Procesos Geológicos Externos: Modelado del Relieve por Agua, Hielo, Viento y Mar

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El Agua en la Tierra: La Hidrosfera

Un rasgo que hace único a nuestro planeta es la abundancia de agua. Y agua en los tres estados, con un 98,35 % del total en forma líquida, algo único en el sistema solar.

El factor clave que explica este exceso de agua es la temperatura media superficial, influida por la existencia de la atmósfera y, sobre todo, por la distancia que nos separa del Sol. Si la Tierra estuviera más alejada, el agua estaría congelada. Si estuviese más cerca, evaporada.

La hidrosfera es, junto con la atmósfera, una de las capas fluidas que envuelve a la Tierra. Se calcula que hay un total de 1 360 millones de km3 de agua, repartidos de forma muy desigual. Se trata tan solo de un 1,25 ‰ del volumen total del planeta Tierra. Sin embargo, su gran capacidad de interacción con el resto de esferas terrestres le confiere una importancia excepcional.

A lo largo de la historia de la Tierra, la composición química del agua de los océanos ha variado. También lo ha hecho la proporción de agua almacenada en glaciares y océanos, por razones tectónicas y climáticas. En fases climáticas frías, la cantidad de agua en forma de hielo ha hecho decrecer el nivel del mar más de un centenar de metros.

El reparto del agua que existe hoy en el planeta Tierra ha sufrido pocas variaciones durante los últimos diez mil años, y las proporciones actuales son solo representativas de apenas este periodo de tiempo.

El Ciclo Hidrológico

Existe una continua transferencia de agua entre la hidrosfera, la atmósfera, la biosfera y la geosfera provocada por procesos físicos.

Este movimiento permanente se denomina ciclo hidrológico, y constituye uno de los procesos cíclicos más importantes de nuestro planeta, en el que la energía solar y la gravedad son los responsables del movimiento de dicho ciclo.

Las precipitaciones son globalmente mayores que la evapotranspiración. Por tanto, existe un exceso de agua que fluye por la superficie hacia mares y océanos (escorrentía superficial). A lo largo de ese camino, ríos y lagos reciben aportes por escorrentía subterránea, la cual supone un suministro de caudal vital entre periodos de lluvia. Este caudal se denomina caudal base.

De todos los procesos que componen el ciclo hidrológico, es la escorrentía (superficial y subterránea) la que desempeña un papel determinante en el modelado del relieve. Glaciares, ríos, arroyos, torrentes y lagos sirven de nexo entre las precipitaciones y la evaporación desde los océanos. Durante ese trayecto, estos agentes ejercen erosión, transporte y sedimentación de manera muy eficaz.

El Modelado Glaciar

Las precipitaciones en estado sólido dan lugar a uno de los agentes geológicos externos más eficaces de la Tierra: los glaciares. Su capacidad modeladora del relieve es enorme, y los rasgos de este se mantienen durante millones de años aun cuando los glaciares lleven tiempo desaparecidos.

Qué es un Glaciar

Los glaciares son grandes acumulaciones de hielo, con un espesor suficiente para que fluyan debido a la gravedad.

Para que se forme un glaciar es necesario que las nevadas invernales sean mayores que la fusión de nieve en verano. Así, cada temporada se incrementa la cantidad de nieve acumulada. Las sucesivas capas ejercen presión sobre las inferiores, que expulsan el aire existente entre los copos y aumentan su densidad. De este modo, la nieve pasa progresivamente a neviza y, finalmente, a hielo glaciar.

Tipos de Glaciares

De Casquete

Son grandes masas de hielo que pueden alcanzar kilómetros de grosor, y suelen encontrarse en zonas polares (Antártida, Groenlandia) o subpolares (Islandia, Alaska). Son generalmente glaciares fríos, sin agua que circule por su base, aplanados y muy extensos. También se llaman glaciares continentales o inlandsis.

De Montaña

Son acumulaciones de hielo, menores que las de casquete, confinadas en valles de montaña. Se localizan en cordilleras elevadas a cualquier latitud y fluyen hacia los grandes fondos de valle. Destacan los del Himalaya, Andes, Rocosas y Alpes.

