Realismo, Impresionismo, Posimpresionismo y Modernismo: Explorando las Corrientes Artísticas del Siglo XIX y XX
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Realismo: La Representación de la Realidad Cotidiana
El Realismo buscó representar la realidad cercana y cotidiana, dando protagonismo a las clases populares. Surgió en Francia en el siglo XIX como una reacción al Romanticismo, interesándose por los temas contemporáneos. Factores como la implantación de la burguesía, la filosofía de Comte, los problemas derivados de la industrialización y los fracasos de la revolución de 1848 contribuyeron a su desarrollo. La aparición de la fotografía también influyó en esta corriente. Los artistas evolucionaron hacia nuevos temas, buscando pintar lo que veían con sus propios ojos, incluyendo las miserias del proletariado y la naturaleza. Goya, con sus obras como "Caprichos" y "Desastres de la guerra", se considera un precursor del Realismo.
Impresionismo: La Captura de la Luz y la Visión
El Impresionismo revolucionó la pintura occidental al priorizar la luz y la visión. Los artistas impresionistas, como Constable y Turner, captaban la luz mediante toques de pintura suelta. Buscaban que sus obras fueran aceptadas en el Salón de París. París se convirtió en la capital de la pintura, y artistas como Monet y Pissarro desarrollaron la teoría de los colores, utilizando tres colores primarios y tres complementarios. Se enfocaron en la plasmación de la luz, la creación de atmósferas que relacionaban luz, tiempo y espacio, la representación de las apariencias sucesivas, la coloración de las sombras (en detrimento del claroscuro) y la pincelada suelta. El plein air, o pintura al aire libre, fue una característica fundamental del Impresionismo.
Posimpresionismo: La Transición hacia el Siglo XX
El Posimpresionismo abarca el período comprendido entre la última exposición impresionista y el surgimiento del Cubismo, sirviendo como puente hacia el arte del siglo XX. La técnica de la pincelada suelta, heredada del Impresionismo, evolucionó hacia el Impresionismo científico. Seurat denominó "divisionismo" a la base teórica de esta corriente y "puntillismo" a la técnica de ejecución, que consistía en aplicar pequeños puntos de color puro sobre el lienzo.
Modernismo: La Emancipación de la Arquitectura y las Artes Decorativas
El Modernismo representó una emancipación de la arquitectura decorativa, inspirándose en la naturaleza. Este movimiento, que recibió diferentes nombres en cada país de Europa, se manifestó en la artesanía a través de líneas serpenteantes, motivos florales y formas geométricas. Estos principios se trasladaron a la arquitectura, donde los edificios se concebían a partir de planos y aristas curvas, líneas sinuosas y onduladas, grandes aberturas y espacios vacíos, con motivos decorativos integrados en los materiales. Los interiores se sometían a una rigurosa organización.
También surgió un Modernismo geométrico, caracterizado por volúmenes prismáticos que se intersecaban para crear arquitecturas asimétricas, con una clara relación entre los espacios interiores.
El movimiento Arts and Crafts, paralelo al Modernismo, revalorizó el trabajo artesanal, promoviendo la creación de objetos bellos en una sociedad industrializada.
El Modernismo en España: Gaudí y Barcelona
En España, el Modernismo se centró principalmente en Barcelona, con la figura destacada de Antoni Gaudí. La arquitectura modernista española, aunque a menudo se percibe fuera de contexto, se inscribe dentro del esquema liberal del Modernismo. Se pueden identificar características impresionistas (como el tratamiento de la luz y la atmósfera), simbolistas (como el decorativismo y la imitación de la naturaleza) y un interés por la plástica, que se manifiesta en el retrato y el paisaje. Destacan los trabajos en cerámica, mobiliario, joyería y artes gráficas.