Prevención del Delito: Estrategias y Modelos Efectivos
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Prevención
Definimos prevención como el conjunto de medidas destinadas a impedir que un evento se produzca, o si ya se ha producido, que vuelva a producirse o que el evento se reduzca en frecuencia o gravedad.
Diferenciación en Criminología
La criminología diferencia conceptualmente entre dos tipos de prevención. Por un lado, atendiendo a la génesis de los transgresores, se habla de prevención de la conducta delictiva y, atendiendo a los contextos que favorecen los actos delictivos con víctimas, y los hábitos o actitudes de las personas propicias a ser víctimas, se habla de prevención de la victimación.
Grandes Líneas de Prevención
Las dos grandes líneas de prevención consideradas son:
3.1. Prevención Basada en Víctimas y Victimación
Algunos victimólogos consideran que las víctimas deben ser el objeto primordial de los programas de prevención. Sin embargo, muchas estrategias de prevención, sobre todo las que se enfocan en la infancia y los factores de riesgo, verdaderamente no abordan los intereses de las víctimas, ya que, normalmente, la victimación se da en la edad adulta (años muy posteriores a la campaña preventiva; exceptuando, por ejemplo, víctimas menores de abuso sexual).
Dado que todos somos víctimas potenciales, con frecuencia las campañas de prevención se dirigen a la población en general.
Algunos estudios han demostrado que existen ciertas características que pueden potenciar nuestra vulnerabilidad a convertirnos en víctimas. Otros estudios han mostrado la existencia de zonas de riesgo, los llamados puntos negros (Sherman, Gartin y Buerger, 1989).
La aplicación de todos estos conocimientos directamente a las víctimas potenciales ha generado una situación paradójica: las víctimas en potencia quieren ser protegidas, pero al mismo tiempo no quieren perder sus libertades, no quieren sentir miedo al delito. Esta situación plantea una interesante discusión: ¿cómo deben las políticas de prevención de la victimización enfocar la responsabilización?
3.2. Prevención Individual: Información y Autoprotección
La mayoría de las estrategias de tipo preventivo enfocadas a las víctimas potenciales son campañas de información.
Por desgracia, se conoce poco sobre la eficacia de las mismas, ya que solo se han estudiado aquellas campañas de información o consejos de autoprotección que forman parte de estrategias y estudios integrales, creados y evaluados por científicos sociales. Nelson y Clarke (1995) consideran que no se debe pasar por alto que, junto a los sistemas de control formal (como podría ser la vigilancia policial) e informal (por ejemplo, la conocida vigilancia vecinal), hay un tercer sistema de control: el individual. Según los autores, sin este sistema, el control social informal se dificultaría y el aparato jurídico-penal estaría desbordado. Lo que sabemos es que, en la mayoría de los casos, los consejos son importantes, pero no son suficientes.
Uno de los conceptos de prevención individual que más atención ha recibido ha sido el de resistencia al delito. Dicho concepto se enmarcaría en la prevención secundaria (ya que la resistencia se da cuando el delito está sucediendo). Las investigaciones realizadas concluyen que, en la mayoría de los casos, la resistencia frente a la no resistencia conlleva menos pérdidas monetarias y un menor número de lesiones.
Modelos de Prevención
Nos ceñimos a los modelos de prevención de tipo no jurídico, es decir: el modelo evolutivo, situacional y social.
4.1. Prevención Evolutiva
Este modelo considera que es viable identificar factores de riesgo individuales, familiares y escolares en la conducta delictiva. Se basa en una teoría evolutiva de la delincuencia, es decir, en un interés en la génesis de la conducta delictiva, en los factores de riesgo y protección que ocurren en distintas edades del ciclo vital, y en los efectos de ciertos puntos de inflexión en el desarrollo del individuo. Se trata de prevención primaria. La intervención tiene como objetivo evitar la conducta delictiva (lo cual lleva vinculado evitar la victimización).
Desde la prevención evolutiva se considera que los factores de riesgo son compartidos en distintos tipos de conductas antisociales y, por lo tanto, identificarlos no solo previene problemas delictivos, sino que reduce en términos genéricos los problemas generados (y derivados) por comportamientos antisociales (salud mental, abuso de sustancias, fracaso escolar…) socialmente indeseados.
Las estrategias principales de intervención de este modelo se basan en programas de:
- Habilidades sociales: de cara al control de la impulsividad dado su elevado peso en la predicción de conducta delictiva, la solución de problemas y la falta de empatía (capacidad de entender los sentimientos de los otros).
- Formación a los padres
- Programas dirigidos a vecindarios enteros (los “Communities that Care”).
- Programas preescolares
- Programas escolares
Los objetivos de estos programas de intervención son:
- Atajar los factores de riesgo asociados a la conducta delictiva como son: ciertos factores de personalidad y temperamento, la falta de supervisión de los padres, el absentismo escolar, bajo rendimiento escolar y patrones de agresividad escolar (como el bullying).
4.2. Prevención Situacional
Desde este modelo se intenta reducir la probabilidad de confluencia en tiempo y espacio de transgresores motivados, objetivos atractivos y ausencia de vigilancia.