Son casi siempre glaciares templados (entre la base del glaciar y el sustrato circula agua de fusión). Su morfología se adapta a la del relieve subyacente. Se subdividen en: glaciares de piedemonte, glaciares de valle o alpinos y glaciares de circo.

Elementos de un Glaciar

Los glaciares son activos agentes geológicos externos, capaces de erosionar, transportar y sedimentar materiales rocosos.

En un glaciar se pueden distinguir dos grandes zonas:

  1. Zona de acumulación: En la cabecera de los valles, es el lugar donde se acumula la nieve que, progresivamente, se transforma en hielo. Las avalanchas de las laderas contribuyen a su acumulación.
  2. Zona de ablación o fusión: Área donde se produce la fusión del hielo si la temperatura media supera los 0 °C.

El balance de masa de un glaciar es un dato fundamental para poder diagnosticar si un aparato glaciar se encuentra en equilibrio con las condiciones ambientales. Resulta de restar a la acumulación anual (cantidad de nieve que se transforma en hielo), la ablación (cantidad de hielo que funde). En consecuencia, el balance puede ser positivo, negativo o presentar equilibrio y la respuesta del frente del glaciar será, respectivamente, avanzar, retroceder o permanecer estacionario.

Entre los elementos de un glaciar podemos destacar:

  1. Circos glaciares: Son zonas de acumulación con forma de anfiteatro. En su fondo se producen fenómenos de sobreexcavación que ahondan el sustrato.
  2. Lenguas glaciares: Parten de los circos, y discurren por los valles alcanzando en ocasiones longitudes de decenas de kilómetros. La velocidad a la que avanza un glaciar es variable, aunque suele ser de entre 3 metros por año y 300 metros por año. Debido al desplazamiento de la lengua glaciar, las rocas subyacentes sufren un pulimento debido a la abrasión. Generalmente presentan estrías y acanaladuras que señalan la dirección del movimiento del hielo.
  3. Grietas: El hielo no es lo bastante dúctil como para adaptarse a las irregularidades del sustrato por lo que su superficie se agrieta cuando su fondo pasa por escalones, escarpes u otras irregularidades del terreno.

Las grietas son un fiel indicador de la dinámica glaciar y las hay de muy diversos tipos. Los cruces entre grietas delimitan bloques de hielo inestables, con tendencia a su caída, llamados seracs. La grieta que marca el contacto entre el glaciar y la roca del circo se denomina rimaya.

Cuando un glaciar pierde espesor de hielo y por tanto la capacidad de moverse, se transforma en un helero y su progresiva desaparición lo relega a una acumulación de nieve que no llega a fundirse del todo en verano y se denomina nevero.

El Relieve de las Zonas Deglaciadas

Los glaciares imprimen sobre el relieve morfologías muy características, debidas tanto a la erosión como a la sedimentación.

La Erosión Glaciar y sus Morfologías

El glaciar no está formado por hielo puro sino que transporta consigo sedimentos de todos los tamaños. El resultado se asemeja a un inmenso papel de lija con granos de diferentes tallas.

La enorme presión que ejerce sobre las paredes y el fondo del valle provoca una intensa abrasión sobre el sustrato, además del arranque de bloques del mismo.

Tras la retirada del hielo, las formas que se observan en el paisaje derivadas de la erosión son muy diversas. Los circos siguen presidiendo las cabeceras de los valles, conservando su forma. En sus fondos, sobreexcavados y limitados por un umbral, puede acumularse el agua formando lagos de montaña (conocidos como ibones en Aragón o estanys en Cataluña).

Los valles adquieren forma de artesa, con una sección en U y perfil longitudinal escalonado. Las artesas glaciares que desembocan en el mar se denominan fiordos. Las artesas afluentes a la principal no poseen su misma capacidad de sobreexcavar y, al retirarse el hielo, quedan colgadas (valles colgados) sobre la artesa principal.

Las divisorias entre valles son aristas afiladas y los picos rodeados por varios circos adquieren forma piramidal, por lo que se denominan horn, y en los fondos de valle quedan a veces pequeñas elevaciones asimétricas de rocas pulidas llamadas rocas aborregadas.

La Sedimentación Glaciar y sus Morfologías

Los glaciares tienen una gran capacidad de transporte, pudiendo acarrear rocas enormes junto a partículas de tamaño arcilla. Dicho transporte se realiza sobre el glaciar, en su seno o bajo él.

