Programa de Intervención Individualizada para Menores en Centros de Acogida: Diseño y Seguimiento
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Programa de Intervención Individualizada para Menores en Centros de Acogida: Diseño y Seguimiento
Es importante en este punto considerar también aquellos recursos ajenos a la propia atención residencial. Con respecto a la revisión de los objetivos, se hará referencia a si el objetivo sigue vigente, si no se ha puesto aún en marcha, si se ha logrado en el tiempo estimado, si se ha retirado o si ha sido readaptado.
5. Seguimiento: La Revisión del Protocolo y los Resultados
El seguimiento es un momento necesario en cualquier intervención, ya que permite una evaluación continua del proceso. El seguimiento facilita información sobre el grado de consecución de los objetivos programados y, por tanto, de la eficacia o eficiencia misma de las actuaciones. El seguimiento permite una monitorización continua del proceso de intervención y sus resultados, recogiendo información sobre los siguientes aspectos:
- Grado de consecución de los objetivos.
- Grado de mantenimiento de los objetivos alcanzados.
- Razón o razones por las que se han alcanzado (o no) los objetivos.
- Relaciones entre los diferentes elementos del programa, como la relación entre el/la menor y el educador, menor-familia, educador-familia.
- Cambios más significativos producidos en el/la menor en las áreas de desarrollo personal y/o en las de adaptación a los contextos.
El seguimiento del PII no debe hacerse solamente a la revisión de los objetivos o el grado de consecución de los mismos, también hay que obtener información sobre las relaciones existentes entre los diferentes elementos del programa. De hecho, el motivo por el que algunas veces no se alcanzan los objetivos está relacionado con variables como la falta de coordinación entre profesionales, la escasez de recursos, o que hayan sido planteados de forma poco realista, entre otras cosas.
Es interesante para la programación de actuaciones posteriores con el/la menor considerar las razones por las que un programa concreto no alcanzó sus objetivos o, por el contrario, averiguar las razones por las que sí se alcanzaron.
Se considerarán dos tipos de seguimiento: el seguimiento de los objetivos, por un lado, y el de la evolución del menor, por otro lado.
Seguimiento del Grado de Consecución de los Objetivos
Junto con el establecimiento de un objetivo en el PII, se considerará el tiempo previsto para su revisión. Además de recoger información sobre si se ha alcanzado o, por el contrario, no se ha alcanzado, se indicarán las razones.
Seguimiento Mensual de la Evolución del Menor
Se trata de una reevaluación mensual del menor. La monitorización permite al educador realizar una valoración sobre los cambios más significativos producidos en cada una de las áreas de desarrollo personal y de adaptación a los contextos.
El registro mensual facilita la realización de los informes semestrales y finales que dan cuenta del proceso de intervención y que se desarrolla en el informe final individual.
6. El Informe Final Individual: La Comunicación de Resultados
La última fase contemplada en el proceso de intervención individualizada tiene que ver con la descripción y posterior comunicación de las observaciones e intervenciones realizadas sobre el menor.
El informe final individual debe estar estructurado de tal manera que refleje de forma comprensible, útil y rigurosa la trayectoria vital del menor en el centro. Se debe entender como un instrumento de trabajo que facilite la toma de decisiones respecto al futuro más inmediato del menor. En concreto, el informe final debe describir de forma integrada el estado inicial del menor, los objetivos de intervención que se plantearon para suplir sus necesidades, las evoluciones que se registraron y su estado actual de desarrollo y adopción.
Ahora bien, hemos de ser conscientes, precisamente por el momento presente en el que se desarrolla nuestro trabajo, que se nos está obligando a la utilización de métodos cada vez más sistematizados, métodos que precisan de un esfuerzo por modificar hábitos de trabajo adquiridos en la ejercida práctica profesional. Ambos aspectos, nuevos modelos y cambio en los hábitos, no pueden ser rechazados si actuamos bajo la consideración de adaptar nuestro trabajo al momento presente, en esa búsqueda y mejora en los enfoques científicos que ha sido constante desde la aparición de nuestra profesión en su permanente devenir histórico.
