El Proceso de Neolitización en la Península Ibérica
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El rasgo fundamental del Neolítico es la economía de producción, resultado de un largo proceso que se desarrolló a varios tiempos. La visión tradicional del Neolítico lo relacionaba con el cambio en la producción lítica, la aparición de la cerámica, y una mayor complejidad de las piezas. Estas evidencias en el registro se centran en la cultura material, en los asentamentos, buscando una nueva cultura material como machados, azadas, material de cultivo o para trabajos de madera, con herramientas agrícolas como dientes de hoz de sílex, olería y cerámica (de un determinado tamaño), cucharas de hueso y madera (lo que nos habla de nuevas formas de consumir y almacenar alimentos), elementos de adorno o uso no práctico (como collares de piedras verdes, propios de la península).
Evidencias del Neolítico
Destacan también restos de producción y consumo de alimentos, restos de plantas domesticadas (en la península venían de una población exterior, no habiendo intentos de domesticación en la propia Península, por lo que no había agrotipos). Lo más destacado, y que marca claramente el período, es la presencia de plantas y animales domesticados, que indican de manera clara que se trata del Neolítico. Es esencial en el registro encontrar restos de estos procesos.
En el caso de los vegetales, el estudio para verificar si una planta era silvestre o domesticada se realiza a través de la morfología o genética. En los animales, la especie domesticada se hace más pequeña, de menor cornamenta y con reducción de los colmillos, mientras que las plantas domesticadas se vuelven más grandes. En los asentamentos neolíticos seguirá habiendo animales cazados, microfauna, etc. En un primer momento no parece beneficioso adaptar el sistema de cazador-recolector a un modo de vida agrícola, por la dificultad de adaptación, pero en caso de carestía los cazadores-recolectores tendrían solo la opción de moverse o extinguirse, a diferencia de la vida pastoril.
Progresivamente, casi todas las culturas humanas adoptaron este sistema, pasando los cazadores-recolectores a ser residuales. Se observan principalmente 3 grandes focos de neolitización: el que afecta a Europa, la Creciente Fértil; el foco chino y el americano. En el caso europeo, el foco se originó en las zonas de las tierras altas de Anatolia (entonces fértiles, de ahí el nombre). En todos los focos destaca un cereal, una leguminosa, etc.
Modelos de Neolitización
En cuanto a los modelos de neolitización, destacan distintos tipos de introducción del neolítico en Europa, agrupados en:
Modelos Difusionistas
Estos dan preeminencia al modelo de población, donde la población se mueve. Dentro de estos existen:
- El modelo de difusión démica: Indica que el neolítico se difunde de oriente a occidente mediante el movimiento de colonos. Se busca demostrar y casar los datos de las poblaciones europeas con los datos arqueológicos, descubriendo un patrón similar entre ambos, observando una infiltración progresiva de grupos pequeños. Las causas de este movimiento estarían relacionadas con un crecimiento local de población que termina moviéndose de lugar. El tiempo entre que una población crece y se mueve, denominado tiempo de demora, sería entre 15 y 20 años. En la Península Ibérica, la aplicación de esta idea dio lugar al modelo dual, basado en la llegada de comunidades neolíticas colonizadoras y la posterior extensión de la neolitización por los grupos mesolíticos a través de la difusión de ideas, no tanto por un movimiento de personas.
- El modelo de colonización “a saltos” o “de píldora”: Defiende una expansión neolítica a pequeña escala pero discontinua en el espacio, con un patrón de dirección general desde un foco hacia el exterior, pero con huecos. Este patrón direccional es selectivo (seleccionaban zonas húmedas, fértiles…), saltando las zonas menos favorables. En la Península se concreta en el modelo de colonización marítima pioneira, con una distribución geográfica discontinua pero relativamente sincrónica, consecuencia de una colonización marítima rápida y de larga distancia mediante navegaciones de cabotaje. Con las cronologías actuales, desde los primeros grupos neolíticos en Italia (golfo de Génova) hasta Portugal pasarían solo entre 100 y 200 años. En este neolítico antiguo de la península se distinguen 5 grupos costeros responsables de las colonizaciones del interior: el foco del Llobregat, el foco de las cuevas de L’Or y Sendres, el foco de Granada, el foco del Algarve y el de Mondeo.
- El modelo arrítmico: Defendido por Guilaine, nos habla de un proceso irregular, con interrupciones por la llegada a medios físicos diferentes, y también por la resistencia de la población, no necesariamente violenta. Se observan así sutiles diferencias entre los diversos modelos.