Las aguas de fusión que circulan por debajo el hielo también movilizan sedimentos valle abajo y frente a la lengua glaciar se pueden formar un lago o un río, derivados de las aguas de fusión glaciar.

Los sedimentos depositados en ambos ambientes se denominan glaciolacustres y fluvioglaciares, respectivamente.

Al depositarse, los sedimentos de origen glaciar, pueden adquirir una morfología muy concreta llamada morrena. Según la posición que ocupan respecto al hielo pueden ser laterales, centrales, frontales o terminales y de fondo. Como ya hemos visto, este tipo de sedimentos caóticos, sin selección ni ordenación interna, reciben el nombre de till.

Las morrenas no generan relieves muy llamativos en las zonas de montaña. Además, el hecho de estar formadas por sedimentos no consolidados las hace muy vulnerables a la erosión. Sin embargo, se trata de elementos de gran importancia geomorfológica, ya que permiten reconstruir las dimensiones de glaciares pretéritos. Así, se puede saber cómo fueron los glaciares tanto en su máxima extensión como en sus posteriores fases de retroceso.

El Modelado Periglaciar y Nival

Aunque inicialmente el término periglaciar se refería exclusivamente al entorno de zonas glaciadas, en la actualidad se utiliza para los procesos y morfologías de lugares donde dominan los procesos de hielo-deshielo, estén o no en el entorno de un glaciar.

Ambientes y Procesos Periglaciares

A grandes rasgos, se pueden distinguir tres ambientes donde los procesos periglaciares y nivales van a tener lugar.

  1. Zonas con suelos helados: Son áreas donde los suelos están permanentemente helados, también conocidos como permafrost. Este consta de dos niveles: inferior o pergelisuelo que mantiene el hielo durante todo el año, y superior, mollisuelo o capa activa que presenta hielo en ciertas épocas del año y cuyo espesor es variable.
  2. Zonas con ciclos de hielo-deshielo: Son áreas que sufren cambios de temperatura cíclicos que afectan tanto a aguas superficiales como del subsuelo. Dependen tanto de la temperatura ambiental como de la disponibilidad de agua, y sus efectos (la crioclastia o gelifracción) se dejan sentir en el agua que rellena grietas o fisuras de la roca y poros del suelo. La sucesión de estos ciclos causa la rotura de la roca, dando lugar a fragmentos de roca llamados gelifractos o crioclastos o a la movilización de sedimentos finos.
  3. Zonas con coberteras nivales: Son zonas cubiertas por masas de nieve sin transformar en hielo. La presencia de nieve es capaz de desencadenar procesos morfogenéticos debidos tanto a la propia nieve como a sus aguas de fusión. Su persistencia y espesor en zonas de montaña protege a veces al suelo de bajadas de temperatura que pudieran afectarlo.

Estos tres ambientes pueden coexistir en un mismo territorio, particularmente en zonas de montaña y circumpolares. Sin embargo, el más extendido por el planeta es el de los ciclos de hielo-deshielo, dado que en numerosos lugares se producen oscilaciones de temperatura en los rangos necesarios.

Los efectos que el hielo provoca sobre rocas y suelos son muy variados. Acuñamientos, hinchamientos y empujes, movimientos en masa y agrietamientos son resultado de los cambios de volumen que el agua, cuando se congela, provoca en los materiales que la alojan.

Morfologías Periglaciares

  1. Glaciares rocosos: Son acumulaciones de derrubios con un núcleo de hielo, de manera que el conjunto adquiere fluidez. Muestra arcos y lóbulos en superficie, evidenciando el movimiento ladera abajo debido a la gravedad.
  2. Suelos ordenados: Son acumulaciones de materiales redistribuidos por empujes diferenciales que acompañan a los ciclos de hielo-deshielo en la superficie y que generan figuras geométricas como círculos o polígonos.
  3. Canchales o pedreras: Son la morfología periglaciar más abundante. Se trata de grandes acumulaciones de cantos rotos por crioclastia y caídos por gravedad desde escarpes rocosos. Pueden formar conos de derrubios o bien tapices continuos.
  4. Montículos, lóbulos o hinchamientos: Son morfologías relacionadas con procesos de gelisolifluxión. Se trata del flujo de la parte superior del suelo impulsado por sucesivos ciclos de hielo- deshielo del agua que ocupa sus poros que van desplazando el material ladera abajo.
  5. Morrenas de nevero: Son cordones de sedimentos depositados a los pies de neveros permanentes. Los gelifractos o crioclastos, al caer desde un escarpe, resbalan por el nevero y se acumulan al final.

