Predestinación, Religión y Familia en la Antigua Grecia: Reflexiones sobre Edipo Rey

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La Predestinación en la Grecia Clásica

La revelación de Tiresias, junto con la aportada por los oráculos, muestra una particular concepción del futuro: el destino de los hombres está fijado de antemano y nada ni nadie puede torcerlo. Esta concepción de la predestinación, propia de la Grecia Clásica, se relaciona con la creencia religiosa de que los hombres eran juguetes y marionetas de los dioses. Nada de lo que las personas hacían podía modificar este principio.

La idea de la predestinación se opone al concepto del libre albedrío, que sostiene que el destino es obra de cada uno. Según esta forma de pensar, sostenida por el Cristianismo, particularmente a partir del siglo XVI, son los actos personales los que determinan la suerte individual y cada uno es dueño de su propio destino.

Dado que, para la cosmovisión griega, los hombres dependen del destino prefijado y de los actos de los dioses, muchas de las actitudes humanas eran atribuidas a la ira de algún dios. Este castigaba a los hombres induciéndolos al mal, haciéndolos entrar en el estado de hamartía, que llevaba a los héroes trágicos a cometer la falta que los conduciría al desenlace trágico.

La Religión en la Antigua Grecia

Los griegos eran politeístas y cada uno de los dioses a los que adoraban regía un aspecto de la vida humana. Según los griegos, los dioses podían comunicarse con los mortales a través de los oráculos. Los oráculos eran las respuestas que los dioses brindaban a los hombres por medio de sacerdotes o sacerdotisas. En el oráculo de la ciudad de Delfos, en el templo destinado a Apolo, la pitia o pitonisa (sacerdotisa de Apolo) respondía a las consultas con frases inconexas que luego eran interpretadas por los sacerdotes. Esto es lo que sucede en Edipo Rey, ya que la falta de explicaciones precisas por parte del oráculo provoca las confusiones que se suceden y que desencadenan un final trágico.

Por otra parte, como los mortales eran marionetas de los dioses, debían cuidarse permanentemente de no ofenderlos. Por este motivo, Edipo, como gobernante de Tebas, se compromete y jura investigar el asesinato del rey Layo para librar a la ciudad de la peste. El rey debe llegar entonces a la verdad porque, al jurar, asumió un compromiso ante los dioses y no puede faltar a su palabra. De esta manera, la obra de Sófocles se plantea desde un principio como una investigación para llegar a una verdad a fin de no ofender a los dioses.

La Familia en la Antigua Grecia

La interpretación psicoanalítica propuesta por Sigmund Freud (1856-1939) sobre Edipo Rey presenta la relación incestuosa (la relación amorosa entre parientes) y el tema del parricidio como ejes de la tragedia. Sin embargo, el filósofo francés Michel Foucault (1926-1984) sostiene que el complejo de Edipo puede entenderse según la concepción que de la familia se tiene en el siglo XX, pero no en base a la concepción familiar de la antigüedad griega. Esto se debe, primordialmente, a que la sociedad griega era más liberal y permisiva en cuanto a las relaciones familiares y de pareja que la sociedad burguesa del siglo XIX, de la que Freud forma parte. Por este motivo, Foucault se propone desentrañar el tema que, según él, se desarrolla en la obra de Sófocles.

Por otro lado, en el siglo V a.C. no se consideraba que el círculo íntimo y familiar fuera la base de la formación del individuo, sino que lo primordial era su actuación pública. Es decir, que la condición de ciudadano era considerada más importante que cualquier función familiar. Por ejemplo, en Esparta (una de las polis con mayor poderío), los niños varones eran separados de sus padres alrededor de los seis años para educarse en un campamento militar junto con los varones de la ciudad, que pasaban a formar su nueva familia. Además, cuando los hombres se casaban, vivían con sus mujeres ocasionalmente, solo lo indispensable para asegurar el nacimiento de los hijos. Esta concepción se refleja en Edipo Rey en las figuras de Layo y Yocasta, que aceptan sin remordimientos desprenderse de su primogénito para evitar que se cumplan los oráculos. Esto, además de demostrar de qué manera los griegos aceptaban el mandato de los dioses, pone en evidencia que la familia no era un valor básico de la sociedad, dado que el Estado funciona gracias a la participación de los ciudadanos y la vida familiar queda relegada a un plano secundario.

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