Modelos Indigenistas e Integracionistas
Dan preeminencia al movimiento de la información. Dentro de estos destacan:
- El modelo de frontera agrícola: Basado en el análisis de todo el continente, marcaría un territorio y zonas de impacto concreto. Se observa un continente dividido en zonas con características y modelos de neolitización distintos. En el sur, la influencia de los Balcanes, donde los grupos locales adoptaron las características agropecuarias. En el resto de Europa, la neolitización se produciría en zonas de frontera, donde los grupos de cazadores-recolectores convivieron con los neolíticos, con intercambios de bienes, productos y objetos de prestigio. En estas zonas no está claro si se trata de agricultores o cazadores-recolectores, lo que produce indecisión sobre el yacimiento. Según este modelo, la neolitización de Europa se produciría en 3 fases: la primera, de contactos entre la población pioneira y la existente (puede durar siglos), donde los neolíticos conocen la agricultura pero no se neolitizan; la segunda, de sustitución, donde la agricultura y ganadería sustituyen al modelo anterior; y la última, de consolidación, donde la caza es un recurso extraordinario. En este caso, los grupos locales, con influencia externa previa, transmiten el proceso neolitizador. El cambio entre mesolítico y neolítico tiene variantes diversas.
- El modelo ecléctico: Combina elementos de todos los modelos para explicar la compleja realidad, proponiendo varios escenarios: uno donde las comunidades neolíticas llegan a un sitio sin población previa o muy escasa, sin interacción, reproduciendo su dinámica; otro donde las comunidades neolíticas llegan a lugares de población densa y, a través de la comunicación por redes de intercambio y un proceso largo, se produce la neolitización; y un tercero donde un grupo local ya neolitizado interactúa con los grupos de cazadores-recolectores de los alrededores.
Estas propuestas plantean que la acción marítima tuvo pequeños núcleos en la costa que posteriormente se extendieron hacia el interior. Aportes de ADN muestran que en el neolítico peninsular hay aportes externos. En resumen, la teoría del evolucionismo y la del difusionismo son opuestas, pero en la práctica son más fáciles de conciliar, y el resultado de ambas ideas es un mapa fragmentado, con un gran desfase cronológico entre la zona originaria y las últimas zonas de impacto neolítico.
Etapas del Neolítico Peninsular
Para marcar las etapas se utiliza el tipo de cerámica: el Neolítico Antiguo de cerámicas decoradas (5600-4500 a. C.), con el Neolítico de cerámicas cardiales y el Neolítico de cerámicas incisas e impresas; y el Neolítico Reciente de cerámicas lisas (4500-3300 a. C.).
La aparición de prácticas agrícolas y ganaderas marca claramente el inicio del Neolítico en la península. Existía una zona relativamente pequeña con gran variedad ecológica y una gran diversidad previa a la neolitización.
Los yacimientos mesolíticos de la Península Ibérica están muy repartidos, y esto es lo que se encontrarían los neolíticos al acceder a la península, observando unos 4 o 5 focos preeminentes donde posteriormente impactarían. Habrá solapamientos entre zonas según las pruebas de carbono 14, lo que complica el entendimiento de la llegada de la agricultura a la península. Se deberían datar fenómenos concretos con un tipo de datación similar.
Se observa una orientación general de este a oeste mediante dataciones radiocarbónicas, que muestran la tendencia general, pero con algún caso especial que indica que este movimiento no es completamente homogéneo, aunque los focos iniciales son los mismos.
Las Transformaciones Económicas
La Agricultura en el Neolítico
La cronología de las primeras prácticas agrarias sería:
- Costa mediterránea: 5600-5500 cal. A. C. (Cova de l’Or y Mas d’is, Alicante: granos de cereal).
- Cataluña y Andalucía: 5500-5300 cal. A. C. (Can Sadurní y Los Castillejos: granos de cereal).
- Pirineos: Balma Margineda (Andorra): 6010-5480 cal. A. C. (sobre madera); Chaves (Huesca): polen de cereal desde 5300-4850 cal. A. C.
- Meseta: 5470-5080 cal. A. C. (restos de cereal); Cova de La Vaquera (Segovia): 5480-5320 cal. A. C. y 5220-4790 cal. A. C.; La Paleta (Toledo): 5673-5373 cal. A. C. (sobre cereal).
Puede haber ligeras diferencias en las dataciones, observando en algunos casos fechas mezcladas. Se indica, además de la cronología, sobre qué elementos se hicieron las dataciones (cereal, madera, etc.).
