Realismo y Naturalismo en la Literatura del Siglo XIX: Sociedad, Novela y Autores
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Contexto Histórico, Social y Cultural del Realismo y Naturalismo
Durante el siglo XIX, la burguesía se consolida como clase dominante en Europa, imponiendo su espíritu práctico y mercantilista. Este auge, ligado al desarrollo industrial y comercial, genera una fe en el progreso sin precedentes. Paralelamente, surge el proletariado, una nueva clase social que se organiza para reivindicar sus derechos. Los enfrentamientos entre los movimientos obreros y la burguesía se intensifican, reflejando las tensiones de la sociedad capitalista e industrial, una realidad que se plasma en la literatura de la época.
El positivismo emerge como una corriente filosófica que contrasta con el idealismo romántico. Rechaza la especulación y sostiene que el saber debe basarse en datos y hechos positivos, es decir, realidades comprobables. La ciencia experimenta grandes avances gracias a la aplicación de los principios positivistas. Figuras como Claude Bernard, con su método experimental en medicina, y Charles Darwin, con su obra "El origen de las especies", junto con Mendel y sus leyes genéticas, influyen notablemente en el movimiento naturalista.
La Novela como Expresión Literaria del Realismo
El término "Realismo" se utiliza en arte y literatura para referirse a obras que buscan imitar o copiar la realidad, como en el caso de "El Lazarillo de Tormes". La novela se convierte en el género fundamental del Realismo. Se caracteriza por la gran variedad de escenarios, funcionando como un documento social, y por el retrato de personajes con conflictos sociales, dando lugar a la novela psicológica.
La novela realista se concibe como un espejo que refleja hechos verosímiles, con personajes extraídos de la realidad social de la época. Esta función de espejo se divide en dos aspectos: la descripción de ambientes, costumbres y formas colectivas (lo social) y la descripción de caracteres de personajes (lo psicológico). Lo más común es que ambos aspectos aparezcan fusionados, mostrando al personaje en relación con su ambiente.
El Realismo imita el método científico, utilizando la observación de la realidad como punto de partida. La objetividad lleva al escritor a adoptar el papel de cronista imparcial, a menudo en forma de narrador omnisciente. La voz del narrador se alterna con el diálogo de los personajes, y la narración suele ser lineal.
El Naturalismo: Una Derivación del Realismo
El Naturalismo es una forma especial del Realismo que surge en Francia a finales del siglo XIX. Su creador fue el novelista Émile Zola. Se basa en las siguientes doctrinas:
- Determinismo biológico y social: El hombre no es libre, aunque lo parezca. Su comportamiento está determinado por la herencia biológica y las circunstancias sociales.
- Método experimental: Se experimenta con los personajes, situándolos en contextos que permitan observar su comportamiento y reacciones influenciados por la herencia biológica y las circunstancias sociales.
- Materialismo: La parte espiritual del hombre y sus reacciones anímicas tienen una explicación orgánica y material. Lo fisiológico explica lo psicológico.
La aplicación de estas teorías da como resultado una novela con las siguientes características:
- Asuntos y personajes relacionados con la miseria humana.
- Documentación exhaustiva y observación rigurosa de la realidad como método de trabajo.
La Novela Realista en España
Las primeras manifestaciones de la novela realista en España se encuentran en las novelas de folletín, que mantenían el interés y la conexión con el lector. Los personajes suelen ser convencionales, divididos en buenos y malos, y la acción tiene lugar en los ambientes más humildes de la sociedad.
El Realismo se inicia a mediados de siglo con el llamado pre-realismo, que aún conserva elementos románticos, pero introduce la descripción objetiva y personajes de la vida cotidiana. Alcanza su apogeo a partir de la Restauración, con autores como Valera, Galdós, Clarín y Bazán, quienes muestran un especial interés por las clases medias.
Son frecuentes las "novelas de tesis", donde el argumento y los personajes defienden determinadas ideas. Posteriormente, la novela se vuelve menos ideológica y se orienta hacia lo psicológico, con influencias del Naturalismo. Se exploran ambientes miserables y negativos, pero la vida de los personajes no está determinada exclusivamente por lo social ni por lo biológico. La postura de los eclesiásticos también influyó en esta evolución.
Hacia 1890, se produce el llamado "realismo espiritualista", influenciado por la literatura rusa y en reacción contra el materialismo naturalista. La atención se centra en los problemas morales y espirituales de los personajes.
Temas de la Obra de Benito Pérez Galdós
Crítica Social
Galdós realiza una crítica a la clase media española durante el periodo pre-revolucionario de finales de 1867, bajo el reinado de Isabel II. Critica a una clase media que basa su poder en la apariencia y no en el trabajo, mostrando un desmedido deseo de bienes materiales. Esta crítica se observa especialmente en los personajes de los Bringas, sobre todo en Rosalía.
Los Bringas simbolizan una clase media que vive con un modesto sueldo de funcionario, pero que aspira a figurar socialmente. Galdós critica el vicio social de aparentar y el deseo de destacar. Amparo representa la resignación en el trabajo como valor auténtico para una subsistencia digna. Agustín Caballero representa la posibilidad de salvación del pueblo español. Sin embargo, su huida con Amparo deja una visión pesimista de Galdós sobre la sociedad española: vulgaridad, conformismo, triunfo de la mediocridad y mala educación, que desembocarán en la insostenible situación de los últimos meses del reinado de Isabel II y la Revolución del 68.
La Crisis Religiosa en el Clero
Muchas novelas del siglo XIX abordan la crisis religiosa, presentando personajes religiosos que transgreden los principios de su profesión. Esto se debe a que muchos clérigos veían en la carrera religiosa una vía para salir de la pobreza, como es el caso de Pedro Polo. Además de la corrupción moral, se observa la intransigencia fanática y el puritanismo exagerado, como en el caso del hermano de Pedro Polo.
La Mujer en el Siglo XIX
En el siglo XIX, la mujer estaba sometida a la voluntad del hombre y debía ser la conservadora de una moralidad estricta y puritana definida por la Iglesia. El incumplimiento de estas pautas conducía a una conducta desordenada que podía desembocar en el fracaso amoroso, el descrédito social o el suicidio.
Amparo responde al canon de la mujer del siglo XIX, excepto por su pasado. Su hermana, Refugio, representa la rebeldía y la capacidad de decidir sobre su propio destino. Rosalía, por otro lado, encarna la caduca burguesía madrileña de la época, preocupada por las apariencias y la opinión ajena, e incapaz de tomar decisiones propias.
Los Sueños como Reflejo de la Realidad Interior
Los sueños, tanto dormidos como despiertos, representan otra realidad, a menudo poco percibida por los personajes. Son un reflejo del mundo interior del soñador. El sueño de Refugio es premonitorio, mientras que Amparo refleja debilidad y miedo por su pasado. Rosalía, en sus sueños, muestra ignorancia, superficialidad y avaricia.
Elementos Románticos en la Obra de Galdós
A pesar de ser una obra realista, se pueden identificar algunos rasgos románticos:
- El amor: Se presenta un triángulo amoroso entre Amparo, Pedro y Agustín.
- Influencia de las emociones en la naturaleza: Por ejemplo, cuando Amparo no acude a la cita con Agustín, está abatida y llueve, pero al día siguiente, cuando le explica la situación, hace un sol radiante.
- Huida de la realidad: Pedro Polo desea huir de su realidad como clérigo, y Agustín también busca escapar de su entorno.
- Individualismo y rebeldía: Agustín desafía las buenas costumbres, Pedro Polo burla las leyes del clero y desea a Amparo, y Amparo decide irse con Agustín.