Recorrido Histórico por la Península Ibérica: Prehistoria a la Edad Moderna

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Sociedad y economía en el Paleolítico y el Neolítico

La Prehistoria de la Península Ibérica se divide en el Paleolítico (1.300.000 – 8.000 a.C.) y el Neolítico (8000-1100 a.C.).

Paleolítico

Durante el Paleolítico inferior (1.300.000-100.000 a.C.) aparecen las primeras especies de homínidos, como el Homo Antecesor, cuyos restos más antiguos se encuentran en el yacimiento de Atapuerca (Burgos). En el Paleolítico medio (100.000-30.000 a.C.) encontramos restos de Neandertales en Gibraltar (40.000 a.C.). El Paleolítico Superior (30.000-8.000 a.C.) está marcado por el Homo Sapiens, que desarrolla el arte rupestre. Los grupos eran nómadas, de unos 25 individuos, con una sociedad igualitaria. La industria lítica se basaba en la piedra tallada, sin división del trabajo, y la economía en la caza y la recolección. El arte rupestre paleolítico, de estilo Franco-Cantábrico, es realista, policromado y se encuentra en el interior de cuevas (Altamira, 25.000 a.C.).

Neolítico

Con la Revolución Neolítica (8.000-6.000 a.C.) se descubre la agricultura y la domesticación, lo que lleva al sedentarismo. La industria lítica pasa a ser de piedra pulimentada y el arte rupestre, de estilo Levantino, es monocromo, esquemático, representa figuras humanas de caza y se realiza en abrigos rocosos.

Los pueblos prerromanos y las colonizaciones históricas

En la Edad de los Metales (3000-800 a.C.) conviven dos pueblos principales:

Íberos

Los Íberos, del sur y este mediterráneo, se organizan en sociedades estratificadas y militarizadas, con un importante papel religioso de las mujeres (Damas). Su desarrollo se ve influenciado por los colonizadores del este mediterráneo.

Celtas

Los Celtas, que llegan del norte de Europa hacia el 1200 a.C., se asientan en el norte peninsular. Su economía es principalmente ganadera. En el Sistema Central se produce una mezcla de ambos pueblos, los celtíberos.

Colonizaciones

La abundancia de metales atrae a pueblos de oriente:

  • Fenicios: fundan Gadir en el 1104 a.C. y traen la escritura y la moneda.
  • Púnicos: sustituyen a los fenicios tras la conquista asiria de Tiro (573 a.C.).
  • Griegos: llegan hacia el 800 a.C. y fundan Amurias (575 a.C.).

La influencia púnica da lugar a la cultura de Tartessos (Huelva), la primera organización estatal de la península, cuya desaparición es un misterio.

Hispania Romana

La Romanización fue el proceso por el cual el Imperio Romano impone su lengua, cultura, valores y forma de vida a los pueblos conquistados. En Hispania, comenzó con la II Guerra Púnica (218-206 a.C.), continuando con la conquista del centro (Guerras Celtíberas, 154-137 a.C.) y norte peninsular (Guerras Cántabras, 29-19 a.C.), hasta la Invasión Visigoda (418 a.C.).

Fue un proceso largo y costoso debido a la geografía y la resistencia de los pueblos originarios. La aculturación fue más intensa en el sur y este que en el norte y oeste. Hispania fue una de las provincias más romanizadas, integrándose su comercio en la red mediterránea y aportando aceite, trigo, vino y metales preciosos. Fue cuna de emperadores (Trajano, Adriano, Teodosio) y filósofos (Séneca). El legado romano incluye arquitectura (Acueducto de Segovia, Teatro de Mérida, Murallas de Lugo), la unidad cultural (latín, cristianismo), económica (ciudades conectadas por calzadas), política (derecho romano) y social (sociedad estratificada).

La monarquía visigoda

La crisis del Imperio Romano facilita la entrada de pueblos germánicos (406), como Suevos, Vándalos y Alanos. Los Visigodos, un pueblo arriano, se instalan al sur de la Galia (Reino de Tolosa, 418-507) y norte de Hispania. Tras ser derrotados por los Francos en la batalla de Vouillé (506), trasladan la capital a Toledo (Reino de Toledo, 507-711). Fundaron una Monarquía Electiva, inestable, que fue el primer estado independiente que dominó toda Hispania tras la caída de Roma (476). La principal institución de gobierno fue el Officium Palatino, formado por el Aula Regia y los Concilios. La élite visigoda buscó reforzar la unidad territorial, cultural, política y social del reino, lograda en parte con Leovigildo, Recaredo y Recesvinto.

