Profundizando en los Personajes de La Fundación: Simbolismo y Evolución en Buero Vallejo

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Personajes con Nombre Propio y Personajes Genéricos

Buero Vallejo presenta en escena a los cinco presos con nombre propio (Tomás, Asel, Lino, Tulio y Max) la mayor parte del tiempo. Solo la salida de alguno para ir a los locutorios o la irrupción de las figuras imaginadas por Tomás o la de los carceleros, que para él serán en principio el Encargado de la Fundación y sus ayudantes, alteran la situación. Todos ellos poseen valores simbólicos y pueden clasificarse, con muchos matices, en contemplativos (que se definen por el idealismo y la defensa de los principios éticos, pero carecen de la voluntad para imponerlos y permanecen pasivos) o activos (caracterizados por su materialismo y su falta de escrúpulos para alcanzar una meta que puede ser el ascenso social o simplemente como es frecuente en el teatro de Buero Vallejo).

Tomás

Tomás es el que soporta, en su personalidad cambiante, todo el peso de la obra. Gracias a él los lectores y espectadores llegan a conocer el significado pleno de la obra. Tomás nunca abandona la escena. Es el protagonista trastornado, que ha transformado la realidad para poder soportarla. Su mente está librando una batalla, ayudada por el auxilio externo que representa la actitud de sus compañeros, en la que la realidad va penetrando entre las grietas que aparecen en la Fundación imaginada. Su locura, nacida como coartada ante el miedo por su situación y la vergüenza de haber sido débil y delatado a los compañeros, se alimenta también por su imaginación, pues él aspiraba a ser escritor. En cierto modo, ha vivido su novela, en lugar de escribirla. Al final de la obra asume el papel desempeñado por Asel y repite sus ideas, aceptando luchar por un cambio “que despertará toda la grandeza de los hombres”. Se atreve también a pensar en el futuro, un mañana en el que las atrocidades no existan. Ese universo que aún no existe, abre el drama a una perspectiva visionaria que también encierra la locura.

En la primera parte es un personaje contemplativo y al final se convertirá en un personaje activo. El factor clave para la curación de Tomás es el mismo que había provocado su locura: el dolor. Si el sufrimiento causado por la tortura lo había conducido a la delación de sus compañeros, los remordimientos y la locura; ahora, el trauma causado por las sucesivas muertes de sus compañeros hará que recobre la lucidez. Los cuatro acontecimientos clave en este proceso evolutivo serán: el descubrimiento del cadáver del hombre que él creía enfermo al final de la primera parte, la salida de Tulio para ser ejecutado al comienzo de la segunda parte, el suicidio de Asel y el asesinato de Max. A pesar de haberse convertido en un personaje activo (realista, dispuesto a actuar para conseguir una meta: la fuga), Tomás sigue defendiendo los principios éticos característicos de los contemplativos (rechaza la violencia).

Berta

Berta es un producto de la locura de Tomás, un desdoblamiento de la personalidad del protagonista. Aborrece la Fundación. Todo lo que expresa es lo que Tomás empieza a intuir o a temer. Es un refugio para él, pero a través de ella se van filtrando fragmentos de la realidad que él conoce pero preferiría ignorar. Es muy revelador que llame al ratoncito de laboratorio igual que Tomás.

Asel

Asel es el más maduro y reflexivo. Con su serenidad logra salvar situaciones difíciles que se producen en las primeras escenas. En la segunda mitad del drama aumenta su complejidad. Cuando cae Tulio tiene momentos de desaliento. Sabe que la esperanza de un mundo mejor debe ser buscada en el presente. Hay que trabajar y “mancharse”. Como suele ocurrir en el teatro de Buero, cuando la esperanza parece muerta, vuelve a renacer de sus cenizas. Asel sabe distinguir entre la necesaria violencia, inevitable para cambiar el mundo, y la crueldad que solo añade dolor gratuito. Por eso afirma la vida, la necesidad de vivir y luchar para modificar el mundo. Solo aceptando la conciencia de sus posibilidades y limitaciones entiende Asel que es posible avanzar. Todos pueden llevar dentro un delator, un traidor y un verdugo; asumir el peligro es un paso para empezar a vencerlo. Se quitará la vida para no descubrir el proyecto de fuga, tratando de salvar a sus compañeros, de posibilitar el futuro para ellos, ya que sabe que las autoridades de la cárcel no le dejarán compartir la celda de castigo.

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