El Raciovitalismo de Ortega y Gasset: Perspectiva y Circunstancia
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Superación de la Oposición entre Razón y Vida
En El tema de nuestro tiempo, Ortega y Gasset propone una renovación filosófica que supere la dicotomía entre razón y vida. La prolífica obra de Ortega ha llevado a los estudiosos a dividirla en distintas etapas: objetivismo, perspectivismo, racionalismo e historicismo.
Etapa Objetivista: Rigor y Perspectivismo
En sus inicios, Ortega aboga por el rigor en el pensamiento, similar a la creencia. Sostiene que la filosofía debe abarcar "todo cuanto hay", ya que es parte integral de la vida. Rechaza la subjetividad y la mera opinión, promoviendo el razonamiento y el análisis desde múltiples perspectivas (perspectivismo) para alcanzar la verdad. Esta es la etapa objetivista, donde se enfoca en la parte racional de los elementos.
Crítica al Racionalismo y al Escepticismo
Posteriormente, Ortega introduce novedades en su pensamiento al no aceptar las dos grandes corrientes históricas: el racionalismo, que busca una verdad eterna e inmutable, y el escepticismo, que niega la posibilidad de conocer la verdad.
Interdependencia entre Pensamiento y Mundo
El filósofo madrileño defiende la interdependencia entre el pensamiento y las cosas reales. El mundo exterior no puede existir sin que yo lo piense, pero no se identifica con mi pensamiento. Para Ortega, es imposible separar el mundo del pensamiento, ya que ambos coexisten. El pensamiento es una relación entre el sujeto que piensa y lo pensado.
"Yo soy yo y mi circunstancia"
De ahí surge la célebre frase "yo soy yo y mi circunstancia", que resume su pensamiento. La existencia del ser humano es su propia condición de ser y su circunstancia, la realidad que lo envuelve (mundo exterior). Ortega también defiende la legitimidad del punto de vista individual o perspectiva. Al ser cada perspectiva única, la realidad se presenta con múltiples puntos de vista, determinados por las circunstancias de cada sujeto.
Perspectivismo y la "Verdad Total"
Todo conocimiento parte de una situación específica, lo que evidencia la necesidad del perspectivismo, de convivir con las múltiples circunstancias de la vida. La suma de todas ellas nos permite conocer mejor la realidad. Incluso propone una hipotética visión de todas las perspectivas que nos permitiría alcanzar la "verdad total".
Raciovitalismo: Unión de Vitalismo y Racionalismo
Tras su crítica, Ortega busca una teoría del conocimiento acorde con su visión de la vida. Así llega al raciovitalismo, que une vitalismo y racionalismo, tomando como modelo la propia vida.
Razón Vital y Razón Histórica
Ortega destaca la necesidad de convertir la razón pura en razón vital, ya que la primera tiene dificultades para comprender la naturaleza y las cosas mutables. Es necesario trascender los límites del realismo y el idealismo. Por ello, propone la razón vital, aplicada a las circunstancias que nos toca vivir. El raciovitalismo está condicionado por la razón histórica, ya que se centra en el quehacer diario, en el cambio constante de la vida. El segundo condicionante es la vida como "experiencia de la realidad". La vida es encontrarse, enterarse de uno mismo; decidir ante posibilidades limitadas, eligiendo un destino entre muchos, anticipando el futuro. Estos condicionantes son los "existenciarios", esenciales en la "razón vital" de Ortega: una razón que explique la vida y una vida que dé cabida a la razón.
Comparación entre Ortega y Nietzsche
A continuación, se presentan las principales semejanzas y diferencias entre Ortega y el vitalismo de Nietzsche:
- Vida como Realidad: Para Nietzsche, la realidad es la vida. Ortega acepta el vitalismo de Nietzsche, pero lo despoja de su relativismo e irracionalismo. La perspectiva organiza la realidad, ofreciendo a cada sujeto una parte de sí misma.
- Razón y Sentidos: Según Nietzsche, la razón nos engaña al presentar un mundo estático. Lo particular y cambiante queda fuera de la realidad, por lo que se muestra irracionalista. Los sentidos nos muestran el mundo real, ofreciendo un conocimiento válido y relativo. Frente a esto, Ortega propone una concepción perspectivista. Cada sujeto conoce desde su punto de vista, desde una razón inscrita en su circunstancia, sin que esto le impida acceder a la verdad. Lo que conoce es verdadero, aunque no es toda la verdad. La realidad completa nunca será conocida, ya que presenta tantas perspectivas como seres humanos.
- Instinto y Cultura: Para Nietzsche, el hombre es instinto y debe tener la valentía de ejecutarlos. El hombre como buscador de valores absolutos es una ilusión del racionalismo que niega la vida. Según Ortega, el ser humano no puede prescindir de la cultura, necesita saber a qué atenerse, pero esa cultura solo es accesible desde la razón vital (raciovitalismo).
