Las Raíces de la Revolución de 1868: Crisis y Descontento en la España Isabelina

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Las Causas de la Revolución de 1868

1.1. La Crisis Económica

Gran parte del último período del reinado de Isabel II estuvo caracterizada por una fase de expansión económica que afectó a toda Europa. La situación empezó a cambiar, y en 1866 se inició una importante crisis económica. La recesión se manifestó a nivel financiero e industrial, y constituyó la primera gran crisis del sistema capitalista, pero también coincidió con una crisis de subsistencias, que tuvo importantes consecuencias en las condiciones de vida de las clases populares.

Crisis Financiera

La crisis financiera, provocada por la bajada del valor de las acciones en Bolsa, se originó a raíz de la crisis de los ferrocarriles. La construcción de la red ferroviaria implicó una gran inversión de capitales en Bolsa. Los inversores exigieron subvenciones del gobierno, pero este carecía de fondos y le era imposible recurrir al préstamo, ya que las cotizaciones de la deuda pública también se habían desplomado. La situación provocó la crisis de muchas entidades financieras, que cancelaron sus créditos y extendieron la alarma hacia particulares y empresas.

Crisis Industrial

La crisis financiera coincidió con una crisis industrial, sobre todo en Cataluña. La industria textil se abastecía en gran parte con algodón importado de Estados Unidos, pero la Guerra de Secesión americana encareció la importación de esta materia prima y provocó un período de 'hambre de algodón'. Muchas pequeñas industrias del sector algodonero no pudieron afrontar el alza de precios debido a la crisis económica general y al fuerte aumento de los precios de los alimentos provocado por la crisis de subsistencias.

Crisis de Subsistencias

La crisis de subsistencias se inició en 1866 y la causó una serie de malas cosechas que dieron lugar a una escasez de trigo, alimento básico de la población española. Aumentó el precio de los productos básicos para la alimentación y descendió el sueldo de los trabajadores. En las ciudades, la consecuencia fue una oleada de paro que provocó un descenso del nivel de vida de las clases trabajadoras.

1.2. El Deterioro Político

A mediados de la década de 1860, gran parte de la población española tenía motivos de descontento contra el sistema isabelino. Los grandes negociantes reclamaban un gobierno que tomase medidas para salvar sus inversiones en Bolsa, los industriales exigían proteccionismo, y los obreros y campesinos denunciaban su miseria.

En 1866, después del cuartel de San Gil y de su dura represión, O'Donnell fue apartado del gobierno por la reina, pero los siguientes gabinetes del Partido Moderado continuaron gobernando por decreto.

El Partido Progresista, dirigido por Prim, practicó una política de retraimiento: se negó a participar en las elecciones y defendió la conspiración como único medio para poder gobernar. En la misma posición se situaba el Partido Demócrata, de modo que ambos partidos firmaron el Pacto de Ostende en 1867 con la voluntad de unificar sus actuaciones para acabar con el moderantismo en el poder.

A dicho pacto se adhirieron los unionistas tras la muerte de O'Donnell. Esta adhesión fue fundamental para el triunfo de la revolución y para definir su carácter. Por un lado, los unionistas (Serrano) aportaron una buena parte del ejército. Pero por otro, el carácter conservador contrarrestó el peso de los demócratas y redujo el levantamiento de 1868 a un simple pronunciamiento militar.

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