Racionalismo Cartesiano: El Método para la Certeza del Conocimiento

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René Descartes: El Fundamento del Conocimiento Moderno

René Descartes, nacido en La Haye (Francia) en 1596 y fallecido en 1650, es considerado el filósofo que marcó el inicio de la filosofía moderna.

Contexto Histórico y la Búsqueda de la Certeza

La filosofía de Descartes surge en un período de profunda transformación, coincidiendo con la revolución científica del siglo XVI y la Reforma Protestante. En este contexto, Descartes se propone encontrar una filosofía donde el error no tenga cabida, garantizando así la certeza. Su pensamiento estuvo fuertemente influenciado por las matemáticas, disciplina que en ese momento imponía un rigor y una exactitud que se buscaba trasladar a la filosofía, la cual carecía de tal precisión. Descartes aspiraba a que la filosofía alcanzara una validez universal, comparable a la de las matemáticas. De hecho, él mismo destacó en este campo al crear la geometría analítica, y sus estudios sobre la óptica lo llevaron al descubrimiento de la ley fundamental de la reflexión de la luz.

La necesidad de un nuevo método que ofreciera un conocimiento real de la naturaleza era imperante, ya que recurrir a fuerzas ocultas o desconocidas resultaba inaceptable. Este cambio de paradigma, que busca un enfoque más sistemático, comienza con figuras como Copérnico. Descartes, como filósofo racionalista, parte de la premisa de que si la razón es única, la verdad también debe serlo, y, por ende, existirá un único método para alcanzarla.

El Método Cartesiano para la Verdad Inapelable

Para asegurar que se puede llegar a una verdad inapelable, Descartes considera esencial encontrar un método riguroso. Para ello, lleva a cabo un examen exhaustivo de la razón. Según Descartes, la razón opera mediante dos facultades principales:

  • Intuición: La aprehensión directa de ideas simples, evidentes, claras y distintas.
  • Deducción: Una cadena de intuiciones que permite derivar verdades complejas a partir de las simples.

Una vez identificadas estas dos formas de operar de la razón, Descartes se propone construir un método que siga el modelo matemático, influenciado por Galileo. Este método consta de cuatro reglas fundamentales que deben seguirse para alcanzar el conocimiento de manera correcta:

  1. La Regla de la Evidencia

    Consiste en no admitir como verdadera cosa alguna que no se reconozca como cierta de manera directa. Para que algo sea evidente, se nos tiene que presentar de forma clara y distinta.

  2. La Regla del Análisis

    Consiste en dividir cada una de las dificultades de estudio en tantas partes como sea posible. Para alcanzar una certeza verdadera, se debe partir de lo simple para proporcionar seguridad y evitar falsedades.

  3. La Regla de la Síntesis

    Implica conducir ordenadamente los pensamientos, comenzando por los más simples y fáciles para ir ascendiendo gradualmente hasta los más complejos. Este proceso se realiza mediante la deducción, el método por el cual se procede lógicamente de lo universal a lo particular, e implica una sucesión de intuiciones. Esta regla tiene una cierta influencia platónica debido a la jerarquización de ideas que realiza.

  4. La Regla de la Enumeración

    Consiste en realizar una revisión y un recuento exhaustivo de las verdades obtenidas para asegurarse de que son válidas y no contienen ningún error.

La Duda Metódica: Un Camino hacia la Certeza Absoluta

La duda metódica es un mecanismo que Descartes decide emplear de forma voluntaria. La razón de su implementación se debe a la imposibilidad de aplicar directamente la primera regla del método, la de la evidencia, sin antes encontrar un punto de partida indudable. Descartes necesita una verdad evidente, absolutamente incuestionable, para construir su sistema filosófico.

Por ello, inicia el proceso de la duda metódica. Lo primero de lo que dudará Descartes es de los datos sensoriales, basándose en la observación de que «Nuestros sentidos nos engañan algunas veces». Así, pone en cuestión la veracidad del conocimiento que nos proporcionan nuestros órganos sensoriales.

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