Al-Ándalus, evolución política

El conflicto sucesorio entre Rodrigo y Agila II facilitó la Invasión Musulmana y la derrota visigoda en Guadalete (711). Nace así Al-Ándalus. Entre 719 y 756, Al-Ándalus fue un Valiato del califato Omeya de Damasco. En 756, Abderramán I se proclama Emir, independizándose políticamente de Damasco. Tras una etapa de inestabilidad, Abderramán III se proclama Califa (independencia política y religiosa), iniciándose la etapa de mayor esplendor (929-1031). Tras el gobierno de Al-Manzor (978-1002), el califato cae (1031) y aparecen las I Taifas (1031-1090), reunificadas por los Almorávides (1090-1140). El Imperio Almorávide se desintegra, apareciendo las II Taifas (1140-1145), reunificadas por los Almohades (1145-1212) hasta la victoria cristiana de las Navas de Tolosa (1212), cuando el Imperio se fragmenta (III Taifas, 1212-1492). Éstas serán conquistadas hasta 1492 (caída del reino de Granada).

Al-Ándalus, economía, sociedad y cultura. El legado judío

En el plano económico, la Agricultura se impulsa con nuevos productos y el desarrollo del regadío. El Comercio se integra en las rutas del mundo islámico. La Artesanía florece. La Sociedad era estratificada y multicultural. En la élite estaban los musulmanes (árabes, bereberes y muladíes). Los no musulmanes (judíos y mozárabes) pagaban un impuesto especial. En el último eslabón estaban los esclavos. Al-Ándalus fue un Mundo Urbano, con una gran Efervescencia Cultural (Averroes, Maimónides). El legado cultural andalusí sigue presente en el idioma, la gastronomía, la arquitectura (Mezquita de Córdoba, Alhambra de Granada) y la artesanía. Los sefardíes (judíos expulsados en 1492) dejaron su huella en la gastronomía, la arquitectura (juderías) y el arte (Sinagoga del Tránsito, Toledo).

Los reinos cristianos: evolución de la conquista y organización política

Tras la derrota musulmana en Covadonga (722), Pelayo crea el Reino de Asturias, que en 910 pasa a ser el Reino de León, del que nacen los reinos de Castilla (1065) y Portugal (1143). Al heredar Fernando III de Castilla el Reino de León, nace la Corona de Castilla (1230). La Marca Hispánica, creada por Carlomagno (795-801), se emancipa (Pamplona 824, Aragón 828, Barcelona 988). La unión dinástica del Condado de Barcelona y el Reino de Aragón forma la Corona de Aragón (1164).

La Reconquista tuvo tres etapas: la primera (719-1031), con dominio del califato de Córdoba; la segunda (1031-1212), con equilibrio; y la tercera (1212-1492), con la conquista de las III Taifas (Granada, 1492). Institucionalmente destacó la Monarquía (hereditaria desde 850) y las Cortes, asamblea representativa del reino. Desde 1188 (Cortes de León), la burguesía gana un hueco en las mismas. Su poder variaba según el reino.

Modelos de repoblación. Organización estamental

Entre los siglos VIII-XIII, la dependencia militar de los reyes hacia la nobleza llevó a la concesión de feudos con derechos sobre la población (siervos). La sociedad feudal se basaba en vínculos de dependencia y beneficios mutuos. Era una sociedad jerárquica y estamental, con el Rey y los privilegiados (nobleza y clero) en la cúspide, y el Estado Llano (campesinos y burguesía urbana) en la base. El modelo feudal se extendió hacia el sur mediante las Repoblaciones:

  • Presura (S.VIII-X, Valle del Duero): campesinos libres ocupan territorios despoblados.
  • Concejil (S.XI-XIII, Valle del Tajo): los reyes otorgan cartas de privilegio a las aldeas conquistadas.
  • Repartimientos (S.XIII-XV, tercio sur peninsular): la nobleza y órdenes militares se reparten las tierras.

La Baja Edad Media en las Coronas de Castilla y de Aragón y en el Reino de Navarra

Corona de Aragón

Se crea tras el enlace de Petronila de Aragón y Ramón Berenguer de Barcelona (1164). Fue una Confederación de Reinos, cuyos fueros limitaban el poder real (Pactismo). Jaime I se expande por el Mediterráneo. La peste de 1348 inició la decadencia, que coincide con el ascenso de la dinastía Trastámara (Compromiso de Caspe, 1412).

