Principios de la Doctrina Social de la Iglesia: Dignidad Humana, Vida y Justicia

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Principios Fundamentales de la Doctrina Social de la Iglesia

Hoy en día, el principio central de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) es la dignidad de la persona humana. Anteriormente, se consideraba que los ejes centrales eran la propiedad (sobre la que se fundamentaban el capitalismo liberal y el socialismo colectivista), el trabajo (ya que la Iglesia trataba de proteger al obrero durante la Revolución Industrial) y la justicia (puesto que se pedía justicia para toda la sociedad).

Igualdad entre Hombres y Mujeres

El hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios, y la mujer fue formada de la costilla del hombre; es decir, ambos son de la misma carne. También hay igualdad entre todos los hombres, por lo que se proclamaron los Derechos Fundamentales del Hombre por la ONU en 1948.

Diversidad Individual de los Seres Humanos

La igualdad radical de los seres humanos no se contradice con la diversidad individual. Algunas diferencias individuales vienen dadas por la naturaleza, y hay otras que son adquiridas. Estas diferencias se transforman en desigualdades injustas cuando a las diferencias individuales se les añaden diferencias sociales que implican una merma en la dignidad de la persona.

Condena de las Desigualdades Injustas por la DSI

La DSI condena las desigualdades que existen en el mundo, tanto entre los habitantes de una misma nación como entre los países pobres y los países ricos. Las encíclicas sociales recogen expresiones que denuncian esas injustas situaciones. El Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) afirma que existen desigualdades que afectan a millones de hombres y mujeres, y que están en abierta contradicción con el Evangelio.

Las personas con discapacidad son sujetos plenamente humanos, titulares de derechos y deberes. A pesar de las limitaciones y los sufrimientos, ponen de relieve la dignidad y grandeza del hombre. La persona con discapacidad ha de ser ayudada a participar en la vida familiar y social.

Atentados contra la Vida Humana

Todo lo que se opone a la vida, como el aborto, el genocidio y la eutanasia; todo lo que viola la integridad de la persona humana; lo que ofende la dignidad humana, como las deportaciones, la esclavitud y la prostitución; todas esas cosas son infames, degradan la civilización humana, deshonran más a quienes las practican que a quienes padecen la injusticia, y son contrarias al honor debido al Creador.

La Pena de Muerte

La Iglesia insiste en que se llegue a una situación legal y social en la que no se aplique nunca la pena de muerte. La Iglesia Católica reconoce que hoy en día es injustificable el recurso a la pena de muerte con las posibilidades que dispone el Estado para reprimir eficazmente el crimen, haciendo inofensivo a quien lo ha cometido.

Genocidio

Es el exterminio sistemático de un grupo de personas por motivos religiosos, raciales, políticos, etc. En el siglo XX, la humanidad ha conocido algunos de los mayores genocidios de toda su historia. Por ejemplo:

  • URSS: 6 millones de seres humanos aniquilados en campos de concentración (gulags) entre 1917 y 1987.
  • El Holocausto en Alemania, instaurado por Hitler en 1933.

La Eutanasia

La eutanasia (muerte dulce) es la eliminación voluntaria de una vida humana con el fin de librarla del dolor o de la vejez. Es un problema ético de nuestra época. Pretende evitar no solo las dificultades del trance de la muerte, sino también las dificultades derivadas de algunas enfermedades. Algunos defienden la eutanasia como el derecho a una muerte digna, y piden su aceptación y legalización, al menos para los pacientes que, debido a sus graves dolores físicos o morales, ya no quieren seguir viviendo.

Solución Moral al Tema de la Eutanasia

La solución moral al tema de la eutanasia pasa por la aceptación de dos principios:

  • El hombre no es dueño de la vida que ha recibido de Dios (solo Él es dueño de la vida del hombre desde su concepción hasta la muerte), solo es administrador.
  • El enfermo tiene derecho a morir con dignidad. En efecto, si el hombre tiene el derecho y el deber de llevar una vida digna y de llevar con dignidad la enfermedad, también tiene derecho a morir dignamente.

Por eso, el enfermo grave y los médicos no tienen obligación de asumir medidas extraordinarias para alargar la vida de forma artificial, que constituyen un ensañamiento terapéutico. En todo caso, no es lícito tomar medidas directas para acabar con la vida de un ser humano débil o enfermo, de modo que la eutanasia es siempre gravemente ilícita. Esta es la enseñanza oficial del magisterio de la Iglesia en la encíclica Evangelium Vitae.

Reflexiones Finales sobre la Vida y la Dignidad Humana

Toda vida humana, desde el momento de la concepción hasta la muerte, es sagrada, pues la persona humana ha sido amada por sí misma a imagen de Dios. Causar la muerte a un ser humano es gravemente contrario a la dignidad de la persona y a la santidad del Creador. La prohibición de causar la muerte no suprime el derecho de impedir que un injusto agresor cause daño. La legítima defensa es un deber grave para quien es responsable de la vida del otro o del bien común.

Desde su concepción, el niño tiene derecho a la vida. El aborto directo, es decir, buscado como un fin o como un medio, es una práctica infame y contraria a la ley moral. La Iglesia sanciona con pena canónica de excomunión este delito contra la vida humana. El embrión, desde su concepción, es una persona; por eso debe ser defendido en su integridad, atendido y cuidado como cualquier otro ser humano.

La eutanasia voluntaria, cualesquiera que sean sus formas y sus motivos, constituye un homicidio. Es gravemente contraria a la dignidad de la persona humana y a Dios. El suicidio es gravemente contrario a la justicia, a la esperanza y a la caridad. Está prohibido por el quinto mandamiento.

El escándalo constituye una falta grave cuando, por acción u omisión, se induce deliberadamente a otro a pecar gravemente. A causa de los males e injusticias que ocasiona toda guerra, debemos hacer todo lo que sea razonablemente posible para evitarla. La Iglesia y la razón humana afirman la validez permanente de la ley moral durante los conflictos armados. Las prácticas deliberadamente contrarias al derecho de gentes y a sus principios universales son crímenes. La carrera de armamentos es una plaga gravísima de la humanidad y perjudica a los pobres de modo intolerable.

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