- Crítica y Conciliación: Nietzsche es un crítico feroz que rechaza la tradición filosófica occidental. Ortega, en cambio, es un conciliador; ve el defecto en "excluir".
- Engaño y Error: Nietzsche habla del "engaño" de los filósofos, mientras que Ortega habla del "error".
- Concepción del Tiempo: Nietzsche cree en el "eterno retorno", mientras que Ortega se acerca al "historicismo".
Valoración de la Obra de Ortega y Gasset
Ortega y Gasset es considerado el fundador de la filosofía española contemporánea y maestro de las actuales generaciones de filósofos. A él se debe la generación del exilio español, a la que pertenecen María Zambrano y José Gaos. Su filosofía es similar en muchos aspectos a la de Martin Heidegger y, aunque no ha tenido gran repercusión fuera de España, es un filósofo de primera línea.
Ortega impulsó el interés por la divulgación filosófica y la implicación de los intelectuales en las cuestiones de su tiempo. En este sentido, Fernando Savater puede considerarse su heredero.
Desarrolló su noción de razón vital en su dimensión orientativa para la vida cotidiana, un principio afín a los valores vitalistas de nuestra cultura. Afrontó con claridad y valentía los problemas políticos, religiosos, culturales y sociales de España, siendo un referente en el proyecto de europeización que ha transformado profundamente nuestra sociedad.
Su reflexión política sobre España en La España invertebrada y La rebelión de las masas ha sido reconsiderada a la luz de la reciente reflexión de Javier Gomá sobre la nueva sociedad de masas en España en su obra Ejemplaridad pública.
En definitiva, la influencia de este pensador fundamental se ha proyectado sobre todas las dimensiones culturales de nuestro país.
Contexto Histórico y Filosófico de Ortega y Gasset
Para contextualizar este texto, debemos situarnos en las primeras décadas del siglo XX. Las grandes potencias se enfrentan por el control de los recursos y los mercados mundiales tras el desarrollo industrial. La Gran Guerra traumatiza a Europa. La conflictividad social se dispara, impulsada por la frustración generalizada. Los movimientos obreros y los nacionalismos se convierten en caldo de cultivo para los totalitarismos.
España, relegada a un segundo plano, se enfrenta a la coyuntura internacional lastrada por las secuelas de su decadencia como imperio colonial. El desastre del 98 se convierte en referente para una generación de intelectuales que se esfuerza por dilucidar su identidad nacional. La corrupción de la monarquía, la escasa industrialización, los caciques y el clero aferrados a sus privilegios, junto con la indigencia y el analfabetismo de las clases populares, configuran una realidad sociopolítica de gran inestabilidad. Golpe de Estado, restauración monárquica, fraudes electorales, República, huelgas y atentados se suceden en una España que aún no ha digerido el legado de la Ilustración, pero que debe encarar los retos del siglo XX.
La obra El tema de nuestro tiempo ofrece un diagnóstico inequívoco: "Nuestra generación asiste a la crisis más radical de la historia moderna". A pesar de todo, Ortega coincide en estos momentos difíciles con intelectuales de indiscutible talento como Picasso, Falla, Gaudí, Ramón y Cajal, y Unamuno, figura destacada de la filosofía histórica, protagonistas de la llamada Edad de Plata de la cultura española. Sin embargo, las referencias filosóficas que orientan el pensamiento de Ortega hay que buscarlas más allá del panorama nacional.
Ortega busca en Europa, en la filosofía alemana, la inspiración para responder a los dilemas de la posmodernidad. La influencia del neokantismo, heredero del racionalismo ilustrado, está presente en la concepción orteguiana de la "perspectiva". Sin embargo, Ortega advirtió los peligros del idealismo y comprendió la necesidad de aferrarse a la dimensión vital de la realidad, de ahí que en sus meditaciones resuenen ecos del vitalismo de Nietzsche. Así, Ortega concibe un modelo original, el raciovitalismo, que es a la vez una teoría del conocimiento y una concepción metafísica en sintonía con la corriente fenomenológica, su contexto filosófico más cercano. No se puede ignorar el paralelismo con la fenomenología de Husserl, pero son Heidegger y Sartre los autores que Ortega enmarca en su generación, la del 14. La descripción orteguiana de las categorías de la vida es muy cercana al análisis de Heidegger de la existencia humana. Por otra parte, la comprensión de la identidad vital como quehacer se asemeja considerablemente a la explicación existencialista de Sartre. Sin embargo, Ortega no compartirá el nihilismo y la angustia vital, tan presentes en el pensamiento de sus colegas europeos. La afirmación positiva de la vida se manifiesta en el discurso orteguiano como un rasgo singular muy afín al temperamento hispano.