Preparativos para Vacaciones, Anécdotas y Recetas

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Preparativos para las Vacaciones

Cuando llega la época de las vacaciones todos los años, hay muchas cosas que hacer y muchas otras que deberían hacerse antes de salir de viaje. Por ejemplo, si has hecho una reserva de hotel, debes asegurarte de que no haya exceso de reservas. Si viajas en avión, debes hacer la reserva con mucha antelación, mientras que si vas a hacer un largo recorrido en coche, debes verificar todos los dispositivos de seguridad del coche y, no hace falta decirlo, si bebes no debes conducir o, si lo miras al revés, si conduces no debes beber.

Luego está todo el tema de la vivienda habitual. Si nadie se va a quedar en ella, sería buena idea pedirle a algún pariente, amigo o vecino que esté al tanto. Si tienes plantas o animales domésticos, obviamente hay que cuidarlos. Pero, si además, el clima es muy caluroso, sería bueno para los muebles abrir las ventanas durante un rato al atardecer y, por supuesto, si tienes una alarma contra ladrones, deberías dejar una llave de la casa a alguien que pueda oírla para desconectarla si diera la casualidad de que saltara fortuitamente.

Otra cosa que deberías hacer es conseguir que alguien te vacíe el buzón periódicamente, ya que un buzón repleto con toda seguridad llamaría la atención de cualquier ladrón. Por último, deberías desenchufar todos los electrodomésticos que no estén funcionando durante el tiempo que permanezcas fuera. De esa manera, no sólo disfrutarás de las vacaciones, sino que no habrá sorpresas desagradables esperándote cuando regreses.

¿Lo Has Entendido?

George Gleeson era un hombre alto, delgado, de pelo oscuro y ojos intensamente azules. A primera vista resultaba considerablemente atractivo para las mujeres pero, desgraciadamente, también tenía un lado menos atractivo, a saber: su obsesión por contar chistes. No quiero decir que nunca contara alguno bueno, pero estos eran muy pocos entre los miles de chistes malos y largos.

A dondequiera que fueras y lo que quiera que estuvieras haciendo, y sin importar la prisa que tuvieras, si te encontrabas con George, lo más seguro es que te dijera algo así: "¿Has oído éste?", "Nunca te lo he contado", "Espera hasta que lo oigas". No podías decir que ya lo habías oído antes de oír un fragmento, porque entonces ya era demasiado tarde. Una vez que George había empezado, si conseguías meter baza con un: "Oh sí, ya lo he oído", George invariablemente replicaba: "Te lo contaré de todas formas", y seguía adelante aunque miraras el reloj y dijeras: "Llegaré tarde a correos", "Mi tren sale dentro de tres minutos", "Ya están cerrando el banco", u otras cosas de parecida urgencia.

Tampoco te quedabas libre cuando se acababa el chiste, porque si no te reías ruidosamente en el momento oportuno, George, desconcertado, te preguntaba: "¿Lo has entendido?". De nuevo era demasiado tarde, porque tu "Oh, sí, ahora lo entiendo" más una risa forzada, no lograban disuadir a George de seguir explicando el chiste y a veces la explicación era más larga que el propio chiste.

Pero George seguía con su chiste e incluso lo llevaba al extremo de que cuando no tenía público se lo contaba a sí mismo de cabo a rabo. Un día, varias personas se encontraron a George presa de una risa incontrolable. Preocupados, le preguntaron repetidamente qué le pasaba. Al fin, logró contestar: "Acabo de contarme uno que nunca había oído".

Ensalada de Tortilla a las Finas Hierbas

Si te estás preguntando qué podrías preparar para ese invitado especial que viene a cenar esta noche, prueba con la siguiente receta para dos personas:

Bate ligeramente 4 huevos en un pequeño cuenco, añade sal, pimienta y leche mientras los bates. Calienta una sartén sobre un fuego moderadamente fuerte, añade mantequilla y déjala al fuego hasta que se ponga espumosa. Vierte los huevos batidos y revuélvelo con un tenedor hacia el centro de la sartén. Levanta y ladea la sartén para que el huevo que no esté hecho se vaya hacia el fondo y alrededor de los bordes. Cuando esté hecho, sacude la sartén para que se suelte la mezcla y pásala de la sartén a un plato. Espolvoréala con hierbas finas. Enrolla bien la tortilla y déjala enfriar.

Mientras se enfría la tortilla, prepara una ensalada con lechuga, rodajas de tomate y de remolacha. A continuación prepara el aliño de la siguiente manera: pela un pepino pequeño, quítale las pepitas y córtalo o rállalo. Luego, mézclalo con 1/4 de cucharilla de sal y déjalo aparte en un cuenco pequeño durante 30 minutos. Seguidamente, rebana algunos rábanos y mézclalos con 1/3 de taza de yogur, 2 cucharadas soperas de mayonesa, 1 cucharadita de zumo de limón, sal y pimienta. Añade ahora estos ingredientes al pepino, mézclalo todo bien y ponlo en una salsera.

Para disponer la ensalada haz lo siguiente: cubre dos platos con lechuga. Coloca las rodajas de remolacha y las de tomate alternativamente. Corta la tortilla en rodajas y colócalas sobre las rodajas de remolacha y las de tomate. Vierte unas pocas cucharadas del aliño sobre la ensalada y pon los platos y el aliño sobrante sobre la mesa. Ahora ya está todo listo y sólo tienes que esperar a que suene el timbre de la puerta.

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