Corona de Castilla

Nace al heredar Fernando III el Reino de León (1230). El poder real era mayor que en Aragón. En el siglo XIII se expande a costa de las Taifas. El siglo XIV fue de crisis, con una guerra civil entre Pedro I y Enrique II de Trastámara (1366-1369), quien ganó el trono apoyado por la nobleza, debilitando el poder real hasta la Guerra de Sucesión (1474-1479), cuando Isabel I vence a Juana la Beltraneja.

Reino de Navarra

Aislada desde el siglo XII, la nobleza se divide entre Aragón y Francia, lo que inicia una Guerra Civil (1451-1464).

Los Reyes Católicos, Unión Dinástica e instituciones de gobierno. La Guerra de Granada

La Unión Dinástica de los Reyes Católicos se fraguó por el matrimonio de Isabel I y Fernando II (1469). Las condiciones de la unión se pactaron en la Concordia de Segovia (1475), donde se decidió que ambos monarcas gobernarían sus dominios en igualdad, manteniendo cada reino sus instituciones separadas. El ascenso al trono de Isabel (1474) y Fernando (1479) supone la consolidación de la monarquía autoritaria, creándose instituciones comunes como el Tribunal de la Inquisición y la Santa Hermandad. Reforzaron el poder real, sometiendo a la nobleza y mejorando la recaudación fiscal. La Guerra de Granada (1482-1492) buscaba recuperar la unidad política y religiosa de la península, culminando con la rendición de Boabdil (2-I-1492).

Exploración, conquista y colonización de América

El descubrimiento de América tuvo como precedente la conquista de Canarias (1402-1496) y fue posible por el empeño de Colón de llegar a Asia por el Oeste. Tras acordar Colón y los Reyes Católicos el reparto de beneficios (Capitulaciones de Santa Fé), Colón llega a las Bahamas el 12-X-1492. El Papa Alejandro VI otorgó las Indias a Castilla con la bula Intercaetera (1493). La expansión continental comenzó con la conquista Azteca (Cortés, 1519-1521) e Inca (Pizarro, 1529-1536). Tras crearse los Virreinatos de Nueva España (1535) y del Perú (1542), los límites del Imperio se ampliaron con Núñez de Balboa, Cabeza de Vaca o Magallanes y El Cano. La rapidez de la conquista se debió a la superioridad militar española y al teocentrismo de los imperios precolombinos. Se produjo una sustitución de élites que gobernaron y colonizaron el territorio valiéndose de las estructuras políticas precolombinas y de otras nuevas.

Los Austrias del siglo XVI. Política interior y exterior

La Monarquía Hispánica fue un enorme imperio creado durante el reinado de Carlos I/V (1516/19-1556). Tanto Carlos como su hijo Felipe II (1556-1598) basaron su política exterior en la defensa del catolicismo y los intereses familiares. Con Carlos I destacan las victorias contra Francia, los turcos y los protestantes alemanes. Felipe II venció a los turcos en Lepanto (1571) y anexionó Portugal (1581), conformando un imperio mundial. Con los protestantes, Felipe tuvo que afrontar la rebelión de Flandes (1568-1648) y la guerra contra Inglaterra. El Imperio se gobernaba mediante un complejo sistema (sistema polisinodial), con consejos, virreyes y secretarios de Estado. Los costes de la política ocasionaron revueltas, como la de las Comunidades (1519-1522) y la de los moriscos de las Alpujarras (1568-1571).

Los Austrias del siglo XVII. Política interior y exterior

Los Austrias del siglo XVII se desinteresaron por el gobierno, que recayó en sus válidos. Con Felipe III (1598-1621) gobernó el Duque de Lerma, quien decretó la expulsión de los moriscos (1609). Hubo un período de paz (Pax Hispánica, 1609-1618) que supuso la generalización de la corrupción. Con Felipe IV (1621-1665) destacó el Conde-Duque de Olivares, quien ideó la Unión de Armas (1626). La oposición de Cataluña y Portugal agudizó las tensiones, lo que junto a las guerras (Guerra de los Treinta Años, 1618-1648) llevó a las rebeliones de Cataluña y Portugal (Crisis de 1640). El colapso de 1640 impuso las paces de Westfalia (1648) y los Pirineos (1659), que ponen fin a la hegemonía hispánica y a la Unión Ibérica (1668, Tratado de Lisboa). Con Carlos II (1665-1700) gobernaron Nithard, Valenzuela y Oropesa. Destacó la cuestión sucesoria, que llevó a la Guerra de Sucesión (1701-1714).

