médico debe tener los conocimientos y destrezas necesarios, ya que la principal e inicial obligación ética del médico es estar preparado.