La teoría situacional reposa en parte en una teoría individual de elección racional de los agresores, que presupone que los delincuentes son hasta cierto punto racionales y que consideran muchos factores antes de cometer un acto delictivo: características de la víctima, riesgos de ser descubiertos, disponibilidad de los objetivos, posibles ganancias, tiempo requerido, peligro físico, vías de huida, etc. Por lo tanto, este modelo presupone que la modificación de las condiciones situacionales disminuye la posibilidad del acto delictivo.
Una buena estrategia dentro de este marco de prevención es la prevención vecinal, mediante la cual se pretende fortalecer las redes vecinales de convivencia, fomentar la vigilancia y el control social informal.
El objetivo es movilizar a los vecinos para prevenir, de forma preactiva, la comisión de delitos eliminando la oportunidad para la misma. Se basa en dos modelos:
- a) Relacionado con el control social informal, incluye: el refuerzo de normas vecinales, el refuerzo de la identidad vecinal y las fronteras vecinales, y el establecimiento de un sentido más fuerte de comunidad y mayor interacción social.
- b) Relacionado con la eliminación de la oportunidad de delinquir. Incluye: patrullas vecinales, sistemas de denuncia vecinal, programas de vigilancia vecinal, encuestas de seguridad en el domicilio, marcación de la propiedad individual, juntas de vecinos y policía, etc.
Patrullas vecinales: pueden ser de barrio, de bloques o por edificio (los vecinos o los guardias jurados controlan las entradas del edificio, como lo haría un portero). También existen patrullas de revisión de actividades policiales (los vecinos, aparte de patrullar, controlan también la actividad policial del barrio) y de servicios sociales (se incluyen otros proyectos como pueden ser servicios de acompañamiento, protección civil, formación de empleo juvenil, etc.). Pueden ser eficaces, sobre todo cuando se incorporan a actividades vecinales más amplias, cuando se hacen en colaboración con la policía, y cuando se dedican a otras tareas en épocas de baja criminalidad. Pero pueden degenerar en actividades paranoicas, parapoliciales y hasta ilegales.
Sistemas de denuncia vecinal: consisten en formas para conseguir mayor colaboración ciudadana a la hora de denunciar el delito, como puede ser a través del uso de silbatos; a través de radios particulares (avisan a la policía); o a través de líneas especiales donde se garantiza el anonimato y hasta se promete recompensa económica como lev motiv.
Programas de marcación (identificación): Consisten en: (1) convencer a los ciudadanos que marquen sus objetos (propiedades particulares); (2) hacer saber a los ladrones que esto ha ocurrido; (3) facilitar la recuperación de objetos robados. El problema de esta estrategia reside en la dificultad existente para convencer a los ciudadanos, a la vez que no ha dado grandes resultados a la hora de recuperar objetos robados.
Encuestas de seguridad a domicilio: consisten en encuestas llevadas a cabo por agentes del orden, o auxiliares, que conllevan una serie de recomendaciones acerca de las medidas que se deberían llevar a cabo para prevenir la victimación.
4.3. Prevención Social
Este modelo de prevención se basa en la teoría de la desorganización social. Dicha teoría (criminológica) postula que las zonas con más alta tasa de delincuencia de las ciudades son aquellas consideradas zonas de transición, habitadas por población heterogénea que cambia de domicilio con frecuencia, de bajos ingresos y con abundantes problemas sociales.
Según esta teoría, no son estas características (de la población) las que fomentan en sí la delincuencia, en realidad postulan que es la “desorganización social” la causa principal, es decir, existe una falta de control social informal y se han perdido las convenciones tradicionales. Los habitantes de estas zonas no consideran el lugar como “suyo”, sino un lugar de paso, por lo tanto, muestran despreocupación hacia el mismo.
Es esta desorganización social la que genera “tradiciones de delincuencia”, es decir, dado que no hay preocupación hacia la zona, cada vez resulta más fácil delinquir en la misma; una vez que se implanta la criminalidad en la zona ocurre la transmisión cultural, es decir, se transmite dicha idea (actitud) de generación en generación.
Aplicación y Críticas
Las evaluaciones de las aplicaciones de los programas de prevención de la delincuencia en su conjunto proporcionan importantes consejos acerca de su planificación. Primero, deben estar basadas en una buena teoría criminológica y segundo, debe tener claro los destinatarios y los servicios que proporcionan, y las intervenciones deben ser implantadas en consistencia con su diseño. Por último, es necesario llevar a cabo una evaluación coste-beneficio (basado en Barberet, 2006).
Aspectos positivos de la aplicación de programas de prevención de la delincuencia:
- Coste-beneficio de los programas de prevención según los datos empíricos de Welsh y Farrington (2000):
- De prevención situacional: conllevaría beneficios que superarían los costes a corto plazo.
- De la prevención evolutiva: probablemente los beneficios no superarán los costes hasta medio o largo plazo.
- De la prevención social: resultan menos claros, dada la escasez de datos sobre la misma.
Aspectos críticos de la aplicación de programas de prevención de la delincuencia:
- Suelen dirigirse a la conducta delictiva convencional.
- Poca perspectiva de género y, en general, poca diferenciación acorde con la diversidad étnica o racial.
- Poca implantación fuera del mundo occidental industrializado.