Recuperación y crisis económica en la Europa de entreguerras
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Los intentos de recuperación
Los países industriales tardaron varios años en poner en marcha la producción que les correspondía como países desarrollados, debido más a problemas monetarios y financieros. Las monedas europeas se depreciaron y abandonaron su valor fijo respecto a los metales preciosos. El dólar pasó a ser la única divisa segura.
Sólo Estados Unidos salió económicamente bien parado de la Gran Guerra. En la década de los años veinte, Estados Unidos entró con gran dinamismo. Nueva York desplazó a Londres como capital financiera del mundo.
Hasta 1924, algunos países vivieron situaciones inflacionistas extremas. La subida de precios fue espectacular en Alemania. La hiperinflación alemana se ha convertido en un ejemplo sobre el crecimiento exponencial de los precios.
El Reino Unido estaba endeudado con Estados Unidos pero, si conseguía cobrar a sus países deudores podría obtener una posición excedentaria.
Pero tanto Francia como los restantes aliados deudores no podrían hacer frente a los pagos debidos si no recibían las reparaciones de guerra alemanas. De ahí una de las razones de la intransigencia francesa en el asunto de las reparaciones. Sin embargo, Alemania estaba ocupada en su zona más productiva por tropas francesas, y sólo podía pagar las indemnizaciones si recibía créditos extras provenientes de Estados Unidos.
Italia, experimentó una situación de inestabilidad monetaria y financiera similar a la alemana en la posguerra.
España no aprovechó la oportunidad económica que le brindó la neutralidad durante la guerra, y la prosperidad que experimentó fue efímera. En 1917 una huelga general y una importante crisis política anticiparon los problemas de la posguerra.
Rusia vivió duros momentos tras la revolución de 1917. La guerra civil arruinó al país, cuyos dirigentes establecieron el “comunismo de guerra”, que no consiguió paliar el hambre de la población. En 1921 se puso en marcha la NEP.
A los muchos y graves problemas existentes en Europa, se añadió otro: la fragmentación del espacio económico como consecuencia de la aparición de nuevos países que generó un intenso nacionalismo económico. De ahí que tuviera consecuencias negativas sobre la integración económica europea.
Los “felices años veinte”
El Plan Dawes permitió la reestructuración de los pagos en concepto de reparaciones de guerra por parte de Alemania. Al fortalecimiento de las finanzas públicas alemanas, contribuyeron también los préstamos norteamericanos comprometidos en el Plan. Si Alemania pagaba las reparaciones, el problema de las deudas interaliadas entraba en vías de solución.
La economía norteamericana se encontraba inmersa en una fase expansiva como consecuencia de la difusión generalizada de las innovaciones resultantes de la Segunda Revolución Industrial a la producción y al consumo de las familias. Los “felices veinte” norteamericanos anticiparon pautas de consumo que veremos extenderse por Europa occidental y por el resto del mundo.
Los problemas para la recuperación de la economía capitalista mundial comenzaron a superarse debido a una eficiente agricultura que abarató el precio de los alimentos y permitió la ampliación del consumo hacia los bienes manufacturados. Por la mecanización, la agricultura cerealista permitió abaratar los costes de los alimentos básicos.
Una parte del consumo pudo orientarse hacia los productos industriales. La industria también contó para su recuperación con una fácil financiación que permitía obtener los recursos necesarios para poner en marcha las empresas con créditos a corto plazo.
El optimismo volvía a los países industriales, pero la industria tendrá su punto débil en la dependencia de los créditos a corto plazo, que la hacía muy vulnerable a los vaivenes financieros. El sistema económico de los años 20 se basó en préstamos a corto plazo que se concedían con facilidad.
El resultado fue un endeudamiento progresivo de amplios sectores económicos, muy sensibles a los problemas de circulación internacional de capitales. Desde 1925 puede observarse un trasvase de capitales desde la industria hacia actividades especulativas, como la bolsa, institución que actuará como un mecanismo de absorción de la inversión que terminará resultando fatal cuando se produzca el Crack.
En la Unión Soviética también aumentaron los niveles de producción y consumo, gracias a la NEP. A partir de 1928, Rusia optó por una economía planificada que se mantuvo al margen de los circuitos financieros capitalistas y evitó así la crisis de 1929 y la depresión económica.
El crack del 29 y sus consecuencias
Es común situar el inicio de la Gran Depresión en el “jueves negro”. Ese día se produjo el primer hundimiento de la principal bolsa de valores del mundo: todos querían vender para perder menos. Afectó principalmente a los países más avanzados económicamente y a sus sectores industriales y exterior. Aunque no todos ellos se vieron afectados en la misma medida, ninguno escapó a ella.
Las causas hay que buscarlas en los desequilibrios económicos de los años veinte:
- La crisis de los sectores industriales tradicionales como el textil, el carbón, la siderurgia y la construcción naval se fue agudizando en los años anteriores al crack. Lo mismo pasó con la agricultura.
- Incluso los sectores industriales más favorecidos por la expansión (automóvil) experimentaron ya en 1927 las consecuencias de la disminución del poder de compra de los salarios y la caída de las rentas. La situación se agravó porque la compra de estos bienes de consumo era realizada a crédito.
