Principios Cristianos: Sexualidad, Matrimonio y Defensa de la Vida Humana
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La Sexualidad Humana: Dimensiones y Sentido Cristiano
La sexualidad afecta la existencia humana en su totalidad. No se limita a lo genital. El ser humano es una persona sexuada en tres planos y dos dimensiones fundamentales:
- Dimensión Unitiva: Un proyecto conjunto porque hombre y mujer son complementarios, llamados a la unión y al amor.
- Dimensión Procreativa: Una función vital para perpetuar la especie. El placer es bueno, pero no un fin en sí mismo, sino un medio para la unión y la procreación.
La revelación ilumina la sexualidad, que es sagrada, pues colaboramos con Dios en la creación de nuevas vidas y no debe reducirse a un mero juego erótico. La concupiscencia, sin embargo, puede desvirtuar y eliminar el sentido profundo de la sexualidad. Los mandamientos potencian la libertad. La castidad es una virtud y una necesidad de la naturaleza para la integridad, que busca ordenar la sexualidad a las metas que nos imponemos racionalmente (con la ayuda de la gracia y el esfuerzo personal).
El Matrimonio: Alianza de Vida y Amor
El matrimonio es una institución familiar, una alianza íntima y comunidad de vida y amor, orientada al bien de los cónyuges y a la generación y educación de los hijos. Sus rasgos esenciales son:
- Monógamo: Unión de un solo hombre y una sola mujer.
- Indisoluble: Un vínculo que perdura para toda la vida.
- Orientado a la procreación: Abierto a la vida y a la transmisión de la misma.
Jesucristo restableció el proyecto divino original del matrimonio (Mc 10,18; Mc 10,9). Cristo elevó el matrimonio a la dignidad de sacramento, convirtiéndolo en fuente de gracia y santificación (Ef 5,25-28). Los esposos son reflejo de la entrega de Cristo por su Iglesia. La familia debe entenderse como Iglesia doméstica.
Los esposos han de actuar con responsabilidad en la transmisión de nuevas vidas; han de conocer qué les está pidiendo Dios. Una de las mayores responsabilidades es el control del número de hijos, pues es necesario actuar acorde a la ley natural. La modificación del cuerpo de los cónyuges o el uso de medios abortivos son inmorales.
La Familia como Pilar de la Sociedad
La familia es la unidad básica de la sociedad, pues sin familia no hay sociedad. En ella se educa a los niños para su desarrollo y posterior intervención en la sociedad. Sin embargo, existen cuatro elementos desestabilizadores en la sociedad actual:
- La secularización: Realidades humanas cerradas a la trascendencia.
- La deformación del sentido de libertad: La libertad es vista como un fin en sí misma, no como un medio para el bien, lo que lleva a dejarse llevar por sentimientos e impulsos irracionales.
- El individualismo: Impide la construcción de una sociedad cohesionada.
- Los nuevos modelos de familia: Si una unión no contempla la posibilidad de crear nuevas vidas, no es matrimonio en su sentido pleno.
El Derecho a Nacer y la Cuestión del Aborto
El derecho a nacer se fundamenta en la dignidad inherente del ser humano. Al ser hijos de Dios, presentamos una dignidad inalienable. El aborto es un modo de asesinato de criaturas indefensas. El aborto provocado es la muerte voluntaria de un feto o embrión humano en el seno materno.
Se usan manipulaciones lingüísticas mediante expresiones como "interrupción del embarazo" para suavizar la realidad. El argumento principal usado por los abortistas es que el feto no es persona. Esto es una falacia: es lógico que de la relación entre hombre y mujer surja una persona. Indicar en qué momento pasa de prehumano a humano es difícil y, si se erra, se podría matar a una persona. Si se dice que es cuando se deja de depender de otra persona, se permitiría el infanticidio. La verdad es que cuando aparece el código genético, se crea un nuevo ser humano que es persona desde la concepción.
Problemas Morales de la Fecundación Artificial (FIVET)
Las técnicas de fecundación artificial se conocen comúnmente como FIVET (Fecundación in vitro y Transferencia de Embriones). Presentan varios problemas morales:
- La dignidad humana exige que las personas sean fruto de la donación amorosa de los padres; el hijo es siempre un regalo, no un objeto de mercado o un derecho a ser producido.
- La obtención de semen por masturbación pierde la intimidad del acto conyugal.
- La elección de los embriones está en manos del médico, no de los padres.
- El éxito es costoso, ya que muchos embriones implantados mueren, y los sobrantes son congelados, quedando en un limbo ético.
- La investigación con embriones los reduce a mero material biológico, despojándolos de su dignidad.
- Los hijos concebidos por estas técnicas pueden no tener derecho a saber quiénes son sus padres biológicos en algunos casos.
El Misterio del Dolor y la Esperanza Cristiana
El dolor es un misterio que no se puede comprender plenamente; lo entenderemos cuando alcancemos la perspectiva de Dios. Es fundamental la esperanza y la conciencia de nuestra filiación divina.
El dolor tiene diversas funciones y significados:
- Tiene una función física: avisa de la enfermedad.
- El mal causado por otra persona nos deja conocer su condición finita ("no saben lo que hacen", Lc 23,24).
- El remordimiento nos lleva al arrepentimiento.
- Nos permite comprender a los más necesitados y desarrollar la compasión.
El dolor encuentra su respuesta definitiva en un Dios que asume todo el sufrimiento humano con su muerte en la cruz, dándole un sentido redentor.
La Vocación: Llamada a la Santidad y al Servicio
La vocación (del latín vocare, "llamar") es una llamada a algo. La vocación fundamental de todo ser humano es la santidad (capax Dei, "capaz de Dios"). Para alcanzar esta vocación, existen distintos caminos que Dios prepara a cada uno según más le convenga. Para Dios, todo tiene una razón profunda en su amor eterno (Ef 1,4).
La vocación cristiana se basa en la certeza de que la vida no es una posesión indiferente, sino que Dios nos la ha regalado para seguir el camino preestablecido por Él. La vida es don y regalo, pero también tarea y responsabilidad.
La vocación presenta un carácter comunitario y, por ende, estamos llamados a la fraternidad. El ser humano se desarrolla dando y recibiendo en sociedad. La vocación cristiana tiene siempre una dimensión de servicio, que consiste en ayudar a todos, especialmente a los más necesitados.