Economía, sociedad y cultura en los siglos XVI y XVII

Economía

Se produjo un empobrecimiento general, muy notable en Castilla. La industria lanera se arruinó por los altos impuestos y la inflación. La producción agrícola se hundió por las malas cosechas y el comercio con América benefició a los asentistas flamencos. Los gastos militares provocaron hasta ocho bancarrotas.

Sociedad

Creció la estratificación derivada del proceso de refeudalización nobiliaria. La crisis económica llevó a un aumento del clero. La burguesía se arruinó y el campesinado se empobreció, aumentando el número de pícaros, jornaleros y bandoleros.

Cultura

Fue una época de enorme esplendor (Siglo de Oro). En arquitectura destacan estilos como el plateresco, el herreriano y el barroco churrigueresco. En pintura destacó Velázquez. En literatura se impuso la novela picaresca (D. Quijote de la Mancha, Cervantes, 1605).

La Guerra de Sucesión Española y la Paz de Utrecht. Los Pactos de Familia

La herencia obtenida por Felipe V desencadenó la Guerra de Sucesión (1701-1714), que fue tanto una guerra europea como una guerra peninsular. La guerra no tuvo un vencedor claro, y tras heredar también el archiduque Carlos el Imperio Austriaco (Carlos VI de Austria, 1711), sus aliados llegaron a un acuerdo con Luis XIV (Tratado de Utrecht, 1714). Felipe V sería rey de España previa renuncia de sus derechos sobre Francia y el reparto de su herencia. Se creó un nuevo equilibrio con Inglaterra como dueña del mar. Los borbones españoles firmaron con Francia tres Pactos de Familia (1733, 1741 y 1761) para recuperar lo perdido en Utrecht y defender América de Inglaterra.

La Nueva Monarquía borbónica; los decretos de nueva planta. Modelo de Estado y alcance de las reformas

Tras hacerse con la corona española en la Guerra de Sucesión (1701-1714), Felipe V abolió los fueros de Valencia, Aragón, Cataluña y Mallorca, publicando los Decretos de Nueva Planta (1716), que sustituyeron los fueros abolidos por los de Castilla. Los diputados de la antigua Corona de Aragón pasaron a reunirse en las Cortes Castellanas. Los consejos perdieron importancia. Solo Navarra y las Vascongadas mantuvieron sus fueros. Los reinos de la antigua monarquía hispánica fueron sustituidos por intendencias o capitanías generales. Este nuevo modelo de estado supuso un intento de adaptar la monarquía absoluta y centralizada nacida en Francia al contexto español. Nacía así el Despotismo Ilustrado. Este reformismo político continuó con Fernando VI y sobre todo con Carlos III, quien lo llevó también a América.

Las reformas borbónicas en los virreinatos americanos

Aunque con Felipe V ya se habían implantado algunas reformas, el gran proyecto reformista fue obra de Carlos III y José de Gálvez. La ocupación británica de la Habana y Manila (1762) evidenció la insuficiencia de las defensas. Gálvez propuso varias reformas:

  • Administrativas: Se crea el Virreinato del Río de la Plata (1778). Se excluye a los criollos de la administración, imponiéndose los intendentes.
  • Militares: Se crea un ejército permanente con milicias criollas y mandos peninsulares. Se refuerzan las defensas.
  • Económicas: Se decreta el libre comercio (1778) y se fomentan la minería y la agricultura de exportación.

El balance de las reformas fue diverso, pues si por un lado la metrópoli aumentó sus ingresos, por el otro los criollos empezaron a sentirse relegados.

Sociedad, economía y cultura en el siglo XVIII

Economía

La puesta en cultivo de nuevas tierras, las repoblaciones y la difusión de productos americanos aumentaron la producción agrícola. Se fomentó la industria con manufacturas reales y se sustituyó el monopolio americano por el libre comercio (1778). Otras medidas fueron la fundación del banco de S. Carlos (1782), la supresión del control de los gremios y las sociedades de amigos del país. El balance fue positivo, pasando la población de 7 a 11 millones.

Sociedad y cultura

Aunque las reformas ilustradas fueron moderadas, despertaron una feroz oposición entre el clero, la nobleza y el pueblo llano. Los ilustrados españoles eran moderados, aspirando solo a desarrollar el país sin romper con el Antiguo Régimen. Destacaron Moratín, Jovellanos, Cadalso (literatura) o Goya (arte). Artísticamente destacan las corrientes francesas, pasándose del barroco clasicista al neoclasicismo.

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