En cuanto a los cultivos, las especies más cultivadas en la península muestran una variedad de cultivos y una complejidad de prácticas agrícolas, tratándose de sistemas completos. En los cereais destacan el trigo y la cebada. Los desnudos y vestidos requieren una preparación diferente. La mayor parte de los cereales encontrados son trigos vestidos, generalmente más resistentes y que se adaptan a suelos más pobres. Destacan también la cebada vestida y desnuda. En las leguminosas destacan los guisantes, las lentejas, el yero o arveja, y la almorta o titarro. Estas son fuente de proteínas y ayudan a la fertilidad del suelo aportando nitrógeno.
Se cultivaban también otras plantas como el lino (fibra textil y posible aceite para usos rituales funerarios) y la adormidera (documentada en la Cueva de los Murciélagos de Granada y en Braga). Al igual que el trigo, la cebada y las leguminosas, no son autóctonas, sino que las semillas y el conocimiento de cómo plantarlas y procesarlas venían del exterior.
Existe gran diversidad regional, pero no está claro si hay grandes diferencias o se trata de un problema de investigación y carencia de datos. En el interior de la península la información es reducida, en la meseta norte y el valle del Ebro cada yacimiento tiene su propio patrón, en la costa cantábrica hay pocos datos. Esta variedad podría deberse a la experimentación, seleccionando especies que se adaptaran mejor al territorio, o a usos diversos al alimenticio. Desde el 1600 a. C., algunos datos sugieren que zonas no consideradas pioneras podrían serlo. La variedad de cultivos implica una agricultura madura con conocimiento de prácticas agrarias, de cómo producir, consumir y utilizar los productos, no con investigaciones locales, sino con una llegada y adopción rápida.
Esta agricultura conlleva una cultura material: el uso de animales para tiro, elementos de almacenamiento (como hoyos en la tierra cubiertos), elementos de cocina, etc. También tuvo repercusión la sustitución de elementos marinos típicos del Mesolítico por terrestres, como se verá con la ganadería.
La Ganadería en el Neolítico
En el caso de la ganadería, la complejidad es mayor. En la península, las ovejas y cabras domésticas se pueden confundir con la cabra montesa y otros animales salvajes. En los yacimientos en cueva, que en su mayoría tienen un buen registro, convive cabra doméstica con cabra cazada, lo que confunde. Las cuevas, además, no parecen ser lugares de cría. Los recorridos al aire libre aumentan progresivamente, pero la mayoría de registros antiguos son en cuevas. Es importante la frecuencia de las cabañas domésticas, donde predominan los ovicápridos, aumentando el vacuno en las zonas al aire libre. La cabaña porcina siempre está por encima del vacuno.
La cría de animales no surge poco a poco, sino que aparece configurada como parte de un complejo más amplio en poco tiempo, incluyendo plantas cultivadas. Los neolíticos traen esto a la península, al igual que la cerámica. En los primeros momentos no parece existir un modelo ganadero. En tierras llanas se percibe una ganadería basada en cabañas múltiples, mientras que en zonas de cueva o montañosas predominan los ovicápridos. El vacuno se utilizará como animal de leche, carne y tiro, y en las zonas de cueva se mantendrán los ovicápridos por ser menos dañinos para el cultivo, como estrategia para mantener un ganado alejado de los cultivos. En el contexto de cueva no está claro si se trata de cazadores-recolectores o agricultores-ganaderos, lo que complica la asignación de los yacimientos a una población neolítica, pero se puede hablar de zonas de frontera o contacto. Un ejemplo es la Cova de l’Or, donde se observa un claro predominio de animales domesticados: oveja, cabra, cerdo y buey.
Cultura Material del Neolítico
La aparición de la cerámica es una de las principales características del Neolítico, ligada al almacenamiento y a nuevas preparaciones culinarias. En la Península, la cerámica aparece plenamente formada, con gran calidad y riqueza decorativa, lo que habla en contra de una creación local. Las formas predominantes son recipientes de tendencia globular con función de almacenamiento, como olas y cuencas, con fondos apuntados en algunos casos para poder ser clavados en el suelo.
