Primeros Auxilios en Heridas, Hemorragias y Cuerpos Extraños

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Heridas

Definición

Definimos herida como toda aquella rotura de los tejidos de la piel. Suelen originarse debido a traumatismos que actúan en la superficie del cuerpo que originan lesiones de fuera a dentro. Sus principales síntomas son tres:

  • Dolor
  • Hemorragia
  • Separación de los bordes

Los tipos de heridas son múltiples y se pueden clasificar atendiendo a criterios diferentes en cuanto a la causa que la produce, la forma que toma la herida, etc.

Tipos de Heridas

a) Heridas Punzantes:

Como su nombre indica, se producen con objetos con punta. Ejemplos claros son heridas con clavos, agujas, etc. Se caracterizan porque suelen ser profundas y el orificio de entrada es pequeño. Suelen ser heridas de pronóstico benigno, pero hay que tener en cuenta las condiciones del objeto que produce la herida ya que puede tener bacterias de gran virulencia.

b) Heridas Incisas:

Son heridas provocadas por objetos cortantes como navajas, cuchillas, etc. Su característica principal es que el orificio de entrada es de bordes limpios y de gran longitud. Al igual que con las heridas punzantes, tiene mucha importancia las condiciones del objeto que la provoca.

c) Heridas Contusas:

Son provocadas por caídas y golpes. Su aspecto es magullado y muy irregular.

d) Heridas por Arrancamiento:

Son poco frecuentes en el contexto en el que nos hallamos (la escuela). Son provocadas por una fuerte y violenta torsión y tracción. Ejemplo de ello son las heridas producidas dentro del mundo laboral, como accidentes con hélices.

e) Heridas por Mordedura:

Dentro del colegio son frecuentes. En función de la profundidad de las heridas, éstas pueden ser superficiales o profundas. El dolor está en relación con la superficie traumatizada, su profundidad y con la localización de la herida. Una herida en los dedos es mucho más dolorosa que una en la pierna ya que las terminaciones nerviosas y venosas de los dedos son muchísimo mayores.

Conducta ante una Herida

Las medidas que se deben adoptar ante cualquier herida, sea del tipo que sea de las anteriormente indicadas, son las siguientes:

  • Lavado de la herida con agua y jabón
  • Aplicación de un desinfectante
  • Colocación de gasas estériles o un vendaje
  • Traslado a un centro hospitalario

Hemorragias

Definición

Definimos hemorragia como la salida de sangre fuera del sistema circulatorio. Si la sangre fluye hacia el exterior del cuerpo, estaremos hablando de una hemorragia externa. Si por el contrario, la sangre se vierte hacia el interior, hablamos de hemorragia interna. Cuando la sangre se vierte por orificios naturales del cuerpo como la nariz y los oídos, se habla de hemorragia exteriorizada.

Tratamiento de las Hemorragias Externas

La sangre fluye con fuerza hacia el exterior, por lo tanto, debemos ejercer una fuerza de presión opuesta a la de salida de la sangre. Según el diámetro del vaso que se vea afectado así será la intensidad del sangrado.

  • Hemorragia Capilar o Superficial: Compromete solo los vasos sanguíneos superficiales que irrigan la piel; generalmente esta hemorragia es escasa y se puede controlar fácilmente.
  • Hemorragia Venosa: La sangre es de color rojo oscuro y su salida es continua, de escasa o de abundante cantidad.
  • Hemorragia Arterial: La sangre es de color rojo brillante, su salida es abundante y en forma intermitente, coincidiendo con cada pulsación.

Para controlar la hemorragia siga los siguientes pasos:

1. Compresión Directa:

Aplique sobre la herida protegido con guantes una compresa o tela limpia haciendo presión fuerte. La mayoría de las hemorragias se pueden controlar con compresión directa. La compresión directa con la mano puede ser sustituida con un vendaje de presión, cuando las heridas son demasiado grandes o cuando tenga que atender a otras víctimas.

2. Elevación:

La elevación de la parte lesionada disminuye la presión de la sangre en el lugar de la herida y reduce la hemorragia. Si la herida está situada en un miembro superior o inferior, levántelo a un nivel superior al corazón. Cubra los apósitos con una venda de rollo. Si continua sangrando coloque apósitos adicionales sin retirar el vendaje inicial.

