Psicología del Aprendizaje: Autoeficacia, Metas y la Indefensión en Estudiantes
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El Incremento del Sentimiento de Autoeficacia
El sentimiento de autoeficacia es crucial para el desarrollo personal y académico. Su incremento se puede manipular a través de diversas fuentes:
- Los resultados de la propia actuación: Si son buenos, el sentimiento de autoeficacia aumenta; si son malos, no tiene por qué disminuir necesariamente.
- El contexto del aprendizaje: La cantidad de ayuda recibida y el reconocimiento de los demás influyen significativamente.
- Las atribuciones causales: Aquellas que hace el sujeto o se le inducen.
- La experiencia del modelo: La percepción de la competencia de otros.
- La credibilidad del persuasor: Informarle al individuo acerca de sus posibilidades.
- Los síntomas psicofisiológicos: Por ejemplo, el temblor de piernas puede interpretarse como falta de capacidad.
Manipulando las atribuciones causales, se puede dirigir la atribución del sujeto, en caso de fracaso, hacia el uso inadecuado de las estrategias de resolución del problema, en lugar de a una falta de capacidad inherente.
Las Metas del Aprendizaje
Existen dos metas principales de aprendizaje que influyen en el comportamiento y rendimiento de los alumnos: la meta de aprendizaje y la meta de ejecución.
Alumnos Orientados hacia una Meta de Aprendizaje
Estos alumnos se caracterizan por:
- Intentar aprender de sus errores.
- Utilizar estrategias de aprendizaje eficaces.
- Mantener un autoconcepto más alto.
- No desanimarse frente a las dificultades.
- Persistir más tenazmente.
- Considerar que sus fracasos se deben a la falta de esfuerzo.
- Creer que el esfuerzo les hace más capaces.
- Percibir la tarea como un reto.
Perciben las tareas como un reto a resolver, se fijan en el procedimiento al realizarlas, buscan ayuda en el profesor si lo necesitan, quieren aprender y mejorar su competencia, y si a pesar del esfuerzo no lo consiguen, aprenden de lo que hicieron mal.
Alumnos Orientados hacia una Meta de Ejecución
Estos alumnos, por otro lado:
- Buscan a través de las notas validar su capacidad.
- Utilizan estrategias de aprendizaje poco eficaces.
- Mantienen un autoconcepto más bajo.
- Se desaniman fácilmente frente a las dificultades.
- Se comparan con los demás en cuanto a la nota que sacan.
- Consideran que sus fracasos se deben a la falta de capacidad.
- Mantienen un enfoque de aprendizaje muy superficial.
Perciben las tareas como una amenaza, solo buscan la nota sin importar el procedimiento llevado a cabo, no piden ayuda al profesor, y los errores son fracasos de los que no se aprende nada y afectan personalmente.
Críticas hacia este Enfoque de Metas
La visión de dos metas de carácter académico es demasiado reduccionista. También es necesario tener en cuenta los factores sociales. Se ha propuesto una tercera meta: la evitación del trabajo. Además, la meta de ejecución puede incluir una submeta de autoprotección y otra de autosuperación o lucimiento.
La Indefensión Aprendida
La indefensión aprendida es el peor estado de desmotivación en el que puede caer el estudiante. Su gravedad es tal porque el alumno, a pesar de poder realizar las actividades, ejercicios o tareas, no se cree capaz de ello y, en vez de intentarlo, ni se acerca, a pesar de que pueda llevarlas a cabo. Esta situación es el resultado de una serie repetida de fracasos (tanto académicos como sociales) en los cuales no se ha explicado al individuo el porqué de ello, de modo que ha aprendido que haga lo que haga no va a resultar.
Los sujetos indefensos se distinguen por su peculiar manera de explicarse los éxitos y los fracasos académicos. Se refieren a la globalidad en vez de a lo concreto o específico. Todo lo bueno que les ocurre se debe a factores externos y todo lo malo a causas internas.
Síntomas de la Indefensión Aprendida
Los síntomas más importantes que caracterizan a las personas afectadas por este estado son:
- Retraso en la iniciativa.
- Falta de energía.
- Suicidio.
- Apatía.
- Retraso psicomotor.
- Problemas de sueño.
- Dificultad para concentrarse.
- Pérdida de autoestima.
- Pasividad.
- Disminución del apetito.
- Baja agresividad.
- Rumia cognitiva.
- Depresión.
Indefensión Aprendida en la Infancia y Estrategias de Intervención
Hasta los 8-9 años, los niños perciben todo aquello que les ocurre como contingente de su actuación, sobreestiman su competencia y mantienen expectativas ficticiamente optimistas. Los pequeños entre los 4 y los 7 años no son inmunes a los patrones conductuales, cognitivos y afectivos de la indefensión. Lo único que les distingue de los mayores es el significado que dan a una pobre actuación o fracaso.
Desde la perspectiva de la intervención, esta sigue las mismas pautas que el tratamiento re-atribucional. Aquí no hay atribuciones más o menos convenientes o útiles, sino una ubicación dimensional más favorecedora: los resultados positivos deberían atribuirse a causas internas, estables y globales, y los negativos a causas externas. En ambos casos, hay que conducir al alumno para que se fije en el proceso que ha seguido, sobre cómo lo ha hecho, dentro de un ambiente de mayor atención, individualización y personalización de recompensas.