La Acción Geológica de Ríos, Arroyos y Torrentes

Las aguas continentales constituyen un importante agente modelador del relieve. Originadas a partir de la fusión del hielo glaciar, la nieve, o bien directamente procedentes de la lluvia, generan una gran diversidad de morfologías y son claves para la comprensión de numerosos paisajes.

Las Aguas de Escorrentía

Los procesos fluviales se deben a flujos de agua encauzados o semiencauzados de carácter perenne, estacional o efímero.

Los pasos que sigue el agua de escorrentía hasta constituirse en río son los siguientes:

  1. Tras un periodo de lluvias o fusión nival, el agua no infiltrada y no evaporada comienza a fluir por las laderas a modo de escorrentía superficial. Desde fases muy tempranas, empieza a concentrarse el flujo por pequeñas acanaladuras, siguiendo la máxima pendiente.
  2. Estas acanaladuras confluyen generando canales más estables llamados regueros, que desembocan para formar torrentes. Estos tienen todavía un flujo de agua esporádico e intermitente, pero los cauces son permanentes.
  3. Finalmente, cuando los torrentes empiezan a tener un caudal estable se habla de arroyos, cuya progresiva confluencia da lugar por fin a ríos. Estos, desembocan en ríos mayores, en lagos o en el mar.

Partes de un Torrente

  1. Cuenca de recepción: Recoge agua y es fuertemente erosionada.
  2. Canal de desagüe: Cauce que canaliza el agua y los sedimentos desde las zonas elevadas hacia el fondo del valle.
  3. Cono de deyección o abanico aluvial: Zona donde se deposita la carga de sedimentos al alcanzar el fondo del valle.

La Acción Geológica de los Ríos

Los ríos son cauces estables con un flujo perenne de agua. Esto no quiere decir que el caudal sea constante, ya que se encuentra sujeto un régimen de crecidas y estiajes. Las crecidas o avenidas son episodios temporales con caudales elevados y los estiajes son periodos con caudales anormalmente bajos.

Cuenca de Drenaje

La superficie de territorio que aporta agua al caudal de un río es la cuenca de drenaje, que se separa de las cuencas vecinas por divisorias o interfluvios. En su interior, los distintos cursos de agua están perfectamente jerarquizados desde los afluentes menores hasta el canal principal.

Perfil Longitudinal de un Río y Nivel de Base

El perfil longitudinal es el corte transversal desde su nacimiento hasta su desembocadura, y adquiere una forma cóncava en ríos maduros. A lo largo de sus tramos, el cauce varía su perfil y dimensiones, con una progresiva pérdida de pendiente y aumento del caudal que transporta.

El río tiende a encajarse en el valle por el que circula hasta alcanzar su nivel de base, que es la cota más baja a la que su cauce puede llegar. El nivel de base absoluto de un río es el mar al que vierte sus aguas. Este nivel puede variar bien por descensos o ascensos en el nivel del mar, bien por ascensos tectónicos de la cabecera de su cuenca. Un descenso del nivel de base implica activar la erosión remontante por el cauce y que el río se encaje. El ascenso del nivel de base supone, por el contrario, un aumento de la sedimentación remontando el cauce.

Erosión, Transporte y Sedimentación de un Río

La erosión, el transporte y la sedimentación fluvial están influidos por el caudal que transporta (líquido y sólido), su pendiente, el tipo de cauce y las características del material sobre el que circula.

  1. Erosión: Depende del caudal, la pendiente, el tipo de roca del sustrato, el clima y la actividad biológica (incluida la antrópica). El agua arranca, arrastra y empuja los sedimentos desgastando el lecho del cauce. Si la carga sedimentaria es elevada, la capacidad erosiva se incrementa.
  2. Transporte: Se da en cualquier tramo del río y de muy diversas formas, siendo particularmente importante en los tramos con más pendiente del cauce, donde el agua posee más energía.
  3. Sedimentación fluvial: Está en relación con la pérdida de energía del flujo de agua. La pérdida de velocidad del agua genera una bajada de la sustentación y produce la decantación de materiales más gruesos.

