Recursos Narrativos en la Obra de Flaubert: Estilo, Tiempo y Contrapunto
1. El Punto de Vista
En la obra hay varios narradores, aunque Flaubert los combina con tanta sutileza que el lector no siempre llega a percibirlos:
- En el capítulo 1, la llegada de Charles al colegio es contada por un narrador sin identificar que habla en primera persona del plural, como si formase parte de la clase a la que se incorpora Charles Bovary.
- El narrador principal se expresa en tercera persona y es omnisciente, omnipotente y ubicuo en espacio y tiempo. Según Vargas Llosa, en realidad son dos narradores:
- El narrador invisible: un observador frío y objetivo que nunca juzga los hechos ni a los personajes ni muestra sus opiniones.
- El narrador filósofo: que se introduce en el relato para opinar con una reflexión o conclusión de validez universal sobre algún aspecto de la vida humana.
Flaubert limita al máximo estas intervenciones, abreviándolas y dándoles, además, una rotundidad y una seguridad que las hacen parecer verdades objetivas. La sensación global de objetividad, frialdad e impasibilidad es muchísimo mayor que en novelas anteriores. Flaubert otorga a la letra cursiva un uso especial; le sirve para reproducir un tópico, un cliché, un prejuicio que expresa un personaje.
2. El Estilo Indirecto Libre
Se ha considerado la gran aportación de Flaubert a la novela. Permite pasar del punto de vista del narrador al de un personaje sin que el lector apenas lo note. De ese modo, consigue narrar la intimidad de los personajes desde dentro, aproximando al máximo al personaje y al lector. La técnica consiste en eliminar los dos puntos, los verbos de lengua o de pensamiento y los nexos subordinantes, y modificar los pensamientos del personaje mediante el imperfecto o el condicional y la interrogación o la exclamación. La importancia del estilo indirecto libre se debe a que fue el punto de partida de una serie de procedimientos que permitieron a la novela del siglo XX mostrar el fluir del pensamiento.
3. Las Descripciones y el Diálogo
Muy abundantes y, a veces, minuciosas. El entorno, los ambientes, las cosas son más que meros decorados: explican en parte los caracteres y las reacciones de los personajes, influyen en ellos, forman parte de su vida o de su ser. Flaubert reduce la frontera entre lo material y lo psicológico: cosas y personajes componen un todo. Por un lado, a veces describe objetos humanizándolos: los convierte en símbolos de sus propietarios (gorra de Charles: pobre, muda, de una fealdad imbécil).
Por otro lado, a veces cosifica a los personajes. Los diálogos, en cambio, no son tan importantes: poco frecuentes en la primera parte y con cierta relevancia en la segunda y tercera. La aportación más original de Flaubert en cuanto al uso del diálogo es el episodio de las ferias agrícolas, en las que alterna las voces de Rodolphe y Emma, que entablan su primer diálogo amoroso con el discurso monótono del presidente.
4. El Tiempo Narrativo
Los discursos se narran en orden cronológico, sin apenas saltos en el tiempo, y se sitúan más o menos en la época contemporánea. En cuanto al tiempo de la narración, percibimos una alternancia de períodos sosegados, de lenta sucesión de hechos menores, con bruscas aceleraciones en que se condensan acciones importantes. Pero el narrador disimula muy bien estos cambios, gracias al uso de cuatro tiempos, según Vargas Llosa:
- El tiempo singular o específico: al que le corresponde el pretérito perfecto simple, para acciones concretas, puntuales. Es el tiempo dinámico de los hechos principales, los que hacen progresar la historia, presentados objetivamente.
- El tiempo circular o repetitivo: es el tiempo de las acciones habituales, de las costumbres repetidas. Sirve para resumir en una escena tipo lo que ha ocurrido varias veces. Es menos objetivo.
- El tiempo inmóvil: es el tiempo de la descripción externa a cargo del narrador. Sus formas verbales son el presente de indicativo y también el imperfecto.
- El tiempo imaginario o de la irrealidad: para presentar lo que solo existe en la imaginación de algún personaje. Se suele utilizar el condicional o el imperfecto.
5. Un Mundo Binario: El Contrapunto
Vargas Llosa y varios críticos destacan la "manía del número 2" en Madame Bovary; es decir, que está construida a partir de elementos distribuidos de dos en dos, en parejas u opuestos. Así, en cuanto al espacio, hay dos pueblos: Tostes (primera parte) y Yonville (segunda y tercera parte), prácticamente idénticos, que simbolizan el aburrimiento, rutina, vida provinciana cerrada. A estos se oponen la ciudad de Ruan (libertad, lujo y pasión) y París (símbolo ideal de la ilusión de otra vida soñada por Emma y otros personajes). Homais y el abad Bournisien son dos personajes que contrastan y, a la vez, se complementan. Ambos encarnan la estupidez tan odiada por Flaubert.