Prevención y Manejo de Caídas en Adultos Mayores: Factores de Riesgo y Evaluación Clínica

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Las caídas son las principales causas de lesiones, incapacidad e incluso muerte en el grupo etario de adultos mayores. Además, constituyen un indicador clave en geriatría para identificar al "anciano frágil".

La probabilidad de caer está directamente relacionada con la edad y el sexo. Se estima que un tercio de las personas mayores de 65 años experimentan al menos una caída al año, y la mitad de estos individuos sufren caídas recurrentes. La incidencia aumenta significativamente con la edad, pasando del 25% en el rango de 65-70 años al 47% en mayores de 75, siendo especialmente preocupante en aquellos mayores de 80 años. En cuanto al sexo, las mujeres tienden a caer más que los hombres hasta los 75 años, momento en que las cifras de incidencia se igualan.

Factores de Riesgo de Caídas en Adultos Mayores

Los factores de riesgo de caídas se clasifican en dos grandes categorías: intrínsecos y extrínsecos.

Factores Intrínsecos

Estos factores se relacionan con las características propias del individuo y su estado de salud:

  • Alteraciones Fisiológicas y Enfermedades: Incluyen cambios fisiológicos asociados al envejecimiento, enfermedades crónicas y agudas, y el uso de medicamentos. Todos estos elementos pueden afectar el control postural y, consecuentemente, aumentar la probabilidad de caídas.
  • Deterioro de la Integración Sensorial: La capacidad de mantener el centro de gravedad depende de una adecuada integración sensorial, que abarca la visión, la percepción vestibular y la propioceptiva. Su deterioro contribuye significativamente a las caídas.
    • Visión: El tamaño pupilar, el aumento de la opacidad del cristalino y enfermedades oculares comunes en la vejez (como cataratas o glaucoma) afectan la adaptación a cambios de contraste y luminosidad, dificultando la percepción del entorno.
    • Función Vestibular: Es clave en la orientación espacial y se ve afectada por el envejecimiento, con pérdidas de elasticidad y alteraciones en el sistema vestibular (como laberintitis y vértigos), que deterioran el control postural.
    • Función Propioceptiva: También se altera en condiciones como neuropatías periféricas y artritis, disminuyendo la información sobre la posición del cuerpo en el espacio.
  • Alteraciones Músculo-Esqueléticas: Especialmente en caderas, rodillas y pies, son responsables de numerosas caídas. La debilidad en la dorsiflexión de la rodilla es crítica para el equilibrio y la marcha segura.
  • Enfermedades Crónicas y Agudizaciones: Aquellas con limitaciones funcionales y episodios de agudización (ej., insuficiencia cardíaca descompensada, EPOC) también aumentan el riesgo de caídas.
  • Deterioro Cognitivo y Estados Depresivos: Se asocian directamente con un mayor riesgo de caídas debido a la disminución de la atención, el juicio y la capacidad de respuesta.
  • Patología Cardíaca y Otros Trastornos Sistémicos: Trastornos del ritmo cardíaco y cardiopatía isquémica pueden disminuir el gasto cardíaco, provocando mareos o síncopes. La hipotensión ortostática, hipoglucemia, anemia e hipoxia también deben ser descartadas en ancianos con caídas recurrentes, ya que pueden causar episodios de debilidad o pérdida de conciencia.
  • Farmacoterapia: Los fármacos desempeñan un papel clave en las caídas, principalmente los psicofármacos (sedantes, antidepresivos) y antihipertensivos. Sus acciones pueden causar depleción de volumen, alteraciones electrolíticas, deterioro del estado de alerta, hipotensión postural y disfunción vestibular.

Factores Extrínsecos

Estos factores se relacionan con el entorno y las actividades que realiza el anciano. Es crucial considerar el ambiente físico, dado que la mayoría de las caídas ocurren durante acciones cotidianas, como levantarse de una silla, caminar o bajar escaleras. Ejemplos incluyen iluminación deficiente, suelos resbaladizos, alfombras sueltas, obstáculos en el camino, calzado inadecuado o falta de barras de apoyo.

Es importante destacar que las caídas suelen ser el resultado de la interacción de múltiples factores, y el riesgo de caídas aumenta exponencialmente con la cantidad de riesgos presentes.

Evaluación Integral del Riesgo de Caídas

Para evaluar el riesgo de caídas de manera efectiva, es fundamental realizar una valoración exhaustiva que abarque diversas dimensiones de la salud y el entorno del adulto mayor:

Componentes de la Valoración Exhaustiva

  1. Valoración Biomédica

    Incluye la recopilación de diagnósticos médicos actuales y pasados, el estado nutricional, una historia farmacológica detallada (incluyendo medicamentos de venta libre y suplementos) y un registro de antecedentes de caídas (frecuencia, circunstancias, lesiones asociadas).

  2. Valoración de la Función Física

    Se realiza mediante el uso de escalas geriátricas estandarizadas, como el Índice de Katz (para actividades básicas de la vida diaria) y el Índice de Lawton (para actividades instrumentales de la vida diaria), que permiten cuantificar el grado de independencia funcional.

  3. Valoración de la Función Mental

    Abarca tanto la función cognitiva como la afectiva. Se utilizan herramientas como el Miniexamen Cognitivo (MMSE) para detectar deterioro cognitivo y la Escala de Depresión Geriátrica de Yesavage (GDS) para identificar síntomas depresivos, ambos factores de riesgo importantes.

  4. Valoración Social

    Indaga sobre el entorno de vivienda del anciano (condiciones de seguridad, barreras arquitectónicas) y los recursos de apoyo disponibles (familiares, cuidadores, servicios comunitarios).

  5. Examen de los Sentidos

    Incluye una evaluación oftálmica completa para detectar problemas de visión (agudeza visual, campo visual, cataratas) y una evaluación auditiva para identificar hipoacusia, ya que ambos sentidos son cruciales para la orientación y el equilibrio.

Valoración Clínica del Equilibrio y la Marcha

El estudio del equilibrio y la marcha en pacientes mayores se centra en técnicas de valoración clínica específicas que permiten identificar déficits y cuantificar el riesgo de caídas.

Tests Específicos

  • Test de Romberg: Evalúa la propiocepción y la función vestibular. Se pide al paciente que se mantenga de pie con los pies juntos, primero con los ojos abiertos y luego cerrados, observando la estabilidad.
  • Evaluación Cronometrada de la Estación Unipodal: Mide la capacidad de mantener el equilibrio sobre una pierna durante un tiempo determinado, siendo un indicador de la fuerza y el control postural.
  • Test de Tinetti (Performance-Oriented Mobility Assessment - POMA): Es una herramienta integral que evalúa tanto el equilibrio como la marcha, asignando una puntuación que correlaciona con el riesgo de caídas.
  • Test "Get Up and Go" (Timed Up and Go - TUG): Mide la movilidad funcional y el riesgo de caídas. El paciente debe levantarse de una silla, caminar una distancia corta, girar, regresar y sentarse, cronometrando el tiempo.

Evaluación Detallada de la Marcha

Para una evaluación más profunda de la marcha, se utiliza nuevamente el Test de Tinetti, pero con un enfoque específico en los parámetros de la deambulación. Se analizan aspectos como la velocidad del paso, la longitud y simetría del mismo, la base de sustentación, así como los movimientos coordinados de cadera, pelvis, brazos y la postura general durante la marcha. Esta observación detallada permite identificar patrones anómalos que aumentan el riesgo de tropiezos y caídas.

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