Tipos de Cauce

El agua puede circular directamente sobre la roca (ríos en roca) o bien hacerlo cobre un lecho de sedimentos que el mismo río ha movilizado (ríos aluviales).

Ríos sobre Lecho Rocoso

Frecuentes en los tramos de cabecera (curso alto), donde las pendientes son elevadas y el agua tiene una elevada capacidad de transporte. Los sedimentos gruesos producen abrasión sobre el lecho aumentando la incisión, y el resultado son valles estrechos y profundos, a menudo con perfil en V.

El perfil del valle muestra escalones que el río salva mediante rápidos y cascadas, al pie de las cuales se pueden excavar pozas o marmitas.

Ríos Aluviales

Los ríos circulan sobre los sedimentos que rellenan el fondo del valle, cuya forma es de artesa. Se genera así un amplio espacio plano en torno al cauce denominado llanura de inundación, que es ocupada por el agua en los episodios de crecida que el río experimenta.

El trazado de los cauces es muy cambiante, ya que el lecho es fácilmente modificable por la continua erosión, transporte y sedimentación de las gravas y arenas del fondo.

Hay dos tipos de ríos aluviales.

  • Meandriformes: Cuando el rio transporta mucha carga en suspensión de limos y arcillas, circulando por fondos de valle de escasa pendiente, suele trazar curvas sinuosas llamadas meandros, que permiten mantener la velocidad del agua. En un lado del meandro predomina la erosión y en el opuesto la sedimentación. Esto convierte a los meandros en morfologías muy cambiantes, que migran lateralmente y sufren estrangulamientos sucesivos.
  • Anastomosados (braided): El río, de baja pendiente, transporta grava y arena como carga de fondo. Constituye una red de múltiples canales entrelazados que se modifican con rapidez, y entre ellos se forman islas o barras.

Depósitos Fluviales

Las grandes llanuras de inundación, en la zona media y baja de los cursos fluviales, constituyen enormes depósitos de sedimentos.

Una parte de estos sedimentos son removilizados de manera continua por el río. Sin embargo, en las áreas más alejadas lateralmente del cauce, el potencial de preservación de estas gravas y arenas es mucho mayor.

Si el cauce se encaja por una caída del nivel de base, a uno o ambos lados del valle pueden preservarse partes de la antigua llanura de inundación, que queda colgada sobre el nuevo nivel del cauce. Ese nivel de antigua llanura de inundación, con superficie plana y compuesto de grava y arena, se denomina terraza aluvial.

Sucesivos encajamientos pueden provocar la formación de distintos niveles de terraza, generando un relieve escalonado en las laderas de los grandes valles fluviales (terrazas escalonadas). Si, por el contrario, el lecho del río ahonda un terreno que ya consta de aluviones anteriores, no se ve la roca del sustrato y se trata de terrazas encajonadas.

Los depósitos de terraza tienen un aspecto muy parecido al de una llanura de inundación. Así, se encuentran en ellos:

  1. Cantos rodados: De tamaños variados en función del curso del río. Con facilidad es posible advertir imbricación de los cantos, que indican la dirección de la corriente que los ha depositado.
  2. Lentejones de arena: Formados en zonas de menor energía o donde islas o vegetación crean zonas de sombra. Si la terraza es antigua, mostrará un suelo sobre ella.

La Acción Geológica del Mar

Los procesos morfogenéticos litorales actúan allí donde confluye el agua de mares y océanos con las tierras emergidas, siendo en la franja costera donde estos procesos afectan tanto a los sedimentos que llegan del continente como a los generados por erosión de la propia costa. Una parte de todos estos sedimentos puede ser, sin embargo, transportada a zonas marinas profundas, donde su almacenamiento es estable.

Procesos Morfogenéticos Litorales

Oleaje

Es el proceso más determinante en el modelado litoral, y se trata de ondulaciones en el agua fruto del transporte de energía -no de materia- formada a partir de una perturbación.

