Primeros Auxilios: Atención Inicial y Evaluación del Paciente Accidentado
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Principios Generales de Primeros Auxilios en Relación al Accidentado
Los principios generales de primeros auxilios en relación con el accidentado son fundamentales para proporcionar una atención inicial adecuada y oportuna. Estos principios incluyen:
- Identificar las lesiones del accidentado.
- Tranquilizarlo e inspirarle confianza.
- Realizar una valoración rápida de su estado para establecer un diagnóstico de primeros auxilios.
- Efectuar un examen físico adecuado que permita identificar lesiones, jerarquizarlas y determinar la atención pertinente, ya que el accidentado puede presentar múltiples lesiones.
- Simultáneamente, es importante solicitar antecedentes referentes al mecanismo de producción del accidente y los signos y síntomas que presenta el accidentado.
- Al examinarlo, si es necesario, se deberán cortar las ropas del accidentado, por ejemplo, en caso de quemaduras.
- Se trata de que, con la menor movilización posible, se expongan las zonas lesionadas, procurando no producir enfriamientos innecesarios.
Respiración
Si se sospecha obstrucción de las vías respiratorias superiores por la caída de la lengua hacia atrás, se debe colocar de inmediato la cabeza y el cuello en hiperextensión. Si se sospecha lesión de cuello, se debe subluxar la mandíbula, despejando de esta manera las vías respiratorias para permitir el libre paso de aire.
Los accidentados que presentan problemas respiratorios deben ser los primeros en ser atendidos en un accidente, aunque haya varios lesionados, puesto que la falta de oxígeno rápidamente produce daño cerebral y riesgo de muerte.
Para comprobar que la persona respira, se deben observar los movimientos torácicos o escuchar el ruido que hace el aire, ya sea al inspirar o espirar, y sentir el aire que entra o sale.
La respiración normal en el:
- Adulto: 12 a 20 respiraciones por minuto.
- Niño: 25 a 30 respiraciones por minuto (más cuando es lactante).
Alteraciones respiratorias:
Se pueden deber a problemas:
- Cardíacos.
- Cuerpos extraños en las vías respiratorias.
- Asfixias, etc.
Pulso
Se puede tomar en cualquier arteria superficial:
- Arteria radial.
- Arteria femoral.
- Arteria carótida.
El pulso debe ser rítmico y regular.
Un pulso rápido e irregular puede indicar alteración cardíaca.
Si no hay pulso, se debe tratar de inmediato de restaurar la función cardíaca a través de RCP (reanimación cardiopulmonar).
Hemorragias
Ante una hemorragia, se deberá detener para inducir la hemostasia, sobre todo si es de gran magnitud, a fin de prevenir el shock. Son la segunda prioridad en accidentes masivos.
Shock
Se caracteriza por presentar:
- Sudoración fría.
- Pulso débil y rápido.
- Agitación.
- En cuadros severos, inconsciencia.
Una pérdida importante de sangre puede producir un shock hipovolémico. El dolor intenso es capaz de producir shock, por lo cual es importante disminuirlo.
Si está consciente, orientará nuestro examen y será más fácil valorar su estado.
Se debe hacer una revisión desde la cabeza a los pies, buscando heridas, hemorragias, puntos dolorosos, aumento de volumen o deformidades.
Si hay pérdida de conocimiento o está semiconsciente, no responderá a estímulos verbales y dolorosos.
Si está inconsciente, se deberá observar su posición.
Verificar que no exista peligro mayor.
- Cables eléctricos.
- Presencia de sustancias que indiquen intento de suicidio.
- Olores que señalen causa de asfixia.
- Controlar que respire, mantener cabeza y cuello en hiperextensión.
- Si la posición indica posible lesión de columna, NO MOVER.
Observación de la piel
- Piel pálida: puede indicar hemorragia.
- Piel rosada o colorada: indica fiebre.
- Piel roja congestionada: puede indicar alza de presión arterial.
- Piel cianótica: indicador de alteración de la oxigenación.
- Labios blancos, pálidos: hipotermia, hipotensión.
- Labios rojo cereza: intoxicación por CO2 (monóxido de carbono).
- Hemorragias: en algunos casos, solo basta mirar para detectarlas. Deben ser tratadas de inmediato.
- Presencia de heridas: podemos encontrar heridas a nivel de cuero cabelludo.
- Observar hundimientos.
- Signos de fractura.
- Hematomas.
A nivel de la cara
Al abrir los párpados, detectar alteración de las pupilas:
- Pupilas dilatadas (Midriasis).
- Pupilas contraídas (Miosis).
- Pupilas de distinto tamaño (Anisocoria).
- Pupilas de igual tamaño (Isocóricas).
- Fracturas de los huesos de la cara.
Boca
- Pérdida de dientes.
- Sangramiento de encías.
- Lesión de mucosas.
Tórax
Palpar estructuras óseas buscando:
- Zonas dolorosas.
- Fracturas.
- Heridas.
- Hematomas.
Abdomen
Observar:
- Abdomen en tabla o rigidez muscular, que es indicio de alteraciones viscerales graves que pudieran requerir intervención quirúrgica.
- Presencia de heridas.
Extremidades
Observar:
- Heridas.
- Fracturas.
- Hematomas.
- Dolor.
- Alteración de la movilidad.
Se debe mantener o aplicar criterio en este examen:
Si el accidentado no respira, se deberá proceder de inmediato a restablecer la función respiratoria.
Si el corazón no funciona, restablecer la función circulatoria.
Si hay hemorragia, detenerla.
Mantener al accidentado en posición horizontal con la cabeza a nivel del cuerpo.
Si el paciente presenta náuseas o vómitos, se debe poner la cabeza de lado para facilitar la expulsión y evitar la aspiración de vómitos, lo que podría llevar a la asfixia.
Ante la dilatación de las venas del cuello:
- Cara enrojecida.
- Congestionada.
Dejar a la persona sentada con los pies colgando, ya que esto:
- Disminuye el retorno venoso.
- Facilita la expansión pulmonar.
- Disminuye la cantidad de sangre que llega al cerebro.
- Evita el peligro de una hemorragia cerebral.
Ante un accidentado que presente:
- Piel pálida.
- Fría.
- Sudorosa.
Mantener la posición horizontal, elevando las extremidades inferiores, para favorecer el retorno venoso, lo que ayudará a la irrigación de los órganos vitales.
Colocar desde la zona lumbar a tobillos objetos que levanten las piernas.