La Primera Guerra Carlista: Orígenes, Desarrollo y Consecuencias en la España del Siglo XIX
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Orígenes y Naturaleza del Carlismo
Lo que empezó como un pleito dinástico se convirtió en una guerra civil que enfrentó a liberales y absolutistas. Aunque el carlismo surgió a finales del reinado de Fernando VII, su origen se encuentra en las posiciones de defensa del Antiguo Régimen mantenidas por los diputados serviles de las Cortes de Cádiz, los rebeldes de la Regencia de Urgel durante el Trienio Liberal, o los Voluntarios Realistas de la Década Ominosa.
Principios Ideológicos del Carlismo
El carlismo era un movimiento tradicionalista que defendía:
- Monarquía absoluta de origen divino y legitimista. Solo los varones podían reinar.
- Sociedad estamental. Mantenimiento de los privilegios estamentales.
- Religión. Gran influencia de la Iglesia.
- Mantenimiento de los fueros y privilegios tradicionales.
Bases Sociales y Geográficas del Carlismo
El carlismo tuvo una gran implantación en las áreas rurales del País Vasco, Navarra, Cataluña y el Maestrazgo. Contaba con el apoyo de la baja nobleza rural, el bajo clero, los mandos intermedios del ejército y gran parte del campesinado. Por el contrario, la alta nobleza, la jerarquía eclesiástica, los altos mandos militares, las clases urbanas —incluidas las de ciudades de regiones carlistas como Bilbao y San Sebastián— y los intelectuales apoyaban a Isabel II.
La Primera Guerra Carlista (1833-1839)
Apoyos Internacionales
Durante la guerra, ambos bandos contaron con apoyo internacional:
- Los carlistas tuvieron el apoyo de Austria, Prusia y Rusia (monarquías absolutistas).
- Los liberales eran apoyados por Inglaterra y Francia (monarquías parlamentarias).
Fases de la Guerra
Al morir Fernando VII, se formaron las primeras partidas de guerrilleros y comenzó la Primera Guerra Carlista (1833-1839), que tuvo tres etapas:
Primera etapa: 1833-1835
Las partidas carlistas se hacen con el control del País Vasco, Navarra y Cataluña, excepto las ciudades. El general carlista Zumalacárregui consigue formar un ejército regular aglutinando las partidas dispersas. Aunque se aseguró el control de las áreas rurales, fracasó en el sitio de Bilbao, en el que murió.
Segunda etapa: 1835-1837
Los carlistas emprenden varias expediciones militares desde el norte, que fracasaron. La expedición del propio Carlos María Isidro, pretendiente al trono, llegó hasta Madrid en 1837.
Tercera etapa: 1837-1839
La imposibilidad de vencer provocó la división de los carlistas en transaccionistas —partidarios de negociar la paz— y exaltados —no partidarios de la negociación.
Fin del Conflicto: El Convenio de Vergara
Tras la victoria de Luchana [texto 4], el general Espartero y el general carlista Maroto —líder de los transaccionistas— firmaron la paz mediante el Convenio de Vergara (1839). Los carlistas cesaron en la lucha y se reintegraron a la vida civil. Espartero se comprometió a solicitar a la regente la incorporación al ejército nacional de los carlistas que lo deseasen, manteniendo su graduación militar y su retribución, y el mantenimiento de los fueros.
Los exaltados no aceptaron negociar la paz y continuaron la lucha en el Maestrazgo bajo el mando del general Cabrera hasta la conquista de Morella (Castellón) por los liberales en 1840.
Consecuencias de la Primera Guerra Carlista
- Hipertrofia del ejército como consecuencia de la incorporación de oficiales y jefes carlistas.
- Pérdidas humanas y materiales.
- Consumo de los recursos económicos generados por la Desamortización de Mendizábal.
Legado del Carlismo
A pesar de su derrota militar, el carlismo siguió latente, dando lugar a dos guerras más (1846-1849 y 1872-1876).