Su origen, principalmente, es el viento, aunque también las hay de origen tectónico (tsunamis). Cuando el fondo del mar está a una profundidad menor que la longitud de onda de las olas, este interfiere en su avance y lo frena desde la base. A medida que avanza la ola, la parte superior se adelanta más y aumenta su altura. Finalmente, ya no puede mantenerse erguida y se desploma rompiendo.

Mareas

Son oscilaciones periódicas del nivel medio del mar y se deben a la interacción gravitatoria entre el Sol, la Luna y la Tierra. El ascenso del nivel del mar se llama pleamar y el descenso bajamar. Las mareas impulsan el oleaje, acrecentando por tanto su labor morfogenética.

El ascenso y descenso del mar en las mareas define la franja intermareal, una superficie de la costa en la que alternan el ambiente subacuático y subaéreo.

Corrientes Litorales

Las mareas y particularmente el oleaje, generan corrientes sobre la costa con una gran capacidad morfogenética. Hay de dos tipos:

  1. Corrientes de deriva: Resultan de la llegada ligeramente oblicua del oleaje respecto a la línea de la orilla y el regreso del agua al mar perpendicularmente a la costa. El resultado es un movimiento en zigzag no solo del agua sino también de los sedimentos que arrastra.
  2. Corrientes de resaca o retorno: Son otra forma de regreso del agua hacia el mar, no de forma laminar sino como un flujo concentrado interfiriendo con las olas que llegan a la orilla.

Morfologías Litorales

El oleaje, las mareas y las corrientes son capaces de generar una gran diversidad de morfologías costeras tanto por acumulación de sedimentos como por erosión de rocas del litoral.

Dentro de las formas acumulativas destacan las playas, flechas, tómbolos, barras, dunas litorales y deltas, y las formas de erosión son los acantilados, plataformas de abrasión, rasas, arcos y chimeneas y estuarios.

  1. Plataformas de abrasión: Se desarrollan al pie de los acantilados, Son superficies planas y pulidas por la abrasión de rocas agitadas por el oleaje. Las rasas son antiguas plataformas elevadas sobre el mar.
  2. Acantilados: Son escarpes costeros generados por la socavación del oleaje en la base de la roca.
  3. Arcos: Los arcos se generan por erosión diferencial. Su desplome da lugar a chimeneas litorales.
  4. Tómbolos: Un tómbolo es un cordón de arena perpendicular a la costa y que la enlaza con un islote.
  5. Playas: Las franjas costeras que acumulan arena son las playas. Dicha arena procede principalmente de aportes fluviales. Pueden tener acumulaciones dunares tierra adentro.
  6. Flechas: Las flechas son acumulaciones lineales de arena paralelas a la costa, cerrando bahías y construidas por corrientes de deriva. Si una flecha cierra por completo una bahía forma una barra. El espacio que queda confinado entre la barra y la costa es una laguna litoral o albufera.
  7. Deltas: En la desembocadura de los ríos puede prevalecer la acción erosiva y de transporte del mar, generando estuarios, o la sedimentaria del río que forma acumulaciones llamadas deltas.

La Acción Geológica del Viento

A diferencia de los agentes vistos anteriormente, el viento es el único que se encuentra en cualquier lugar de la superficie terrestre. Sus efectos son, sin embargo, muy desiguales, siendo a veces imperceptible pero condicionando otras el paisaje de enormes extensiones de terreno.

Características y Factores Condicionantes

El viento está causado por las diferencias de presión atmosférica y, por tanto se encuentra presente en cualquier punto de la superficie terrestre. Sin embargo, su papel como agente geológico externo está limitado a ambientes muy concretos, destacando ciertas franjas litorales y, especialmente, las regiones desérticas.

La acción del viento será más eficiente sobre materiales de granulometría fina poco cohesionados y en ausencia de vegetación y humedad.

Erosión Eólica: Procesos y Formas

Los procesos básicos de erosión por el viento son:

  1. Deflación: Consiste en el arranque de partículas de una superficie rocosa.
  2. Corrasión: También llamada abrasión. Es el efecto de pulido que producen los granos de arena transportados por el viento al impactar contra superficies de roca.

Las morfologías más características resultantes de estos procesos son los ventifactos (cantos facetados con sus caras pulidas), alvéolos y rocas fungiformes.