Las etapas cronológicas se basan en la técnica decorativa de las cerámicas. La cerámica cardial (primera fase del Neolítico Antigo) recibe su nombre de las impresiones realizadas al apoyar en el barro húmedo la zona de unión de las valvas de un molusco marino (del género Cardium) o su reborde. Otra técnica es la incisión (segunda fase del Neolítico Antigo) mediante la técnica del boquique, haciendo incisiones en el barro con forma de rayas y puntos. El boquique también se usará en la Edad del Hierro, pero ambas cerámicas son distinguibles. En las zonas pioneras se da la cerámica cardial, mientras que en las zonas más extendidas hay boquique y alguna cerámica cardial. Destaca la cerámica almagra, típica del neolítico andaluz, un engobe de ocre rojo o óxido de metal que se aplica a la pieza antes de la cocción, fácilmente identificable por su color.
Líticos y Hueso
En los líticos destaca la piedra tallada, industria laminar de hojas alargadas con filos rectos y marcas de cortes. Tienen diversas funciones: aparatos para la siega, perforadores de madera y hueso, puntas de flecha, microlitos (interpretados como dientes de hoz). Los materiales principales son el sílex y la obsidiana.
En el hueso hay mucha variedad. El hueso pulimentado no es nuevo, pero aparecen las cucharas de hueso (antes no, pero sí había peines, agujas), que indican líticos de cocina y nuevas técnicas culinarias. El desgaste desigual de las cucharas puede indicar si la persona era diestra o zurda. La piedra pulimentada es una innovación técnica del Neolítico, aplicada a la piedra (la pulimentación se aplicaba antes al hueso). Permitió la creación de machadas, hachas, azuelas, molederas, etc. El tipo de pieza lítica es el mismo, pero el mango cambia según la función (se sabe el uso por la posición de la piedra y su filo en el enmangue). También hay elementos de adorno como brazaletes y cuentas de collar, y elementos de trabajo en madera y fibras vegetales como cestos, esterillas o sandalias (principalmente de esparto), encontrados en la Cueva de los Murciélagos de Granada. Las mejores muestras de trabajo en madera se encuentran en el yacimiento lacustre de La Draga, con utensilios de madera como hoces y restos de construcciones de madera (buxo y carballo).
Lugares de Vida y Muerte en el Neolítico
No se observa gran abundancia de asentamientos salvo en las zonas pioneras. Destacan los asentamientos, los lugares de explotación de recursos mineros y los recursos funerarios.
Asentamientos
Hay muchos tipos de poblados, tanto al abrigo como al aire libre. Estos últimos están principalmente en zonas de fondo de valle, en campos de hoyos (pequeñas fosas en el mismo solar durante cientos de años). Destaca La Draga (Girona), del 5200 al 5000 a. C., un poblado lacustre sobre un lago, muy bien conservado por las piezas de madera sumergidas. Estaba formado por 10 o 15 cabanas de madera sobre pilotes, y se recuperaron gran cantidad de restos materiales. Los cultivos principales eran trigo, habas y guisantes, y en la ganadería destacaban el vacuno y el cerdo. En las últimas etapas, marcas en los huesos de bóvidos indican su uso como animales de tiro.
Otro poblado importante es Mas d’Is (Alicante), con hoyos (posiblemente silos) que rodeaban las cabanas o casas rectangulares con extremos redondeados (se conservan 10 metros de una cabaña), con un foso. Se ven restos de hogares internos y externos. En Los Cascajos (Navarra), un yacimiento al aire libre con cabañas agrupadas, se observan 3 cabañas circulares, con restos que se interpretan como dos cabañas superpuestas. Hay estructuras de dimensiones considerables, con capas de restos de cerámica y animales consumidos. Se cree que fue un centro de almacenamiento, a modo de silo. Los campos de hoyos se perciben bien en Lomas de Íllora (Granada), con fosas o estructuras negativas de posible uso para almacenamiento. Todos estos asentamientos pertenecen al Neolítico Antiguo. En el Neolítico Final aparecen asentamientos costeros, casas con cimientos de piedra, etc.
Minas
Se documenta la existencia de minas en el Neolítico, tanto de sílex como de calaita o variscita (para cuentas de collar), e incluso explotaciones de sal mineral. De sílex, desde el Neolítico Antiguo destaca Casa Montero, con más de 3500 pozos de hasta 7 metros de profundidad. Hay minas de variscita en Huelva, y destaca el complejo mineiro de Pico Centeno en Can Tintorer (Gavà), con las primeras excavaciones subterráneas con galerías (no pozos). Los trabajos en Can Tintorer inician hacia el 4200 a. C., pero la mayor intensidad de explotación es en el Neolítico Medio. No se ha encontrado un asentamiento asociado, pero sí enterramientos. Se explotaba variscita para crear cuentas de collar, apareciendo gran cantidad de collares en la zona catalana (y en otros lugares, como un collar en Galicia con variscita y ámbar del Báltico, lo que indica movimientos).
