Raíces de la Fe: Indoeuropeos, Semitas e Historia del Cristianismo Primitivo
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Civilizaciones Antiguas: Contrastes en Creencias y Cosmovisiones
La historia de la humanidad está marcada por la diversidad de creencias y formas de entender el mundo. Dos de las civilizaciones más influyentes en la configuración de las religiones y filosofías son la indoeuropea y la semita, cada una con características distintivas en su concepción de lo divino, la historia y la vida.
La Cosmovisión Indoeuropea: Politeísmo y Ciclicidad
Los indoeuropeos eran politeístas, es decir, su cultura se caracterizaba por la adoración a múltiples dioses. Su manera de concebir el mundo se basaba en la interacción de dos fuerzas fundamentales: la del bien y la del mal. Intentaron siempre predecir el destino del mundo y alcanzar un verdadero conocimiento sobre el ciclo de la naturaleza. Solían crear imágenes de sus dioses basándose en sus mitos.
Tenían una visión cíclica de la historia, creyendo que esta avanzaba en ciclos, similar a las estaciones del año. En muchas culturas indoeuropeas también se creía en la reencarnación del alma. La vida religiosa se caracterizaba por prácticas como la autocontemplación y la meditación.
La Perspectiva Semita: Monoteísmo y Linealidad
En contraste, los semitas eran monoteístas, es decir, creían en un solo Dios. Ejemplos prominentes de religiones semitas incluyen:
- El judaísmo
- El cristianismo
- El islam
Según los semitas, la historia era concebida como una línea que comenzó con la creación del mundo por Dios y que culminará el día en que Dios juzgue a vivos y muertos.
Mientras que para los indoeuropeos era importante la “visión”, para los semitas lo primordial era el “oído”. Tenían prohibido crear imágenes de Dios o de lo sagrado. No se preocupaban por la reencarnación de las almas, sino por el pecado y la culpa. La vida religiosa semita se caracterizaba por:
- Las oraciones
- Las predicaciones
- La lectura de textos sagrados
El Reino de Israel y la Expectativa Mesiánica
Los Primeros Reyes de Israel
Alrededor del año 1000 a.C., Israel fue una monarquía unificada bajo tres grandes reyes:
- Saúl
- David
- Salomón
En esta monarquía, los reyes obtenían el título de “Mesías” y eran considerados intermediarios entre Dios y el pueblo. A los reyes se les llamaba “Hijos de Dios” y al país “Reino de Dios”.
División y Exilio: El Castigo Divino
Posteriormente, Israel se dividió en dos reinos: Israel (al norte) y Judea (al sur). El reino de Israel fue invadido por los asirios, y Judea fue conquistada por los babilonios.
Los judíos de la época interpretaron estos eventos como un castigo divino por desobedecer a Dios y no cumplir sus mandamientos. En este contexto, surgieron las “profecías de la salvación”, que anunciaban que una parte del pueblo se salvaría. Aunque el rey David había reinado siglos antes, su linaje era central en las profecías. Los profetas anunciaron que un Mesías, descendiente de David, llegaría para salvar a Israel y fundar el “Reino de Dios”.
Jesús y el Nacimiento del Cristianismo
La Misión de Jesús
Muchos creían que este “Mesías” no solo salvaría a Israel, sino al mundo entero. En este contexto, aparece Jesús. Él no era un rebelde militar o político, sino que su misión principal era la salvación y el perdón de Dios para todos los hombres.
Sin embargo, hubo protestas contra Jesús, y pronto sería ejecutado. Según Jesús, el Reino de Dios se manifiesta en el amor al prójimo, incluso a nuestros enemigos. Quienes siembran el mal, pero luego piden perdón a Dios, serán perdonados.
La Doctrina Cristiana Primitiva
Según el cristianismo, Jesús fue el hombre más justo que había existido, y este murió por la humanidad para que pudiéramos reconciliarnos con Dios y salvarnos de su castigo. Tras la muerte de Jesús, se afirmó que había resucitado, demostrando así que era el Hijo de Dios. Así, la Iglesia cree en la “vida eterna” y en la “resurrección del cuerpo”.
La Expansión del Cristianismo: El Papel de Pablo
Después de la muerte de Jesús, un hombre llamado Pablo, que era fariseo, se convirtió al cristianismo. Él fue fundamental en la transformación del cristianismo en una religión mundial gracias a sus extensos viajes misioneros. Pablo llegó a Atenas y, en el Monte Areópago, formuló un discurso cristiano a los atenienses sobre la salvación. Tras el discurso, algunos se unieron a Pablo, mientras que otros se burlaron de él.
La Formulación del Credo
En esa época, existían otras religiones además de la cristiana. Los primeros cristianos buscaron resumir la doctrina cristiana y delimitarla respecto de otras creencias. Así surgió el Credo, que sintetiza los fundamentos cristianos más importantes. Uno de estos fundamentos esenciales era que Jesús era Dios hecho hombre.