También entró en crisis el sector de la construcción, debido a la situación del mercado. Esta crisis se inició en la construcción de viviendas particulares, y en la de edificios comerciales. El valor de las acciones de la bolsa de Nueva York siguió subiendo, y ello atrajo a nuevos inversores. Pero la situación de la bolsa era en realidad muy frágil a causa del desequilibrio entre el estancamiento de la economía real y el crecimiento de las acciones. Las consecuencias en la economía real norteamericana fueron:
- Se extendió un pesimismo económico generalizado respecto al futuro, comprimieron el consumo y la inversión.
- Destruyó el ahorro de muchas familias y las empobreció.
- Interrumpió la financiación de unas empresas que se enfrentaban a una demanda declinante.
- Perjudicó a la viabilidad de instituciones financieras que habían prestado a los inversores institucionales y particulares.
En 1932, la producción industrial del mundo no llegaba a los dos tercios de la de 1929. El desempleo alcanzó cifras record. Especialmente en Estados Unidos y Alemania.
La contracción del producto per cápita fue también significativa. En Estados Unidos resultó especialmente intensa y duradera. En Alemania, algo menos. Suecia o Japón apenas experimentaron una suave recesión. En Francia no fue especialmente profunda, pero sí muy duradera.
Autarquía
Política económica que busca la independencia y autosuficiencia de un país, limitando las importaciones y promoviendo la producción nacional.
La Gran Depresión
Los gobiernos terminaron reaccionando con medidas que confirmaban la crisis del modelo económico liberal e intentaron dar soluciones a la crisis que, como el proteccionismo o el fortalecimiento del Estado o como el New Deal en los Estados Unidos, provocarán cambios sociales y modelos culturales e ideológicos dispares y enfrentados, lo que condujo, directa o indirectamente, a una nueva guerra mundial.
Que la crisis afectara a los países capitalistas más desarrollados suponía un duro golpe a los principios del “laissez faire”.
Los autores marxistas contaban con el ejemplo de la Unión Soviética, un país ya industrializado que no sufrió la crisis, para criticar el sistema capitalista occidental y considerar la depresión de los años veinte como la crisis final del capitalismo.
El impacto de la crisis fue diferente según los países, por lo que los intentos de solución también fueron diversos. En general, se produjo un cierre proteccionista de los mercados, que Francia e Inglaterra soportaron bien.
Completamente dispar era la situación en Alemania, Italia y en los países centroeuropeos. Desde la llegada de Hitler al poder (1933), se intensifican las compras a los países del entorno, pero realizando los pagos en productos alemanes, con lo que Alemania se adueñaba de las economías centroeuropeas. Una política de obras públicas y de fabricación de armamentos permitió reducir rápidamente sus seis millones de parados. La fuerte intervención estatal había permitido que, ya en 1936, Alemania fuera otra vez una gran potencia.
El presidente demócrata Franklin D. Roosevelt venció en las elecciones estadounidenses de 1932 y presentó un programa de reformas denominado New Deal (Nuevo Trato), que buscaba eliminar el desempleo de 13 millones de trabajadores y el estancamiento económico.
La intervención del Estado se concentró en las subvenciones y la planificación de la agricultura, en la mejora de las condiciones laborales y salariales y en una política de obras públicas.
El nuevo paradigma económico fue formulado con rigor por el economista inglés John Maynard Keynes, que dio fuerza teórica a las prácticas intervencionistas de los años treinta.
Democracias y dictaduras en la Europa de entreguerras
Hacia 1920 Europa estaba formada por veintiséis Estados democráticos, con el reconocimiento de los derechos y libertades individuales, del sufragio universal y con un modelo pluripartidista característicos de una democracia parlamentaria.
Sin embargo, el fracaso de los gobiernos democráticos por solucionar los problemas económicos, políticos y sociales provocó el descontento popular. Amplios sectores de la población comenzaron a creer que la democracia liberal parlamentaria representaba un sistema político caduco. La democracia solo subsistió en los países en que estaba más consolidada (Francia, Reino Unido, Bélgica, Países Bajos, Suiza, Dinamarca, Noruega, Suecia, Finlandia y Checoslovaquia) y el Estado incrementó su protagonismo en la economía (el sistema capitalista se reformó).
Desde muy pronto los sistemas democráticos se vieron amenazados por los extremismos políticos que daban claras y contundentes soluciones a los problemas políticos y sociales que se habían originado desde la Primera Guerra Mundial. Así, mientras las clases altas y medias defendieron la idea de un gobierno fuerte, que mantuviese el orden y la unidad nacional, para evitar el “contagio” de la revolución, las clases bajas veían en las revoluciones el modo de solucionar sus problemas.
En primer lugar, las sublevaciones socialistas y marxistas o amenazas de sublevaciones socialistas que se extendieron por toda Europa; la más notable fue la de Alemania, donde el levantamiento Espartaquista fracasó. En Baviera, los comunistas derrocaron el gobierno y establecieron la República Soviética de Baviera. Una vida de brevedad similar tuvieron las Repúblicas Soviéticas que surgieron en otros estados alemanes y el gobierno soviético establecido en Hungría en 1919.
Posteriormente, se impusieron dictaduras nacionalistas radicales de derechas. En 1939 la mayoría de los sistemas políticos de Europa eran autoritarios y la forma más común eran las dictaduras de derechas. En Austria, España, Hungría y Rumania las organizaciones de tipo fascista llegaron a tener un papel importante. En 1933 el contundente éxito del partido nazi, que llevó a Hitler al poder en Alemania e imprimió un nuevo impulso a los movimientos fascistas.