A menudo otros procesos de meteorización, como la haloclastia o la humectación y secado, influyen en el desarrollo de estas morfologías, pues preparan la roca para una actuación del viento más eficaz.

Transporte y Sedimentación

EI viento solo puede transportar materiales muy finos, tamaño arena o inferior, lo que lo convierte en un agente muy selectivo.

El material transportado en suspensión (de tamaño limo), al sedimentarse, da lugar a depósitos de loess, y el transportado sobre el sustrato (de tamaño arena) genera acumulaciones llamadas en función de su tamaño ripples (hasta 20 cm de altura), dunas (hasta 30 m) o megadunas (que alcanzan los 200 m de altura).

Las dunas son la morfología sedimentaria más característica del modelado eólico. Existen distintos tipos en función de las direcciones dominantes del viento: barjanes, en estrella, longitudinales, parabólicas, etc.

Los Desiertos

Los desiertos, así como las zonas semi e hiperáridas (precipitaciones entre 500-250 mm/año y 250-100 mm/año respectivamente), son las zonas del planeta donde más efectivos resultan los procesos eólicos, generando paisajes muy característicos, marcados por condiciones de aridez extrema.

Las causas de dicha aridez pueden ser:

  1. La circulación general atmosférica: La mayor parte de los desiertos del mundo están en los cinturones tropicales y subtropicales, entre los 20° y 30° de latitud al norte y sur del ecuador. En estas latitudes dominan las altas presiones la mayor parte del año, con cielos despejados, gran evaporación y notable oscilación térmica. El desierto del Sáhara es un ejemplo de este tipo.
  2. Las sombras pluviométricas: Suceden cuando una cordillera ejerce de barrera reteniendo las precipitaciones en una de sus vertientes. Aire cálido y seco descenderá a la vertiente opuesta, que será árida. El desierto de Atacama, al oeste de los Andes, pertenece a esta clase.
  3. Las corrientes oceánicas frías: La circulación general oceánica es un mecanismo de redistribución de energía en el planeta. Algunas corrientes de agua muy fría inhiben la evaporación y hacen que la costa que bañan sea muy seca. La corriente de Humboldt, procedente del Ártico, es responsable de los desiertos del litoral peruano.
  4. La continentalidad: La lejanía a la costa dificulta la llegada de frentes húmedos. Partes del Sáhara o del desierto de Gobi distan más de 2000 km del mar y la continentalidad es en buena medida responsable de su aridez.

Tipos de Desiertos

  1. Erg: Desiertos de arena. Se trata de la imagen clásica de un desierto con sus extensas acumulaciones dunares, como las del Sáhara.

Se reconocen muchos tipos de dunas según las formas de sus bases, las que normalmente son condicionadas por los vientos dominantes:

  • Barján: duna con planta de media luna. Son dunas que se dan en zonas de suministro de arena limitado y superficie dura, plana y carente de vegetación.
  • Duna longitudinal (Seif o en espada): duna alargada y rectilínea formada más o menos paralela al viento predominante la cantidad de arena presente es abundante.
  • Duna transversal: largas crestas separadas por depresiones orientadas con ángulos rectos respecto al viento que posee dirección constante. Se dan en lugares donde la acumulación de arena cubre por completo el suelo y esta es abundante.
  • Duna parabólica: con forma de U, sus extremos apuntan en dirección contraria al viento (al revés que el barján). Típicas de las zonas de costa y donde la vegetación cubre parcialmente la tierra en el interior de la media luna suele formarse una pequeña olla de depresión.
  • Duna en estrella o piramidal: colina aislada con varias crestas que parten de la cima. Se forman cuando hay direcciones del viento variables y grandes cantidades de arena.
  1. Desiertos de montaña: Relieves escarpados sin vegetación ni suelos. El entorno de Petra o el Wadi Rum, en Jordania, así como el Hoggar, en Argelia, pertenecen a esta categoría.
  2. Hamadas: Desiertos rocosos en los que la deflación modela el relieve en función de la estructura geológica. El plateau de Ksar, en Túnez, pertenece a este tipo.
  3. Reg: Desiertos pedregosos formados por cantos de distintos tamaños pero predominando los gruesos, que permanecen in sito pese al viento. Un ejemplo son los desiertos existentes entre Siria y Jordania.

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