"Por el grosor del polvo en los libros de una biblioteca pública puede medirse la cultura de un pueblo." - John Ernst Steinbeck
"El medio mejor para hacer buenos a los niños es hacerlos felices." - Oscar Wilde
Programa Inicial Individual y Programa Individual Final
El programa de intervención individualizada se concibe como una herramienta de organización y planificación, singular y personalizada, de las actuaciones con el menor durante su estancia en el centro, en continua revisión, con el objetivo de influir positivamente en el desarrollo del menor en los diferentes contextos. El PII será elaborado por los educadores responsables de cada grupo educativo y supervisado por los equipos educativos. En los centros de recepción de menores, el PII se centrará en el diagnóstico y pronóstico de la situación del menor mediante la admisión y evaluación del caso y la orientación del mismo a través del informe de derivación.
Las condiciones generales del PII son:
- Debe haber un PII único por usuario.
- Las metas del PII se elaboran teniendo en cuenta la programación del centro.
- El diseño del programa debe ser posterior a la evaluación inicial.
- Se debe designar a los responsables de diseñarlo y ponerlo en marcha.
- Se debe considerar la participación de los implicados.
1. Puntos Fuertes y Puntos Débiles
Se entiende por puntos fuertes todas aquellas capacidades, recursos y habilidades de un sujeto o grupo que son positivas para el desarrollo personal, social y, por tanto, adaptativas.
Se entiende por puntos débiles aquellos déficits o dificultades de un sujeto, grupo o institución que son negativas para el desarrollo personal y social y, por tanto, desadaptativas.
Los puntos fuertes y los puntos débiles surgen como consecuencia de la revisión de todos los informes profesionales con los que se cuenten y de los registros utilizados en la fase de evaluación inicial.
2. Detección de Necesidades
La detección de necesidades es clave en el diseño del PII, y se obtendrán a partir de los puntos fuertes y débiles. Aunque obviamente los puntos débiles pesarán más en el establecimiento de necesidades para referirse a déficits o carencias, también se detectarán las necesidades que se derivan de los puntos fuertes. Se realizará un listado de necesidades y se agruparán de nuevo por áreas de intervención.
Estas áreas son:
- Áreas de desarrollo personal:
- Área de desarrollo cognitivo-intelectual.
- Área de desarrollo afectivo-motivacional.
- Área de desarrollo de habilidades instrumentales.
- Área de desarrollo físico y salud.
- Áreas de adaptación e integración en los contextos significativos:
- Área contexto familiar.
- Área contexto escolar/laboral.
- Área contexto residencial.
- Área contexto comunitario.
3. Objetivos Específicos
En el PII se establecerá un listado de todos los objetivos específicos posibles en cada una de las áreas. Según las necesidades de cada menor, en algunas áreas habrá muchos objetivos y en otras menos. Puesto que no se pueden abordar todos los objetivos y tampoco es realista abordar un número excesivo, habrá que seleccionar aquellos que sean más relevantes y por los que se decide iniciar la intervención. Para ello, se determinará la prioridad de cada uno de ellos en función de la urgencia de las necesidades detectadas y los recursos disponibles.
4. Protocolo de Actuación
El protocolo de actuación es un documento en el que se estructuran los pasos necesarios para la consecución de los objetivos específicos previstos. Se contará, por ello, con tantos protocolos de actuación como objetivos se hayan priorizado. En ellos se especificarán las actividades que se llevarán a cabo con el/la menor, los recursos necesarios y el tiempo previsto para la consecución de los mismos. Los protocolos se irán guardando en el documento del PII, ordenándolos por áreas, de forma que quede constancia de lo que se ha trabajado con el/la menor y cuáles han sido los resultados.
La actividad es el modelo de intervención sobre la realidad a través de unas acciones concretas. Tendrá que concretarse quiénes las llevarán a cabo, en qué condiciones y el nivel mínimo exigido. Se formularán en términos observables de conducta y en un lenguaje comprensible para el/la menor. Deben estar jerarquizadas en el tiempo, siguiendo el criterio de menor a mayor dificultad.
Los recursos son las provisiones humanas, materiales y técnicas que hacen posible llevar a cabo la intervención para así paliar las necesidades detectadas y alcanzar los objetivos propuestos.