3. Presión Directa sobre la Arteria:

Consiste en comprimir con la yema de los dedos una arteria contra el hueso subyacente para reducir el riego de todo el miembro. Se utiliza cuando no se ha podido controlar la hemorragia por compresión directa y elevación de la extremidad o en los casos en los cuales no se pueden utilizar los métodos anteriores (fracturas abiertas). Al utilizar el punto de presión se debe hacer simultáneamente presión directa sobre la herida y elevación. Debemos comprimir de la siguiente manera y dependiendo del lugar:

  • La propia herida: Se efectuará la presión con un paño o tejido lo más limpio posible, que provocará un tapón sobre la salida de sangre. Se presionará con los dedos o la palma de la mano según sea la extensión de la herida.
  • La arteria sangrante contra el hueso: hay cinco puntos donde se efectúa esta presión:
    • El cuello: la arteria carótida se presiona contra las clavículas.
    • El hombro: se presiona la arteria subclavia contra la primera costilla, por detrás de la clavícula. Es la forma de detener una hemorragia por amputación de un brazo o una herida grave en la axila.
    • El brazo: se presiona la arteria humeral contra el húmero. Ésta es la forma de detener una hemorragia grave en la zona inferior del brazo.
    • La ingle: la presión de la arteria femoral se realiza en medio del pliegue de la ingle, con el puño cerrado y el brazo extendido de forma vertical. De esta manera detendremos una hemorragia grave en la parte superior de la pierna.
    • En el muslo: se comprime la arteria femoral contra el fémur con el puño cerrado y el brazo extendido. De esta forma detendremos una hemorragia grave en la parte inferior de la pierna.

En casos extremos y excepcionales, cuando se ha producido la amputación de un miembro, presionaremos la arteria mediante un torniquete. Los torniquetes sólo son aplicables en las partes anteriores de los miembros. Es una solución bastante drástica.

IMPORTANTE:

El socorrista nunca aflojará un torniquete ya que el auxiliado corre el peligro de muerte súbita.

Tratamiento de las Hemorragias Internas

Para la persona que ejerce los primeros auxilios a un accidentado, es muy difícil identificar una hemorragia interna. Signos que pueden ser significativos a la hora de diagnosticarla son: sed, pulso débil y rápido, palidez, sudor frío, angustia, náuseas y un gran malestar. Poco queda por hacer para el socorrista más que tener al accidentado en posición horizontal y arroparlo para que no baje su temperatura corporal.

Tratamiento de las Hemorragias Exteriorizadas

Cuando la hemorragia es nasal, lo que se debe hacer es tener al accidentado sentado, con la cabeza hacia delante. Un error muy común que suele cometerse es echar la cabeza hacia atrás. Cuando lo que sangra es el oído, puede ser señal de heridas en el cráneo o rotura del tímpano. La sangre que emana de la boca también es igual de peligrosa ya que puede provenir del aparato digestivo o respiratorio. En este caso, lo que debemos hacer es llevar al accidentado a un centro sanitario.

Torniquete

Son bandas apretadas utilizadas para controlar el sangrado y para detener completamente el flujo de sangre de una herida. Los torniquetes sólo sirven para las lesiones en los brazos y las piernas.

Normalmente los torniquetes se utilizan en los peores sangrados, para evitar que la víctima pierda mucha sangre y quede en estado de shock. El uso de torniquetes se documentó por primera vez en campos de batalla en 1674.

Los torniquetes tienen mala reputación en el área de los primeros auxilios de emergencias. Las complicaciones en el uso del torniquete han dado lugar a graves daños en los tejidos. Las víctimas tratadas con torniquetes han sufrido amputaciones de sus extremidades atribuibles a la utilización del torniquete.

Eso no significa que los torniquetes no funcionen. Por el contrario, los torniquetes pueden detener la hemorragia bastante bien y son ciertamente útiles en los casos de hemorragias graves que no se pueden detener de otra manera. Son populares en los campos de batalla, ya que se pueden aplicar rápidamente y cuando se ha colocado uno en el sitio, no es necesario un seguimiento constante, permitiendo incluso que los soldados heridos permanezcan conscientes y se protejan a sí mismos.

Los torniquetes deben ser siempre el último recurso. Deben ser utilizados solamente cuando no haya otra forma de detener la hemorragia. Está reservado sólo a los casos donde la hemorragia es tan grave que los métodos de compresión directa, elevación y la presión directa sobre la arteria han fallado, como por ejemplo una amputación.

Otras Urgencias: Cuerpos Extraños

Cuerpos Extraños Bajo la Piel

Normalmente en la introducción de objetos en la piel, las zonas en las que se suelen producir este tipo de lesiones son las manos. Con ellas manipulamos todos los objetos y son las que corren un mayor riesgo. Hay que hacer una mención especial a las rodillas y a los codos cuando hablamos de niños pequeños. Las caídas y rascazos que se producen en estas articulaciones pueden llevar pequeñas piedras que se quedan incrustadas en la piel. No debemos olvidar nunca el riesgo de infección que estos accidentes provocan.