Destaca la explotación de sal gema en la Montaña de Sal (Cardona), única en Europa hasta el momento. El sal era imprescindible para alimentar al ganado, conservar alimentos o como “moneda” o medio de intercambio (no está claro en este momento). Estas explotaciones no pertenecen a los asentamientos, sino que son supradomésticas, pertenecientes a redes regionales de intercambio, lo que indica una organización del trabajo supralocal.
Enterramientos
Hay poca información y es heterogénea. Se distinguen inhumaciones en fosa y en cueva, con o sin tradición cardial. Hay enterramientos en cuevas en la época inicial, en algún caso dobles, al aire libre y en covachas. Los enterramientos en cuevas son una especie de tumbas colectivas desde el Neolítico Antiguo. Destaca Can Sadurní (Barcelona), un sepulcro colectivo donde los cadáveres van acompañados de restos de cabra y cerámica con restos de almidón y fermentación de malta y agua (cerveza). En la cova de Algar de Bom Santo (Lisboa) se encontraron 120 individuos. Análisis de isótopos de estroncio muestran que la mayoría no eran locales, con gran diversidad de ADN mitocondrial, lo que indica una comunidad donde las mujeres se movían y provenían de diversos lugares. No se ha determinado el sexo de los individuos. En la cova de la Sarsa (Valencia) se observa una estructura doble (se encontraron dos cráneos). La cueva es habitacional, con el enterramiento separado y tratado como tumba, con cerámica cardial y sílex como ajuar. Los enterramientos en cueva continúan en el tiempo, incluso en cuevas artificiales.
En las inhumaciones en fosa en hábitats al aire libre destaca Los Cascajos, un enterramiento múltiple con varias fosas (unas 20) en el centro del poblado, considerada una necrópolis. El ajuar incluye cerámica y huesos. Se observan enterramientos superpuestos. La inhumación en fosa más antigua está en la Plaça de la Vila de Madrid (Barcelona), del 4490 a. C. Continúan en el Neolítico Reciente, principalmente en la cultura de los sepulcros de fosa en Cataluña, destacando el sepulcro en Bòbila Madurell (2859 a. C.). En el Neolítico Reciente destaca el megalitismo, característico de Galicia.
El Neolítico en el Noroeste
En el noroeste peninsular destacan asentamientos neolíticos no permanentes o permanentes en el sur gallego y norte de Portugal. A partir del Neolítico Medio destaca el fenómeno tumular en Galicia. Los análisis de polen indican un incremento de la deforestación en el 5º milenio, posiblemente para pastos o agricultura de roza. Se observa también la aparición, aún escasa, de polen de cereal. En el norte de Portugal destaca Buraco da Pala, con semillas de trigo y cebada datables (en Galicia las dataciones son indirectas, a partir de polen). A mediados del 5º milenio destaca el yacimiento de Monte dos Remedios, con estructuras de combustión como parrillas con restos de madera y carbones. La cerámica predominante es la lisa, y cuando está decorada predomina el boquique o las incisiones (aunque se encontró un fragmento de cerámica cardial). En la mayoría de yacimientos hay cerámicas lisas o incisas (posible boquique), pero en Regueiriño se ve un claro estilo boquique. Llama la atención un fragmento de cerámica cardial en Cova Eirós (Lugo), no local. Existieron otras zonas de ocupación humana cuya función como asentamiento no está clara.
En el Neolítico Medio las zonas son las mismas, pero aparece el megalitismo, lo que dificulta el estudio de los asentamientos, pues predomina el estudio de los túmulos. Persisten yacimientos como los del Morrazo o Monte dos Remedios, con construcciones superpuestas de diversas etapas. Destaca Abadín (As Pontes), con asentamientos no permanentes de ocupaciones estacionals (poca cultura material y estructuras); o Chan das Pozas (Campo Lameiro), con pavimento enlosado y dos fondos de cabaña circulares, que parecen zonas de ocupación estacional para la creación de petroglifos o actividades rituales.
En el Neolítico Final se da el auge de los monumentos dolménicos y se incrementan las actividades agrícolas y el polen de cereal. Se encuentran fondos de cabaña como en Monte dos Remedios, de los que se han creado reconstrucciones hipotéticas. Destaca la presencia humana en zonas orientales como Valdavara, sin estructuras importantes ni apariencia de asentamiento, a la que se asigna una función funeraria.