Realismo Social en la Literatura Española de Posguerra y Niveles del Lenguaje

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El Realismo Social en la Literatura Española de Posguerra

En la década de los 50, la angustia existencial va dejando paso a las preocupaciones sociales y colectivas. A pesar de la censura, los autores dieron testimonio y denunciaron la realidad social. Aparece así la novela del Realismo social. Sus características son:

  • La intención de estos autores es ético-social.
  • Reciben la influencia de las teorías de Jean Paul Sartre, de las técnicas del cine neorrealista italiano y de la novelística norteamericana.
  • Los temas que abordan son las miserias de la sociedad española de posguerra, la soledad y la guerra como recuerdo y sus consecuencias, la dureza de algunos trabajos, la injusticia y la frivolidad de las clases burguesas.
  • Los personajes son múltiples y variados, destacando alguno por representar una clase o grupo, no por sus particularidades psicológicas.
  • En la novela predominan dos enfoques sociales: el Realismo testimonial y el Realismo crítico.
  • Entre las técnicas narrativas destacan: el objetivismo, el montaje de la trama en secuencias (como en el cine), el tiempo lineal y reducido, así como la presentación de un espacio, rural o urbano, también limitado.
  • El lenguaje es directo, sin eufemismos, con abundantes modismos del habla popular.

Autores Representativos del Realismo Social

Los autores más representativos de esta década son Camilo José Cela y Rafael Sánchez Ferlosio.

En La colmena (1951), Cela ofrece una visión despiadada del Madrid de posguerra por donde se mueve un grupo colectivo de buscavidas, fantoches sin escrúpulos y peleles. Se ajusta a la reducción espacio-temporal. Aborda como tema fundamental la incertidumbre de los destinos humanos: los personajes son seres solitarios que caminan sin rumbo ni futuro por una existencia vacía, rutinaria, vulgar y, a veces, sin dignidad. Otros temas que recoge son la incomunicación, la obsesión por el dinero, el hambre, el sexo desprovisto de sentimientos, la hipocresía y la insolidaridad.

Por su parte, Sánchez Ferlosio refleja en El Jarama la falta de ilusión y el sinsentido en la vida de unos jóvenes madrileños que pasan un domingo en un merendero del río Jarama. Destaca por la sobriedad expresiva de los diálogos y por la técnica objetivista.

Variedades Socioculturales de la Lengua o Niveles

La modalidad lingüística que adopta una lengua en una determinada capa social recibe el nombre de variedad diastrática, sociolecto o nivel de lengua. Para establecer dichas variantes se debe tener en cuenta:

  • El hábitat: las diferencias que hay entre lengua rural y urbana son notables.
  • La edad: los jóvenes, más innovadores, sobre todo en el léxico, se sitúan frente a los mayores de 40 años, más reacios a los cambios.
  • Los oficios y actividades: las diferencias en este caso se centrarían en el nivel léxico-semántico.

En función de estos factores se habla de nivel culto, nivel popular y nivel vulgar.

Nivel Culto

Modalidad lingüística que emplea de manera perfecta la gramática y el léxico de una lengua. Es utilizado por personas que poseen un alto nivel de estudios. Se manifiesta más claramente en la escritura y se encuentra, sobre todo, en textos literarios y científico-técnicos. Funciona como modelo de corrección para los demás niveles y garantiza la unidad del idioma. Sus características son: corrección en todos los niveles, capacidad de abstracción, riqueza léxica y conexión con la tradición literaria.

Nivel Popular

Es un nivel medio de competencia lingüística que emplean los hablantes en su vida cotidiana. Entre sus rasgos destacaremos:

  • Subjetividad del hablante: uso frecuente de exclamaciones, interjecciones, apelaciones al oyente a través de imperativos y vocativos, y presencia de diminutivos afectivos.
  • Economía y comodidad que se consigue a través del uso de hipocorísticos y frases cortas y sin terminar.
  • Uso de un lenguaje proverbial.

Nivel Vulgar

Modalidad lingüística que viene determinada por la deficiente formación lingüística de los hablantes. El desconocimiento de la norma origina varias incorrecciones, llamadas vulgarismos:

Vulgarismos Fónicos

  • Cambio de posición de los fonemas.
  • Adición de vocales o consonantes iniciales: amoto.
  • Pérdida de consonantes iniciales: esparramar.
  • Pérdida de consonantes intervocálicas como -d- o -r-: cansao.
  • Ultracorrecciones: carnecería.

Vulgarismos Morfosintácticos

  • Alteraciones en las formas verbales: tuvistes, andó.
  • Anteposición de los pronombres “me” y “te” a “se”: me se ha perdido un libro, te se ha caído.
  • Laísmo, loísmo y leísmo: la dije que viniera, lo di un puñetazo, el libro le puse sobre la mesa.

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