Los Primeros Movimientos Sociales en España: Obreros, Campesinos y Utopías
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Los Primeros Movimientos Sociales en España (Siglo XIX)
El Nacimiento del Movimiento Obrero
La primitiva legislación liberal se consideraba contraria a la libertad de contratación. Por eso, las primeras manifestaciones obreras contra el nuevo sistema industrial tenían carácter violento.
El ludismo fue la primera expresión de rebeldía obrera contra la introducción de nuevas máquinas que sustituían a los trabajadores. Así, en las primeras revueltas se quemaron telares mecánicos y el accidente más importante fue el incendio de la fábrica Bonaplata de Barcelona.
Muy pronto los obreros se dieron cuenta de que el problema no eran las máquinas, sino las condiciones de trabajo que imponían sus propietarios. Así surgió por primera vez el asociacionismo obrero para defender sus intereses ante los empresarios.
Desde entonces, el movimiento asociacionista se extendió, creando sociedades mutuas, a las que los obreros entregaban una pequeña cuota para asegurarse una ayuda en caso de desempleo, enfermedad o muerte.
El asociacionismo se expandió por muchos lugares de España y, por lo tanto, llevó a más reivindicaciones obreras, fundamentalmente a las debidas al aumento salarial y a la disminución del tiempo de trabajo. Las huelgas fueron un instrumento cada vez más usado para presionar y se crearon cajas de resistencia para ayudar a los obreros en huelga.
El hecho de mayor importancia fue la primera huelga general de 1855, durante el Bienio Progresista. Su origen fue en Barcelona como reacción a la introducción de nuevas máquinas que ahorraban mucha mano de obra y dejaron a muchos obreros en paro.
Las Revueltas Agrarias
Las revueltas en el campo fueron comunes en la España del siglo XIX. El aumento de población asalariada sin un crecimiento igual de trabajo llevó a un gran problema social, sobre todo en Andalucía.
A mediados de siglo, unas manifestaciones agitaron Andalucía, donde el jornalerismo era mayoritario y las malas cosechas provocaban hambre. Ante esto, se quemaron muchas cosechas y ganados.
El problema se agravó en 1855 cuando se desamortizaron los bienes comunales y todo pasó a ser privado. Como consecuencia, se produjeron más alzamientos que fueron duramente reprimidos por la Guardia Civil y el ejército. La represión de este movimiento provocó muchísimas víctimas.
En respuesta a esto, el bandolerismo se extendió por Andalucía como una respuesta individual y violenta. Fue la época de los bandidos.
Socialismo Utópico y Republicanismo
El socialismo utópico pretendía crear sociedades igualitarias. Esas ideas partieron con mucha fuerza entre los círculos más concienciados de los asalariados españoles.
La entrada de las doctrinas socialistas en España se debe a la difusión del pensamiento de socialistas utópicos. La figura más destacada del socialismo utópico español fue Joaquín Abreu, que defendió la creación de falansterios.
Desde Andalucía, el socialismo llegó a Madrid y Barcelona y hubo varios escritores, generalmente republicanos, que difundieron el socialismo y el cooperativismo mediante libros y prensa.
En cuanto a política, el antiguo obrerismo español estuvo ligado al republicanismo federal. Cuando se concedió el sufragio universal masculino, los obreros votaron por el republicanismo, ya que lo consideraron el más favorable a sus condiciones, pero la falta de un verdadero respaldo político llevó a una gran parte de los obreros hacia nuevas ideologías internacionalistas (anarquismo y socialismo).