La manera de llevar a cabo los primeros auxilios en estos casos es la siguiente:

  • Procederemos a esterilizar unas pinzas para retirar las partículas extrañas. Para hacerlo las pasaremos por encima de la llama de un mechero o cerilla. Si se quedan negras no las limpiaremos. No se debe retirar la mancha negra ni tocar nunca con las manos, ya que si lo hacemos, dejarán de estar estériles.
  • A continuación, buscaremos un punto de apoyo cerca de la lesión para poder agarrar las pinzas con seguridad y firmeza. Pinzaremos el cuerpo extraño y, tirando suavemente de él, lo sacaremos en sentido contrario a como se introdujo.
  • Acto seguido, desinfectaremos.
  • Si no somos capaces de sacar el cuerpo extraño, no seguiremos intentándolo, pues puede haberse introducido totalmente bajo la piel. Dejaremos este trabajo a los equipos sanitarios especializados.

Cuerpos Extraños en los Ojos

Que se introduzcan pequeñas partículas en los ojos es una situación muy frecuente en nuestra vida cotidiana. Cuando suceda esto:

  • Pediremos que se parpadee de forma repetida. De esta manera, se llevará y arrastrará el cuerpo extraño hasta el borde inferior del ojo. Así facilitaremos su expulsión. Recordemos que el parpadeo también induce a una mayor humedad del ojo, y la lágrima arrastra más fácilmente las partículas extrañas.
  • Si las molestias no se disipan, pediremos al niño que se siente en una silla con la cabeza ligeramente echada hacia atrás. Bajo una fuente de luz miraremos detenidamente a ver si el cuerpo extraño está alojado en la parte inferior del párpado. Si lo vemos, lo retiraremos con la punta de un pañuelo limpio o con un trozo de algodón humedecido.
  • Si no encontramos la partícula en el párpado inferior, lo buscaremos en el superior. Para ellos pediremos al niño que mire hacia abajo. Pondremos un palito sobre el párpado y luego procederemos a levantarlo con el dedo índice y pulgar por la zona de las pestañas. Echaremos hacia atrás la piel y daremos, de esta forma, la vuelta al párpado. Quedará al descubierto la parte interior donde buscaremos la partícula.
  • Si no encontramos nada y persisten las molestias, taparemos el ojo e iremos a los servicios médicos.
  • Impediremos siempre que la víctima se frote el ojo. La partícula puede moverse y rozar, haciendo mucho más daño en la zona ocular.
  • Nunca sacaremos el objeto con utensilios puntiagudos como por ejemplo unas pinzas.
  • Si encontramos el objeto en la zona de color del ojo, en el iris, no la tocaremos. Trasladaremos al herido al médico para que allí procedan a su extracción.

Cuerpos Extraños en la Nariz

Nuestros alumnos son investigadores natos. Buscan experiencia entre su cuerpo y el medio. Esta característica nos lleva a que sucedan situaciones como las que nombramos anteriormente. Los niños son capaces de introducir por los orificios nasales toda clase de elementos que quepan. Algunos ejemplos claros son pequeñas piezas de los juguetes que manipulan, pequeñas bolitas (canicas, cuentas de un collar), legumbres, etc.

Ante estas situaciones, generalmente deberemos actuar de la siguiente manera:

  • Si somos capaces de ver el objeto bajo una fuente de iluminación, pediremos al niño que expulse el aire con fuerza mientras tapamos la fosa nasal que no se encuentra obstruida. De esta manera, la presión ejercida por la fuerza del aire puede empujar el objeto hacia el exterior.
  • Si de esta forma no logramos sacar el cuerpo extraño del orificio, tendremos que acudir a los servicios médicos.
  • Lo que no se debe hacer nunca es hurgar en la nariz con objetos puntiagudos o que puedan resultar cortantes. Primero, porque se pueden producir heridas y segundo porque la presión desde fuera, lo único que hace es introducir todavía más el objeto extraño en la nariz.
  • Intentar usar el agua causa un efecto parecido. En algunas ocasiones puede incrementar el volumen del objeto que se encuentra dentro de la fosa nasal, como por ejemplo, las alubias.

Cuerpos Extraños Alojados en el Oído

Esta es otra cavidad muy frecuentada por los niños si nos referimos a introducir objetos extraños en el cuerpo. La anterior situación y ésta que ahora comentamos, pueden darse fácilmente en la escuela.

Lo que suelen hacer es hurgar en el interior del pabellón auditivo con objetos como lápices o bolígrafos y todo tipo de objetos alargados y puntiagudos que estén a su alcance. ¿Cómo debemos actuar ante esta situación?

  • Sacaremos el objeto con ayuda de unas pinzas, siempre y cuando sea visible bajo una fuerte fuente de luz.
  • Si no conseguimos verlo, significa que está profundamente introducido en la cavidad. En este caso, llevaremos al niño al hospital para que se lo extraigan.
  • Al igual que en el caso anterior, descartaremos toda actuación con agua y objetos punzantes, ya que pueden dañar fácilmente la delicada estructura del oído.

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